Precursores de los museos

Los Gabinetes de Curiosidades, un mundo mágico y misterioso

Surgidos durante el Renacimiento, justo cuando se ponía el énfasis en la búsqueda del conocimiento y en los descubrimientos, los llamados gabinetes de curiosidades, reunidos por burgueses, nobles y reyes, se convirtieron en lugares donde admirar desde animales exóticos a antiguas piezas arqueológicas, autómatas o incluso las mejores obras de arte. En la actualidad, su herencia sigue vigente en los actuales museos de historia natural de todo el mundo.

Presentación del gabinete de arte de Pomerania, obra del artista alemán Anton Mozart. Museo de Artes Decorativas, Berlín.

Presentación del gabinete de arte de Pomerania, obra del artista alemán Anton Mozart. Museo de Artes Decorativas, Berlín.

Presentación del gabinete de arte de Pomerania, obra del artista alemán Anton Mozart. Museo de Artes Decorativas, Berlín.

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A lo largo del Renacimiento, en pleno apogeo de las humanidades, empezaron a proliferar por toda Europa los llamados "cuartos de maravillas", también conocidos como Cabinets de Curiosités en Francia, Wunderkammern en Alemania y Austria, Cabinets of CuriositiesWonder Chambers en Inglaterra y Kunstkammer en Dinamarca. En España se los llamaba generalmente "gabinete de curiosidades", o también "gabinete de arte y maravilla" o "sala de rarezas". De hecho, estos gabinetes eran unas estancias donde, en su afán por superarse unos a otros, los nobles y burgueses europeos de los siglos XVI, XVII y XVIII coleccionaban y exponían infinidad de objetos exóticos llegados de todos los rincones del mundo.

Antecesoras de los actuales museos de historia natural, en aquellas singulares  y exclusivas salas podían contemplarse objetos extraños, muchos de los cuales presentaban unas indudables connotaciones religiosas y mágicas, cosas tan sorprendentes como viales con sangre de dragón, cuernos de unicornio, corderos tártaros (Agnus scythicus), una planta con forma de cordero originaria de Asia Central, o raíces de Baara (una raíz que, como la legendaria mandrágora, tenía forma humana y propiedades mágicas).

Gabinete de un particular, cuadro pintado por el artista flamenco Frans Francken el Joven en 1625. Museo de Historia del Arte, Viena.

Gabinete de un particular, cuadro pintado por el artista flamenco Frans Francken el Joven en 1625. Museo de Historia del Arte, Viena.

Gabinete de un particular, cuadro pintado por el artista flamenco Frans Francken el Joven en 1625. Museo de Historia del Arte, Viena.

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Una nueva visión del conocimiento

Así, a diferencia de las colecciones medievales, que lo que pretendían era ensalzar el poder económico, aunque también religioso y mágico, de su poseedor, lo que pretendían los nuevos gabinetes de curiosidades era sumergir al espectador en una especie de microcosmos que englobaba todo lo que se conocía hasta el momento. En realidad constituían una especie de "enciclopedia" cuyo principal propósito era reunir y difundir el conocimiento y el saber que se había logrado acumular hasta entonces. 

Los nuevos gabinetes de curiosidades pretendían sumergir al espectador en un micrcosmos que englobaba todo lo que se conocía hasta el momento.

Ca´mara de arte y curiosidades, cuadro pintando por el artista flamenco Frans Francken el joven en 1636. Museo de Historia del Arte, Viena.

Ca´mara de arte y curiosidades, cuadro pintando por el artista flamenco Frans Francken el joven en 1636. Museo de Historia del Arte, Viena.

Ca´mara de arte y curiosidades, cuadro pintando por el artista flamenco Frans Francken el joven en 1636. Museo de Historia del Arte, Viena.

