Tesoro de película

El mecanismo de Anticitera, el tesoro que busca Indiana Jones en su última aventura

El Dial del destino, la reliquia que busca Indiana Jones en su última aventura está inspirada en un misterioso artefacto inventado por Arquímedes, el Mecanismo de Anticitera.

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El Mecanismo de Antcitera es el mecanismo astronómico de más de 2.000 años de antigüedad que ha inspirado el Dial del destino, el artefacto protagonista de la última aventura de Indiana Jones. Reconstrucción moderna.

Antikythera Mechanism Research Project

En su última aventura, Indiana Jones se embarca en la recuperación de un misteriosos mecanismo astronómico de 2.000 años de antigüedad ideado por Arquímedes. El Dial del Destino es una reliquia que permite realizar viajes en el tiempo y en manos de los nazis sería un peligro potencial para la humanidad, debido a que el Tercer Reich podría cambiar el destino de la guerra y con ello el de la historia.

Dentro de toda la ficción de la saga, este artefacto existe en realidad. El mecanismo de Anticitera (o Antiquitera), como se conoce al objeto en el que se inspira la película, no es una llave para abrir un portal en el tiempo, pero sí se trata de un complicado y misterioso artefacto a medio camino entre una computadora y un calendario que podía predecir posiciones astronómicas, eclipses, equinoccios, fases lunares... E incluso la fecha exacta de acontecimientos deportivos de la Antigüedad como los Juegos Olímpicos.

El mecanismo de Antcitera

El mecanismo de Anticitera fue hallado entre los restos de un naufragio hace más de un siglo, cuando en abril de 1900, unos pescadores de esponjas que buscaban refugio de una tormenta cerca de la isla de Anticitera, en el mar Egeo, descubrieron por casualidad un barco que llevaba hundido a 50 metros bajo sus aguas unos 2.200 años.

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Fragmento principal del Mecanismo de Anticitera, con sus engranajes corroídos. El artefacto llevaba más de 2.000 años hundido cuando fue encontrado en 1900.

Antikythera Mechanism Research Project

Entre los artefactos recuperados por los buceadores había bellas estatuas de bronce y mármol (como la conocida como el efebo de Anticitera, hoy en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas), cerámica, objetos de vidrio, joyas, monedas y un curioso objeto, único en su género, un artefacto cuyo funcionamiento tardó décadas en ser descifrado. 

El mecanismo de Anticitera es un singular artefacto con ruedas dentadas –que algunos han llegado a considerar un precedente de los modernos ordenadores–que había permanecido más de 2.000 años en el fondo del mar, fragmentada y con sus engranajes corroídos. Desde su hallazgo, los arqueólogos han llevado a cabo diversas campañas de excavación en el yacimiento para lograr arrojar algo de información sobre las circunstancias que rodearon el naufragio.

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Parte frontal de un modelo que recrea el Mecanismo de Anticitera en una reconstrucción moderna.

Antikythera Mechanism Research Project

¿Una máquina de Arquímedes?

Según todos los indicios, el aparato fue elaborado entre finales del siglo III y finales del siglo II a.C. Algunos expertos piensan que podría tratarse de una de las dos maquinas atribuidas a Arquímedes de Siracusa que predecían los movimientos de los astros y los eclipses y que quedaron en poder del cónsul romano Marco Claudio Marcelo tras el sitio de Siracusa.​

El mecanismo de Anticitera es un singular artefacto con ruedas dentadas que algunos han llegado a considerar un precedente de los modernos ordenadores.

Durante décadas. los investigadores han intentado averiguar la finalidad del artefacto: "Sin duda era un mecanismo astronómico, pero también astrológico, pues mediante la predicción del futuro, especialmente los eclipses, el conocimiento se vinculaba al poder", según uno de los responsables de la investigación, Yanis Bitsakis, experto en descifrar inscripciones antiguas. Pero la idea que se desprende de las últimas investigaciones es que más allá de su función astronómica o astrológica era un mecanismo pedagógico.

Junto al artefacto se halló un texto que describe las teorías astronómicas fundamentales y los fenómenos del cosmos vistos desde la Tierra", según Bitsakis. Por tanto, no tendría una finalidad práctica, sino más bien teórica; era un compendio del saber astronómico y astrológico de la época.

Un yacimiento repleto de tesoros

Los trabajos que se han realizado periódicamente en el fondo marino también han sacado a la luz una gran cantidad de objetos que formaban parte de su abundante carga. La arqueóloga Angeliki Simois, directora de las excavaciones durante varias temporadas explicaba que "hemos hallado trozos de ánforas, una parte del barco con clavos de cobre, huesos humanos y un anillo de cobre cuyo uso no está aún establecido".

El científico investigador El Dr. George Koutsouflakis y su asistente técnico, Alexander Sotiriou, durante el proceso de extracción de las piezas.

El científico investigador El Dr. George Koutsouflakis y su asistente técnico, Alexander Sotiriou, durante el proceso de extracción de las piezas.

Dos arqueólogos subacuáticos durante el proceso de extracción de las piezas. Todavía hoy los buceadores recuperan valiosas piezas de cerámica y joyas del naufragio de Anticitera  

Foto: Ministerio de Cultura y Deporte de Grecia

El hallazgo de restos humanos proporciona datos sobre las personas que viajaban en el navío naufragado. Los restos de ánforas –fabricadas en la isla de Kos y en el sur de Italia– asimismo procuraron información sobre el posible itinerario del barco, y los clavos de cobre prmitieron conocer mejor las técnicas de construcción de navíos en ese período.

En La última campaña de excavaciones se halló una gran cabeza de mármol que representa a una figura masculina barbada, que podría pertenecer al héroe griego Heracles.

La última campaña de excavaciones en el yacimiento se llevó a cabo en 2022 y dio unos resultados excelentes, según los arqueólogos que participan en el proyecto. Entre los más destacados, el zócalo de una estatua de mármol y una gran cabeza de mármol que representa a una figura masculina barbada, que podría pertenecer al héroe griego Heracles y que, según los expertos, sería la parte que le falta a una estatua sin cabeza que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas y que recibe el nombre de Heracles de Anticitera.