¿La Mona Lisa es la madre de Leonardo?

La madre de Leonardo da Vinci fue una esclava del este de Europa

Un acta de liberación encontrada en el Archivo de Estado de Florencia revela que la madre de Leonardo da Vinci era una esclava liberada procedente del Cáucaso.

Anunciación, Leonardo da Vinci (Uffizi)

Anunciación, Leonardo da Vinci (Uffizi)

Galería Uffizi

La madre de Leonardo da Vinci, uno de los artistas más famosos de todos los tiempos, fue una esclava procedente del Cáucaso. Así lo revela un acta encontrada en el Archivo de Estado de Florencia, por la cual se concedía la libertad a una tal Caterina, “hija de Jacob y esclava procedente de la Circasia”, una región histórica situada al norte del mar de Azov y actualmente territorio ruso. Un increíble descubrimiento que ha servido al escritor Carlo Vecce para escribir su novela La sonrisa de Caterina, presentada este 14 de marzo en la capital toscana.

El misterio de la madre de Leonardo

La hipótesis de que Caterina, la madre de Leonardo, pudiese haber sido una esclava, circulaba ya desde hacía tiempo. Históricamente se la ha descrito como una campesina iletrada, pero esto podría deberse simplemente a que no sabía leer ni escribir en la lengua de Florencia. De hecho, Carlo Vecce – especialista en el Renacimiento y profesor en la Universidad de Nápoles – afirma que él mismo no se lo esperaba. “Un poco por casualidad, hace algunos años aparecieron estos documentos y comencé a estudiarlos para demostrar que esta esclava llamada Caterina no era la madre de Leonardo, pero al final todas las pruebas apuntaban en dirección contraria, sobre todo este documento de liberación”.

El documento está firmado por el notario Piero da Vinci, padre de Leonardo, el 2 de noviembre de 1452, cuando el niño ya tenía seis meses de edad. Pero el propietario de Caterina no era él, sino una dama llamada Ginebra que había cedido a su esclava como nodriza, una práctica común por aquel entonces. Según Carlo Vecce, “la madre de Leonardo era una joven de la Circasia que en un cierto momento fue raptada y vendida como esclava, llegando desde Constantinopla a Venecia y después a Florencia, donde conoció al padre de Leonardo da Vinci”.

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La hipótesis de Vecce es que Piero da Vinci la habría conocido cuando ella servía en el Palazzo Castellani, hoy sede del Museo Galileo Galilei, y la dejó encinta, aunque se desconoce si se trató de una relación recíproca, tratándose de una esclava, que por aquel entonces rondaba los quince años. En cualquiera de los casos, de ella nació Leonardo, tras lo cual la dama Ginebra, ya fuese por propia voluntad o persuadida por Piero da Vinci, liberó a Caterina.

La influencia de la madre de Leonardo en su infancia

Leonardo da Vinci transcurrió los primeros diez años de infancia con su madre, que lo crió ella misma, posiblemente junto con un hijo que ya tenía. Piero da Vinci no se casó con ella, ya que por su posición como notario estaba obligado a casarse con una dama, mientras que para Caterina se buscó un marido que aceptase la situación comprometida: los documentos de la época se refieren a Leonardo como “el sobrino” de Piero da Vinci, un apelativo usado por aquel entonces para los hijos ilegítimos.

 

La Gioconda (Museo del Louvre)

La Gioconda (Museo del Louvre)

Según Carlo Vecce: “No tengo ninguna prueba para decir que la sonrisa de la Gioconda sea la de Caterina, pero lo siento así y para mí tiene un valor simbólico”.

 

El recuerdo de la madre está presente en las obras de Leonardo, especialmente las de su juventud. En 1480 el artista pintó su primera obra, la Anunciación, para el convento de San Bartolomeo en Monte Oliveto. Carlo Vecce señala que “en el cuadro se ven una montaña y una ciudad marítima” y que “Caterina podría haberle hablado de los lugares de su infancia” antes de ser secuestrada.

El propio título de la novela, La sonrisa de Caterina, es una referencia a una hipótesis atrevida: que el enigmático rostro de La Gioconda, la obra más famosa del artista, fuese un recuerdo de su madre. “No tengo ninguna prueba para decir que la sonrisa de la Gioconda sea la de Caterina, pero lo siento así y para mí tiene un valor simbólico”. No obstante, el profesor recalca que el contenido de su libro es real y que “la ficción solo interviene para conectar las historias y llenar las lagunas”.