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De hecho, los nuevos gabinetes de curiosidades se convirtieron en un puente entre lo natural y lo artificial, y en ellos se incluían cuatro grandes categorías: Naturalia (la parte que abarcaba diversos objetos naturales, tanto minerales como animales y vegetales), Artificialia (que incluía obras de arte, antigüedades y todo tipo de aartefactos fabricados o modificados por el hombre), Exótica (plantas, animales, piedras y demás especímenes exóticos) y Scientifica, que agrupaba los instrumentos científicos, autómatas o dispositivos ópticos como los zograscopios (un dispositivo óptico que sirve para mejorar la sensación de percepción de profundidad obtenida a partir de una imagen plana).

Para saber más

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Precedentes de la Edad Moderna

Como hemos apuntado, tanto burgueses como nobles y reyes competían en poseer el "contenedor de maravillas" más completo y extraordinario. Los de algunos monarcas fueron de una gran complejidad, como el reunido por el emperador Rodolfo II de Habsburgo, uno de los más famosos; también destaca la Cámara de Arte y Curiosidades del castillo de Ambras, construida por el archiduque Fernando II de Austria, o el Kunstkamer, un colosal museo de curiosidades naturales creado por el zar Pedro I el Grande en San Petersburgo entre 1719 y 1727.

Otros muy destacables son el del anticuario y alquimista inglés Elias Ashmole, que acabó donando a la  Universidad de Oxford en 1677, o algunos creados por ricos burgueses durante el siglo XVII, como el del mercader alemán Johann Dimpfel, de Ratisbona, o el que reunió la familia barcelonesa Salvador en la trastienda de su botica barcelonesa. Aunque, sin lugar a dudas, de todos ellos el más más famoso tal vez sea el reunido por el jesuita alemán Athanasius Kircher.

Entre estos "contenedores de maravillas" destacan el del emperador Rodolfo II de Habsburgo y la Cámara de Arte y Curiosidades del castillo de Ambras.

Retrato de Athanasius Kircher pintado por el artista holandés Cornelis Bloemaert. Museo Nacional Germánico, Núremberg.

Retrato de Athanasius Kircher pintado por el artista holandés Cornelis Bloemaert. Museo Nacional Germánico, Núremberg.

Retrato de Athanasius Kircher pintado por el artista holandés Cornelis Bloemaert. Museo Nacional Germánico, Núremberg.

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Conocido como Theatrum Mundi, el gabinete de curiosidades de Athanasius Kircher constituyó el precedente de las colecciones científicas que vendrían después. Ubicado en las instalaciones del Colegio Romano, su gabinete se enriqueció con artículos de gran valor etnoantropológico y de lo más variados: objetos arqueológicos, mapas topográficos, instrumentos musicales e incluso una colección de conchas que inspirará al mismísimo Borromini la creación de la cúpula de la iglesia de Sant’Ivo alla Sapienza, en Roma.

Asimismo, el gabinete del jesuita incluía máquinas, autómatas y diversos experimentos llevados a cabo por el propio Kircher en diversas disciplinas: óptica, química, magnetismo o acústica. En otro orden de cosas, el gabinete de Kircher también trazaría una línea entre el pueblo llano (iletrado) y los eruditos, que, según el sentir de la época, eran quienes estaban realmente capacitados para comprender el funcionamiento de todas aquellas máquinas, ya que constituían la "élite de la cultura".

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La primera ilustración conocida de un gabinete de historia natural se encuentra en Dell'Historia Naturale, obra de Ferrante Imperato

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Objetos de todo tipo

Muchos de estos gabinetes eran en sí mismos un espejo del carácter de su propietario, tanto en lo que concernía a su contenido como en la decoración de la propia estancia. Por ejemplo, a finales del siglo XVI, el estrecho estudio de Francisco I de Médicis en el Palazzo Vecchio de Florencia contenía aproximadamente veinte armarios situados en el centro de la sala con un escritorio y una silla, mientras que las paredes y el techo estaban decorados con pinturas de tema religioso, mitológico y científico, todo ello relacionado con el innegable gusto por la mitología y la alquimia de Francisco.

