En 1959 dieron comienzo en Egipto las obras de construcción de la gran presa de Asuán, un proyecto faraónico que amenazaba con sumergir bajo las aguas del Nilo un gran número de templos y monumentos que jalonaban la región de Nubia. Así, para evitar lo que habría sido una pérdida de patrimonio irreparable, un equipo internacional patrocinado por la UNESCO inició un plan de una ambición sin precedentes con el objetivo de trasladar algunos de los monumentos amenazados para evitar, de este modo, su desaparición. Pero entre los que iban a ser salvados, casi todos ellos de época faraónica, hubo algunos que resultaron ser diferentes al resto: los vestigios de los reinos medievales que prosperaron en la región, entre ellos Makuria.
En aras de llevar a cabo este proyecto de salvamento, un equipo de arqueólogos polacos viajó hasta Faras, una ciudad de la Baja Nubia, para excavar su catedral; otro grupo de arqueólogos británicos inició unas excavaciones en la ciudadela de Qasr Ibrim, mientras sus colegas de la universidad de Ghana hacían lo propio en la parte oeste del yacimiento de Debeira, en la orilla oriental del Nilo. Todos estos trabajos permitieron a los investigadores recabar valiosa información acerca de la vida de los habitantes de Nubia (un territorio situado entre los actuales Egipto y Sudán) durante la Edad Media.
Vieja Dongola, una capital medieval
La capital del legendario reino de Makuria fue Vieja Dongola, una ciudad localizada en la orilla oeste del Nilo. A pesar de que fue fundada en el siglo V d.C. para servir de fortaleza, Vieja Dongola no tardó en convertirse en un bullicioso centro comercial y punto de partida para las caravanas que se dirigían hacía Darfur y Kordofan. Con la llegada del cristianismo en el siglo VI, la ciudad se convirtió en una próspera capital, y en sus dos kilómetros cuadrados de superficie se levantaron murallas, iglesias, dos palacios y un monasterio del que se han conservado los baños y decoraciones parietales.
La capital de Makuria, Vieja Dongola, no tardó en convertirse en un próspero centro comercial.

Restos de la iglesia de las Columnas de Granito, en Vieja Dongola.
Restos de la iglesia de las Columnas de Granito, en Vieja Dongola.
Foto: Lucio A (CC BY 2 0)
Vieja Dongola alcanzaría su apogeo entre los siglos IX y XI, pero sería en el siglo XIV, a raíz de los ataques musulmanes, cuando su esplendor empezó a decaer. Sería precisamente en ese siglo cuando hicieron su aparición las primeras crónicas sobre la capital de Makuria, que es mencionada en un manuscrito titulado Libro del Conosçimiento de todos los rregnos et tierras et señorios que son por el mundo, et de las señales et armas, atribuido a un monje español. Esta obra sigue los pasos de otras similares escritas en el mismo período como el Libro de las maravillas de Marco Polo o el Libro de las maravillas del mundo escrito por un personaje ficticio llamado Juan de Mandeville.
La cristianización de Makuria
Pero ¿cuál fue el origen de Makuria? Este fue uno de los tres reinos surgidos tras la caída del reino meroítico de Kush, que había controlado la región entre los años 800 a.C. y 350 d.C. (los otros dos reinos fueron Nobatia, al norte, y Alodia, al sur). Makuria ocupó la zona occidental del Nilo, desde la tercera catarata hasta algo más allá de la cuarta, y dominó la región de Napata, una de las más importantes del antiguo reino de Kush. De hecho, los habitantes de Makuria fueron desplazados por los nubios de Kordofan, asentados en el valle, a partir del siglo IV. Un siglo después se fundó Vieja Dongola, desde donde una monarquía hereditaria gobernaría la región hasta el siglo XI.
Makuria fue uno de los tres reinos surgidos tras la caída del reino de Kush, que dominó la región entre los años 800 a.C. y 350 d.C.

Restos de la sala del trono en Vieja Dongola. Este edificio fue convertido en mezquita en 1317.
Restos de la sala del trono en Vieja Dongola. Este edificio fue convertido en mezquita en 1317.
Foto: LeGabrie (CC BY-SA 4.0)
Al finalizar el siglo V, y con la difusión del cristianismo por toda el área, Makuria llegó a un acuerdo con el Imperio bizantino, algo que al emperador Justiniano le venía muy bien para frenar la expansión de los persas sasánidas. Fruto de ello fue el abandono de la religión pagana por parte de los makurianos y su consiguiente cristianización. Algunos se decantaron por la vía calcedonia que profesaba el emperador bizantino y otros por la miafisita, que era la preferida por su esposa Teodora. En cualquier caso, el cristianismo echó raíces en Makuria, y el reino llegó a ensanchar sus fronteras desde la primera catarata del Nilo hasta la sexta.
Saladino y las invasiones mamelucas
En el siglo VII, Makuria se vio amenazada por las fuerzas árabes que habían conquistado Egipto. Vieja Dongola fue asediada en 652, pero sus habitantes lograron repeler a los atacantes. Así, ante la imposibilidad de conquistar la ciudad, los musulmanes firmaron con el rey makuriano Qalidurut, el baqt, un tratado por el cual el monarca cristiano admitía su vasallaje mediante el pago de un tributo a cambio de disfrutar de una amplia autonomía y un ventajoso acuerdo comercial. Una fructífera relación que perduraría durante siglos. Makuria continuó, así, sin trabas su expansión, y en el año 707 se anexionó el vecino reino de Nobacia.
En el siglo VII, el reino de Makuria se vio amenazado por las fuerzas árabes que habían conquistado Egipto.
En el siglo XII, con la dinastía fatimí en el poder, Egipto mantuvo estrechas relaciones con Makuria. Los fatimíes, que eran chiítas, no contaban con muchos aliados entre los mayoritarios sunitas, por lo que no dudaron en forjar alianzas con sus vecinos cristianos del sur. Pero la dinastía fatimí de Egipto fue derrocada por los califas sunitas de Damasco. Así, tras la llegada de Saladino, futuro sultán de Egipto y de Siria, fundador de la dinastía ayubí, hubo una incursión nubia en apoyo de los fatimíes en 1172. Saladino entonces envió un ejército dirigido por su hermano Turan-Shah a invadir Nubia. Sin embargo, al darse cuenta de que el país era muy pobre, pensó que no valía la pena conquistarlo e hizo retirar a sus tropas. El lento declive de Makuria había empezado.

Mural de la catedral de Faras en el que puede leerse el nombre de uno de los gobernantes de Makuria llamado Moses George (Mouses Georgios).
Mural de la catedral de Faras en el que puede leerse el nombre de uno de los gobernantes de Makuria llamado Moses George (Mouses Georgios).
Foto: PD
Durante los siglos siguientes, Makuria siguió su imparable declive. Las hambrunas, las sequías y los cambios en las rutas comerciales provocaron la decadencia del antiguo reino cristiano. A todo esto hay que añadir que en 1276 los mamelucos invadieron Makuria y llegaron hasta las puertas de Vieja Dongola. Desde entonces, la venida a menos Makuria se convirtió en tributaria del Sultanato Mameluco de Egipto.
Al final, su esplendor se apagó definitivamente en el año 1397, cuando el reino, ya muy debilitado por las guerras intestinas, se vio asolado por una terrible epidemia de peste. Un duro golpe del que Makuria ya no pudo recuperarse. De este modo, tanto Makuria como sus reinos vecinos de Nobatia y Alodia se sumieron en el olvido cuando toda la zona cayó definitivamente bajo el dominio musulmán.