Obras imperiales

Los diez mayores tesoros romanos de Hispania

Acueductos, teatros, murallas, el Imperio romano dejó su huella en la Península Ibérica erigiendo colosales obras arquitectónicas. Sus restos todavía hoy impresionan.

Los magníficos vestigios que hoy se esparcen por el país atestiguan el auge que alcanzó la provincia romana de Hispania. Desde el año 218 a.C. y durante siete siglos, el Imperio creó campamentos inexpugnables –la muralla de Lugo sigue acorazada con 10 puertas y 71 torreones–, infraestructuras civiles –el acueducto de Segovia fue erigido con sillares prodigiosamente armados sin argamasa– o colonias diseñadas para el retiro de sus soldados veteranos.

En ellas se vivía entre villas, termas y templos, viendo luchar a los gladiadores en anfiteatros como el de Itálica, uno de los mayores del Imperio con aforo para 25.000 espectadores, y deleitándose en teatros como el de Emerita Augusta, cuyo escenario resonaba con una acústica que sigue maravillando.

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Foto: Depositphotos

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Ruinas de Itálica, en Santiponce, Sevilla

En sus inicios, esta ciudad romana fue fundada por el general romano Publio Cornelio Escipión para que sus soldados pudieran descansar tras la victoria conseguida frente los cartagineses en el siglo III a.C. Experimentó una larga época de bonanza hasta que el declive del Imperio romano causó su decadencia. En la imagen, mosaicos romanos que se colocaban en el suelo de las casas como decoración con motivos animales.

Foto: Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia

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Basílica de Baelo Claudia, Cádiz.

Cerca de la ciudad de Tarifa y dentro del Parque Natural del Estrecho, los romanos fundaron esta ciudad en el siglo II a.C., situada en un precioso enclave a pocos metros del mar. En la imagen aparecen los restos de la basílica y en primer plano la plaza sur, pero uno de los lugares más importantes de este yacimiento era la factoría de salazón y garum. Además también se puede visitar las ruinas del antiguo teatro –con capacidad para 2.000 personas–, varios templos, tiendas, termas y murallas. 

Foto: Turismo Segovia

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Acueducto de Segovia

Una de las construcciones romanas mejor conservadas de toda la Península ibérica es el acueducto de Segovia. Esta obra de ingeniería da cuenta de las grandes aportaciones que llevaron a cabo los arquitectos romanos en cuanto a la funcionalidad de sus edificios. Gracias a este acueducto todos los habitantes de la ciudad recibían agua en sus casas. 

Foto: Turismo Lugo

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Murallas romanas de Lugo

Con el romanticismo de las luces nocturnas, las murallas romanas de Lugo –declaradas Patrimonio de la Humanidad– muestran una de sus mejores imágenes. Fue levantada en el siglo I a.C. por orden del emperador Augusto en la antigua ciudad romana de Lucus Augusti. Actualmente, la muralla rodea el casco antiguo de la ciudad, perfecto para recorrer callejeando, posee un adarve de 2 kilómetros de largo que permite pasearla de principio a fin. 

Foto: AP Images

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Teatro romano de Cartagena

El Museo del teatro romano de Cartagena fue diseñado de manera que el visitante inicia un camino mediante el cual se va sumergiendo poco a poco en un mundo antiguo cuyo final es la entrada al gran teatro romano. Los trabajos de restauración llevados a cabo a principios del siglo XXI permiten apreciar todas las partes que formaban la estructura: la cávea (gradas), la orchestra (dónde actuaba el coro), el proscenium (donde se situaban los actores), la scaena frons (el frente escénico) y el patio porticado detrás de la escena. 

Foto: Gtres

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Anfiteatro romano en Tarragona

La ciudad tiene unos orígenes comunes con los de las primeras ciudades de Itálica, donde los primeros asentamientos fueron los campamentos de las legiones que descansaban después de las batallas de conquista. Con el paso del tiempo, Tarraco se convirtió en una ciudad de gran importancia para el Imperio romano, siendo la capital de la provincia Tarraconensis. El anfiteatro, construido en la época de Augusto, junto con las murallas, templos, el foro y un acueducto son los vestigios que se pueden visitar actualmente. 

Foto: Deposiphotos

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Ruinas de Ampurias, Girona

La conquista de este puerto y mercado griego supuso la vía de entrada de la romanización a la Península ibérica. Se produjo durante la Segunda Guerra Púnica con el desembarco del ejército romano en las costas de la ciudad en el año 218 a.C. Entre las ruinas de Ampurias todavía se pueden observar los restos de varias domus, con los mosaicos que se colocaban en el suelo y la ínsula que formaba un grupo de casas, la basílica, el forum y las tabernae

Foto: Odonell Ramón, Patronato de Turismo de El Bierzo

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Minas de Las Médulas, León

En plena comarca de El Bierzo, las montañas de la Médulas fueron una de las fuentes más importantes de oro para el Imperio romano. La explotación de estas minas por parte de los romanos se inició durante la época del emperador Augusto. El historiador Plinio el Viejo ya habla de la excavaciones en las minas de oro de esta zona, remarcando la dureza de las condiciones en las que trabajaban los obreros. 

Foto: Gtres

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Mosaicos romanos, Mérida

Uno de los elementos artísticos que más caracterizan el arte romano fueron los mosaicos con los que decoraban las paredes y el suelo de los lugares más cotidianos. En Mérida, antigua Emerita Augusta, se puede visitar el teatro romano –uno de los mejor conservados–, el anfiteatro, el circo, el acueducto, el puente y el arco de Trajano, además de algunos mosaicos. En la imagen, las pequeñas piezas de forma cuadrada, las teselas, recrean una escena cotidiana de caza.

Foto: Diputación Provincial de Soria

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Casa de las columnas, Numancia, Soria

Se trata de una ciudad antigua ya desaparecida que fue fundada por celtíberos. Los numantinos ofrecieron una fuerte oposición al Imperio, que tuvo que enviar diferentes cónsules para tratar de negociar con la resistencia. Finalmente, la ciudad cayó después de un largo sitio del ejército de Escipión en el año 133 a.C. Hoy en día, entre sus vestigios, se pueden visitar las murallas y algunos templos romanos.