Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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A veces, rendirse antes de tiempo puede ser un gran error. Así lo demuestra el reciente descubrimiento de dos campamentos romanos del siglo I d.C. cerca de la ciudad alemana de Coblenza. Estos fueron construidos para extraer mineral de plata; pero desanimados por el bajo rendimiento, los romanos decidieron abandonar la obra prematuramente.
Lo que no sabían es que, de haber excavado solo unos metros más, habrían encontrado un enorme filón de plata con 200 toneladas de mineral, suficiente para extraer durante 200 años a razón de una tonelada anual y que, potencialmente, habría podido cambiar el destino del Imperio.

Campamento romano Bad Ems 2
Planta del mayor de los campamentos romanos descubiertos en Bad Ems.
Goethe Universität
Dos campamentos romanos desconocidos hasta ahora
El descubrimiento de estos dos campamentos romanos es fruto de la investigación en el municipio de Bad Ems, una población balneario en el oeste de Alemania. El proyecto, llevado a cabo por la Universidad Goethe en colaboración con el estado de Renania-Palatinado, se inició en 2016 y se ha alargado varios años, durante los cuales los resultados han sido cada vez más sorprendentes. El hallazgo de varios fragmentos de madera condujo al descubrimiento de unas zanjas que rodeaban dos amplias zonas y que apuntaban a la presencia de campamentos fortificados; en estas se encontraron restos de palizadas hechas con estacas de madera.
Después, la prospección geomagnética reveló la existencia de un campamento militar de unas ocho hectáreas – un área equivalente a ocho campos de fútbol – rodeado por una palizada y unas 40 torres de madera, que podía albergar aproximadamente a 3.000 soldados. En él se hallaron evidencias de una fundición, con escoria metálica e incluso una moneda del año 43 d.C. Más adelante se encontró un segundo campamento, mucho más pequeño, situado a unos dos kilómetros del primero. Los expertos dan por hecho, pues, que el propósito de estos campamentos era extraer y procesar metales y, en particular, plata.

Campamento romano Bad Ems
Restos de la palizada que protegía el campamento romano.
Goethe Universität / Auth
El tesoro que podría haber salvado el Imperio Romano
Por los escritos del historiador Tácito sabemos que, durante el reinado del emperador Claudio (41-54 d.C.), los romanos intentaron extraer plata de Germania, provincia que entonces estaba bajo el mando del gobernador Quinto Curcio Rufo. Con este propósito se construyeron campamentos como los hallados, en los que se extraía, almacenaba y procesaba el mineral: en el mayor de los dos recintos se han hallado los restos de una estructura que podría haber sido un almacén.
Debido a que la plata era muy codiciada también por las tribus germanas, este tipo de asentamientos estaban fuertemente protegidos y fortificados, como demuestra la presencia de las torres de vigilancia y la empalizada. Bajo el campamento se encuentra una red de túneles y pozos que demuestran que los romanos, efectivamente, estuvieron excavando intensamente en este zona.
Sin embargo, el mismo autor narra que alrededor del año 47 d.C. se abandonaron los intentos de obtener el preciado mineral porque el rendimiento era demasiado bajo. Según Tácito, los trabajadores no estaban precisamente entusiasmados con el trabajo, ya que escribieron una carta al emperador solicitándole que condecorase por adelantado a los responsables de la operación minera, de forma que estos no les presionasen demasiado para encontrar mineral. Lo que los romanos no sabían era que les faltaban pocos metros para alcanzar una enorme veta de plata – descubierta y explotada siglos después – que habría permitido obtener alrededor de una tonelada de mineral anual durante unos 200 años.
Esta le habría venido de perlas al Imperio, que en el siglo III d.C. se enfrentó a una fuerte crisis provocada, entre otras cosas, por una escasez de minerales preciosos y la devaluación de la moneda, lo cual condujo a una inflación desbocada. Para muchos historiadores, esta inflación tuvo un peso importante en la decadencia y posterior fragmentación del mundo romano, que culminó con la caída del Imperio de Occidente en el año 476 d.C. Quién sabe si, de haber excavado unos metros más, el Imperio Romano habría sobrevivido unos siglos más.