Holocausto

Mauthausen en imágenes: el infierno y la liberación del campo de concentración

Cuando la Alemania nazi empezó la construcción de este campo de concentración y exterminio situado en el norte de Austria todavía no había empezado la Segunda Guerra Mundial. Al término del conflicto, cuando Mauthausen fue liberado por las tropas aliadas, 200.000 presos habían pasado por sus barracones, muriendo unas 120.000 personas entre sus vallas.

El 12 de marzo de 1938 se consumó el Anchluss, la anexión de Austria al territorio alemán. Desde entonces, las fronteras austriacas pasaron a ser administradas por las instituciones alemanas. Era parte del plan de Hitler para conseguir su ansiado lebensraum, «el espacio vital» que necesitaba Alemania.

Pocos meses después de la ocupación, en julio de 1938, se empezaron a levantar los ominosos muros del campo de concentración de Mauthausen dentro de los límites de la nueva Austria ahora bajo control alemán. De hecho, fueron las manos de los primeros 300 presos transferidos desde el cercano campo de Dachau las encargadas de dar inicio a las obras que más adelante se convertirían en uno de los mayores campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

La ubicación se escogió por motivos estratégicos. El incipiente asentamiento fue situado a orillas del Danubio, justo al lado de una antigua cantera abandonada en el norte de Austria, a apenas 20 kilómetros de la ciudad de Linz. Los primeros grandes grupos de deportados que llegaron al campo hacia 1939 estaban compuestos principalmente por presos o criminales de tipo político. Pero a medida que la Wehrmacht fue avanzando y ocupando territorios por Europa, empezaron a llegar soldados y prisioneros de los países que caían bajo el yugo nazi.

Los primeros grandes grupos de deportados que llegaron al campo de concentración de Mauthausen hacia 1939 estaban compuestos principalmente por presos o criminales de tipo político

Fue hacia 1940 cuando comenzaron a llegar los presos españoles, una de las nacionalidades más numerosas del campo. Procedían de los campos de concentración franceses, de las filas capturadas del ejército francés en el que habían sido reintegrados o de la resistencia clandestina desarticulada. Uno de los testimonios gráficos más conocidos y que más información aportó sobre las inhumanas condiciones de vida en el campo fueron precisamente las imágenes de Francesc Boix, un fotógrafo catalán que consiguió sacar una gran cantidad de instantáneas al exterior del campo.

Los confines del campo estaban protegidos por muros y alambres electrificados que convertían en cadáveres a todo aquel que intentaba huir. En el interior, los prisioneros eran obligados a trabajar en la cantera bajo situaciones tan extremas que muy a menudo eran la propia causa de su muerte, junto con el hambre, las enfermedades, los fusilamientos y los experimentos médicos a los que eran sometidos. Mauthausen fue clasificado por las autoridades nazis como un campo de categoría III, campos donde los reclusos soportaban las condiciones más duras por ser considerados más peligrosos para el Reich.

Hacia el final del conflicto el número de prisioneros se multiplicó debido a la llegada de soldados soviéticos y las deportaciones masivas de judíos polacos. Si bien en diciembre de 1939 había aproximadamente un total de 3.000 cautivos, hasta el cierre de Mauthausen se sabe que pasaron por él casi 200.000 presos, de los que murieron alrededor de 120.000.

A partir de 1943, las fuerzas nazis se vieron obligadas a iniciar la retirada en algunos frentes. Al principio intentaban trasladar los presos de los campos en las terribles marchas de la muerte y borraban toda huella de las actividades que habían tenido lugar allí. Sin embargo, a medida que se aproximaba el fin de la guerra la retirada se convirtió en una serie de movimientos de repliegue en ocasiones totalmente caóticos. Las organizaciones de resistencia clandestinas que se habían creado en el campo, la AMI (Aparato Militar Internacional) y el Comité Internacional tomaron el control cuando los alemanes lo abandonaron durante los días 2 y 3 de mayo de 1945. Poco después, el 5 de mayo llegaban las tropas estadounidenses consumándose la liberación de uno de los lugares más vergonzantes de la historia de la humanidad. En las siguientes imágenes repasamos cómo se vivía y cómo fue liberado aquel mayo de 1945. 

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Foto: CC

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Recién llegados

Prisioneros recién llegados a Mauthausen tras un terrible viaje en tren en vagones descubiertos esperan frente a uno de los muros de piedra del campo para ser desinfectados. 

Bundesarchiv Bild 192-207, KZ Mauthausen, Häftlinge bei der Desinfektion

Foto: CC

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Esperando la desinfección

A medida que fue avanzando la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los grupos de presos "indeseables" –como eran catalogados– que eran enviados a Mauthausen eran más numerosos. A su llegada, se les despojaba de su ropa y pasaban por el proceso de desinfección. En la imagen sobre estas líneas, este gran grupo de recién llegados aguarda la desinfección en el patio central del campo. 

