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El 20 de noviembre de 1542, hoy hace exactamente 470 años, se promulgaron en Barcelona las Leyes Nuevas, impulsadas por Bartolomé de las Casas (1474-1566), eclesiástico e historiador español. Las Leyes y ordenanzas nuevamente hechas por su Majestad para la gobernación de las Indias y buen tratamiento y conservación de los indios –su nombre oficial–, eran un conjunto de normas que pretendían mejorar las condiciones de los indígenas de la América española, especialmente, a través de la supresión del sistema de encomiendas.
La encomienda era un derecho implantado por España en América para regular las relaciones entre españoles e indígenas. El rey, en compensación por los servicios que el conquistador había prestado a la Corona, le cedía a éste el tributo o servicio personal que el indio debía pagar a cambio de su evangelización. El súbdito español, el encomendero, era, en definitiva, un terrateniente que explotaba a los indios. Las Leyes Nuevas, de 1542, denegaron la concesión de nuevas encomiendas y establecieron que éstas debían volver a la Corona a la muerte del encomendero. A comienzos del siglo XVIII se inició el proceso que llevó a su total supresión.
Bartolomé de las Casas, a la sazón fraile dominico, se convirtió en un incansable defensor de los derechos de los indios, actitud que le ocasionó la enemistad de obispos, gobernadores y miembros del Consejo de Indias. En 1502 había realizado su primer viaje a América, diez años después de su descubrimiento, a La Española (actual República Dominicana y Haití). En 1512 se convirtió en el primer sacerdote ordenado en América. Pasó más tarde a Cuba con Pánfilo de Narváez y allí se enriqueció con los repartimientos y las encomiendas. Pero en 1514 decidió renunciar a sus propiedades y regresó a España un año después. Emprendió, entonces, su particular alegato en favor de los indios.