La Noche Triste, la marcha de la capital azteca

El lingote de oro que confirma la huida de Cortés de Tenochtitlán

El estudio de un lingote o "tejo" de oro descubierto en Ciudad de México en 1981 ha proporcionado valiosa información sobre su composición y sobre este episodio histórico protagonizado por españoles y mexicas en los canales de Tenochtitlán en 1520.

Este "tejo de oro formaba parte del tesoro robado de la capital azteca y se hundió en el canal de Toltecacaloco quedando sepultado en su lecho durante casi 500 años.

Este "tejo de oro formaba parte del tesoro robado de la capital azteca y se hundió en el canal de Toltecacaloco quedando sepultado en su lecho durante casi 500 años.

Foto: INAH

El 13 de marzo de 1981, al norte de la Alameda Central de Ciudad de México, durante los trabajos de construcción de la Banca Central un obrero, Francisco Bautista, descubrió una barra metálica de 1,93 kilos a 4,8 metros de profundidad. El hallazgo se puso en conocimiento de los arqueólogos del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), que de inmediato se hicieron cargo de la pieza.

Los investigadores se dieron cuenta de que la ubicación del hallazgo se correspondía perfectamente con el camino seguido por Hernán Cortés y sus hombres durante la Noche Triste, la célebre huida de Tenochtitlán protagonizada por Hernán Cortés y sus seguidores el 30 de junio de 1520. Un baño de sangre donde murieron decenas de españoles, tlacaltecas y huejotzincas. El "tejo de oro", como bautizaron los arqueólogos a este objeto, que casi con seguridad formaba parte del tesoro robado de la capital azteca, se hundió en el canal de Toltecacaloco, quedando sepultado en su lecho durante casi 500 años.

Nuevo estudio con técnicas punteras

Recientemente, se ha procedido a estudiar de nuevo este objeto utilizando las técnicas más punteras. Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor del INAH, junto con José Luis Ruvalcaba, del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han usado, por ejemplo, la tecnología de Fluorescencia de Rayos X (XRF) con la que se han realizado 23 lecturas de distintas áreas de la pieza, llegando a la conclusión de que está compuesta de un 76% de oro, 20,8% de plata y 3% de cobre.

El 30 de junio de 1520 se produjo la Noche Triste, la huida de Cortés y sus seguidores de la ciudad de Tenochtitlán.

Según López Lujan, "si se comparan estos valores con los consignados en la gráfica de zonas geográficas mesoamericanas de uso, nos percataremos que el lingote se sitúa dentro del grupo de piezas recuperadas por el Proyecto Templo Mayor. Más interesante aún es que se localiza perfectamente en la región ocupada por nuestras piezas más tardías, las de la etapa VI (1486-1502 d.C.), y particularmente por las halladas en torno al monolito de la diosa Tlaltecuhtli, como es el caso de las ofrendas 122, 123,125 y 149. Lo anterior es significativo, pues demuestra que el lingote habría sido fundido entre 1519 y 1520 d.C.", puntualiza.

Hernán Cortés y Moctezuma en la ciudad de Tenochtitlán.

Hernán Cortés y Moctezuma en la ciudad de Tenochtitlán.

Foto: CC

La fundición de un tesoro

Tras los estudios realizados sobre el lingote, los investigadores han comprobado que la pieza coincide plenamente con la descripción que Bernal Díaz del Castillo hizo de los "tejos de oro" que se obtuvieron de la fundición del "tesoro de los antepasados de Moctezuma". Según López Luján, el cronista "refiere que los tejos medían tres dedos de ancho, equivalente a 5,4 centímetros, y aunque no lo crean, eso mide el lingote hallado en 1981", afirma. De hecho, estos lingotes fueron elaborados a partir de piezas de orfebrería mexica, fundidas a una temperatura de 950 grados, bajo la supervisión de los hombres de Cortés. López Luján explica que estas joyas que fueron fundidas "fueron halladas por los españoles en el Teucalco (Casas Viejas de Axayácatl) o, quizás, del oro obtenido como botín de guerra en los almacenes reales de Petlacalco, las armerías del Tlacochcalco o los talleres artesanales del Totocalli".

La pieza encontrada en 1981 coincide de pleno con la descripción que Bernal Díaz del Castillo hizo de los "tejos de oro" de la época.

Una prueba documental de la existencia de estos lingotes es el Códice Florentino (también llamado Historia general de las cosas de Nueva España, de fray Bernardino de Sahagún), una obra escrita en náhuatl y en español, donde aparece una ilustración que muestra a un mexica con unos objetos recuperados de los canales de Tenochtitlán una vez acabado el enfrentamiento: una espada y un lingote de oro muy parecido al "tejo de oro" ahora estudiado, que se expone en la actualidad en el Museo Nacional de Antropología e Historia de Ciudad de México.

Para saber más

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