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Foto: Cordon Press

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Visitas ilustres

Franz Ziereis, comandante del campo de concentración de Mauthausen-Gusen, y Ernst Kaltenbrunner, uno de los responsables de su construcción, acompañan y ofrecen explicaciones a Heinrich Himmler, jefe de las SS, que en 1941 visitó el campo para conocer las instalaciones. 

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Foto: CC

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Las escaleras de la muerte

Así se conocía a los 186 escalones que llevaban hasta lo alto de la cantera de Mauthausen y que los presos eran obligados a subir varias veces al día con un enorme bloque de granito a sus espaldas. Completamente debilitados por el hambre, las enfermedades y las palizas, el esfuerzo era tan superior a sus fuerzas que muchos perecían en este ascenso. 

Mauthausen presos CC

Foto: CC

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Ni fuerza ni dignidad

Para tratar de mantener a los presos siempre exhaustos y conseguir así que los grupos obedecieran más fácilmente era importante minar su moral, tanto en el plano físico como emocional. Uno de los métodos preferidos de los guardias para "desgastarlos" consistía en hacerles completar ejercicios físicos agotadores y completamente inútiles. Crueldad en estado puro. En la imagen se puede ver un grupo de prisioneros obligados a saltar el potro. 

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Foto: AP images

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Torturas y castigos

Si algún prisionero del campo de Mauthausen-Gusen no se levantaba el sombrero a tiempo cuando pasaba por delante un oficial de las SS el método que muestra la imagen era parte de los castigos que recibía. Se ataba una cuerda alrededor de su cuello y otro prisionero era obligado a tirar de la cadena. Los presos podían permanecer hasta tres días en estas condiciones. 

Bundesarchiv Bild 192-249, KZ Mauthausen, Hinrichtung Bonarewitz

Foto: CC

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Ejecuciones teatralizadas

En 1942, Hans Bonarewitz, preso en Mauthausen por su origen gitano, logró escapar escondido en una caja. Desafortunadamente, al cabo de unos días fue capturado y devuelto al campo de nuevo. Como castigo, los oficiales nazis le dejaron encerrado en la misma caja una semana más tras lo cual procedieron a su ejecución. Antes, sin embargo, decidieron someterle a un macabro ritual según el cual fue paseado sobre un carro por el patio del campo delante de todo el resto de prisioneros al tiempo que era acompañado por una orquesta formada por sus propios compañeros. 

Mauthausen himmler capo Cordon

Foto: Cordon Press

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Guardianes judíos

A menudo, los oficiales nazis al mando de los campos de concentración precisaban de la ayuda o complicidad de algunos presos. Para ello nombraban a los conocidos como kapos, prisioneros que se encargaban de supervisar los trabajos forzados o hacer tareas de vigilancia. Con ello conseguían un doble objetivo: minimizar los costes económicos y tensar y humillar las relaciones entre los propios prisioneros. En esta imagen se puede ver un kapo, ataviado con la camisa y el pantalón a rayas, en segundo plano en posición de firmes durante la visita de Himmler.

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Foto: CC

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Fuerzas de liberación

Cuando el 5 de mayo de 1945 las tropas aliadas llegaron a Mauthausen ya hacía dos o tres días que los alemanes se habían retirado. En el campo había una importante presencia de presos españoles, por lo que una de las primeras cosas que pudieron ver los miembros de la Undécima División Blindada de los EE.UU. subidos en el vehículo blindado que aparece en el centro de esta imagen fue un cartel en castellano que les daba la bienvenida como fuerzas de liberación. Según algunos testimonios, es posible que esta imagen fuera recreada el día siguiente de la liberación real, el 6 de mayo de 1945, para poder tomar la fotografía. 

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Foto: CC

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Presencia femenina

A pesar de que Mauthausen fue un campo de trabajo mayoritariamente masculino, hacia septiembre de 1944 se abrió un subcampo al que fueron destinadas centenares de mujeres. En la imagen se puede ver un grupo de supervivientes tras la liberación.

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Foto: CC

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¿De verdad, libres?

La extensión de Mauthausen fue ampliándose a medida que así lo exigían las "necesidades". Lo que empezó siendo un campo satélite de Dachau, evolucionó en un campo independiente que terminó absorbiendo otros subcampos de los alrededores, entre ellos Gusen, Gunskirchen, Melk, Ebensee y Amstetten. La imagen sobre estas líneas fue tomada en el interior de un barracón de Ebensee, donde los prisioneros exhaustos parece que miran a la cámara todavía con la incredulidad en sus ojos tras haber sido liberados. 

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Foto: Cordon Press

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Derribo simbólico

En la imagen se puede apreciar la reconocible entrada del campo de Mauthausen y los muros colindantes tomados por los presos ya liberados. Un grupo de ellos se dispone a derribar el águila que se apoya sobre una esvástica, dos de los grandes símbolos de la Alemania nazi.  

Para saber más

Angela "Geli" Raubal durante una comida junto a su tío Adolf Hitler.

"Si Geli Raubal no hubiera muerto en 1931, la historia del siglo XX habría sido muy diferente"

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