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Originariamente, en los textos mayas del período Clásico, Toniná, que en lengua tzeltal significa "casa de piedra", se llamaba Po o Popo. Situada entre 800 y 900 metros sobre el nivel del mar, esta antigua ciudad maya se extiende en las tierras altas de Chiapas, en el sur de México, a tan solo 64 kilómetros de otra joya de la civilización maya como es Palenque. A menudo, ambas ciudades se enzarzaron en cruentos conflictos por el control de la región, en los que Toniná emergió como el Estado dominante en las tierras mayas occidentales.
Aunque la época de apogeo de Toniná puede datarse hacia las últimas fases del Período Clásico maya (siglos VII al IX d.C) se tiene constancia de que el lugar ya había sido habitado de manera esporádica desde las últimas fases del Preclásico (siglos I y II d.C.). Así, la mayor parte de las edificaciones principales de la ciudad fueron construidas entre los siglos VI y IX d.C., y entre ellas se hallan algunos templos piramidales situados en una serie de terrazas que se elevan sobre una plataforma central, varias canchas de juego de pelota, palacios y más de 100 monumentos tallados (estelas).
El inframundo maya
En Toniná, un equipo de arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) está llevando a cabo unas excavaciones, dirigidas por Juan Yadeun Angulo, que han proporcionado hallazgos muy interesantes. Según Angulo, han salido a la luz una gran variedad de materiales arqueológicos, entre los que destacan numerosas máscaras de estuco. El arqueólogo adscrito al INAH Chiapas indica que algunas de estas piezas, las cuales datan muy probablemente de los años 650 al 700 d.C., fueron localizadas alrededor de una estructura conocida como la Casa de la Recreación del Universo, situada al sureste de un espacio que recibe el nombre de Plaza Hundida del Palacio de los Caracoles.
Algunas de las piezas fueron localizadas alrededor de una estructura conocida como la Casa de la Recreación del Universo.

Imagen de algunas de las máscaras descubiertas durante las excavaciones arqueológicas en Toniná.
Imagen de algunas de las máscaras descubiertas durante las excavaciones arqueológicas en Toniná.
Foto: Facebook INAH
Angulo explica que estas singulares máscaras de estuco, la mayoría descubiertas durante las excavaciones llevadas a cabo en el año 2013, fueron preservadas y almacenadas en Toniná, y el descubrimiento acaba de hacerse público ahora tras un largo período de estudio en profundidad de estos elementos. Los investigadores del INAH han confirmada la datación de las máscaras alrededor de los años 650 al 700 d. C. y sugieren que estas representan temas que hacen referencia al inframundo, la tierra y el cielo.
Máscaras teotihuacanas
De la singular colección de máscaras descubierta en Toniná destaca una que los investigadores creen que se trata de una representación del señor del inframundo y que fue hallada en una cripta del Templo del Sol en 2018. Curiosamente, la máscara no tiene mandíbula inferior. Angulo explica que ningún ser del inframundo tenía mandíbula inferior, una forma que tenían los antiguos mayas de mostrar que estos seres estaban muertos y diferenciarlos así de las otras deidades vivas. “Este señor tiene la mandíbula superior y un diente de tiburón, porque son deidades solares y realmente es un muñeco monstruoso, era parte de una representación enorme, donde se veía cómo los señores de Toniná tienen relación con seres fantásticos del interior de la tierra y del cielo estrellado”, comenta el arqueólogo respecto a esta pieza.
Ningún ser del inframundo tenía mandíbula inferior, una forma que tenían los antiguos mayas de mostrar que estos seres estaban muertos.

Máscara de estuco que representa al señor del inframundo hallada en Toniná.
Máscara de estuco que representa al señor del inframundo hallada en Toniná.
Foto: Silvia Vázquez, Centro INAH Chiapas
Destaca también la representación de dioses de otras culturas mesoamericanas, como una máscara de Tláloc (dios del agua, la lluvia y las tormentas), de origen teotihuacano. A pesar de que esta pieza se halla fragmentada, presenta las características típicas de esa deidad del Centro de México que se sabe tuvo una gran influencia durante el Clásico maya. Angulo está convencido de que esta máscara confirmaría la relación que existió entre ambas culturas. El arqueólogo ha hecho referencia, asimismo, a otra de las máscaras a la que define como "máscara maniquí" ya que cree que probablemente fue utilizada como molde para hacer máscaras de jade, puesto que se han encontrado otras máscaras sobre esta.

Una de las máscaras mayas descubiertas durante las excavaciones arqueológicas en Toniná.
Una de las máscaras mayas descubiertas durante las excavaciones arqueológicas en Toniná.
Foto: Silvia Vázquez, Centro INAH Chiapas
Angulo espera que en un futuro sea posible realizar exposiciones temporales para mostrar al público el valioso patrimonio que guarda Toniná, ya que existen colecciones de esculturas de cuerpos enteros que representan a dioses gobernantes, así como escenas del Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas, que tienen relación con la tierra, los seres del inframundo y el cielo. "Estas caras, estos retratos, nos miran desde el pasado, su mirada nos transporta a la corte real del antiguo y poderoso reino maya de Po'o", concluye emocionado el arqueólogo.