Por su parte, en el caso del científico italiano Ulisse Aldrovandi, su gabinete constituyó un auténtico aparador de su obra más importanteMonstrorum Historia, un libro a medio camino entre los bestiarios medievales y los modernos tratados de teratología (disciplina científica que, dentro de la zoología, estudia a las criaturas que no entran dentro de la normalidad). Aldrovani incluyó en él ilustraciones que abarcaban desde deformidades reales a auténticas quimeras.

Muchos de estos gabinetes eran en sí mismos un espejo del carácter de su propietario.

Retrato de Rodolfo II en traje de Vertumno, cuadro pintando por Arcimboldo en 1591. Castillo Skokloster, Estocolmo.

Retrato de Rodolfo II en traje de Vertumno, cuadro pintando por Arcimboldo en 1591. Castillo Skokloster, Estocolmo.

Retrato de Rodolfo II en traje de Vertumno, cuadro pintando por Arcimboldo en 1591. Castillo Skokloster, Estocolmo.

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Pero si hay dos colecciones que destacan por su originalidad y complejidad son las ya mencionadas del emperador Rodolfo II en Praga y de Fernando II del Tirol, tío del anterior, en el castillo de Ambras, en Innsbruck. En el caso de Rodolfo II, llamado el "emperador alquimista" por su pasión por esta disciplina, solo unos pocos elegidos podían tener el honor de acceder a su "cámara de las maravillas". Rodolfo llegó a acumular todo tipo de artefactos relacionados con el mundo de la magia y la adivinación, joyas de incalculable valor, raíces de mandrágora, extraños artilugios que perseguían el movimiento perpetuo, esculturas, bronces y pinturas de grandes artistas, como Tiziano, Rafael, Durero o Arcimboldo. Esta impresionante colección puede verse hoy en día en el el Museo de Historia del Arte de Viena.

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Antecesores de los museos

Por su parte, la colección del archiduque Fernando II fue una de las más interesantes. En torno al Ferdinandeum, el actual Museo Estatal del Tirol, Fernando formó una de las bibliotecas más importantes de su época: contenía 4.000 libros encuadernados en piel, además de una impresionante colección de objetos, dividida en dieciséis grandes armarios de madera noble, que se guardaba en cajas ordenadas por colores según su contenido. Junto a una espectacular sección de "monstruosidades" se exhibía también el famoso e inquietante retrato de Vlad Tepes, el tenebroso príncipe de Valaquia que inspiró al escritor irlandés Bram Stoker para escribir su famosa obra Drácula. Actualmente, la pintura se expone en el castillo de Ambas, en Innsbruck.

La del archiduque Fernando II del Tirol fue una de las colecciones más interesantes e importantes de su época.

Retrato de Vlad III realizado por un artista anónimo. Copia de un original expuesto en la Cámara de Arte y Curiosidades del Palacio de Ambras, Innsbruck.

Retrato de Vlad III realizado por un artista anónimo. Copia de un original expuesto en la Cámara de Arte y Curiosidades del Palacio de Ambras, Innsbruck.

Retrato de Vlad III realizado por un artista anónimo. Copia de un original expuesto en la Cámara de Arte y Curiosidades del Palacio de Ambras, Innsbruck.

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A lo largo de los siglos XVIII y XIX, muchos de estos gabinetes de curiosidades fueron reconvertidos en museos. Este sería el caso, por ejemplo, del Real Gabinete de Historia Natural en Madrid, convertido en 1818 en el Real Museo de Ciencias Naturales (el actual Museo Nacional de Ciencias Naturales). Asimismo, en París se conservan cinco estanterías de lo que había sido el gabinete de curiosidades del financiero y coleccionista francés Joseph Bonnier de la Mosson, que actualmente se conservan en el Museo Nacional de Historia Natural de Francia, en París y que hoy en día se exponen a los "curiosos" de manera gratuita. De hecho, estas nuevas instituciones públicas, los museos, marcaron el inicio de la democratización del conocimiento. Y aunque la institucionalización de las colecciones terminaría por hacer desaparecer los gabinetes de curiosidades como tales, no cabe duda de que su legado aún sigue vigente.