Aunque el ejército alemán había sido desbandado al final de la Segunda Guerra Mundial, la creciente tensión entre la OTAN y la URRSS a partir de 1947 llevó al rearmamento de la Alemania Occidental, país fronterizo con el bloque soviético y por lo tanto primera línea de defensa de las potencias capitalistas en caso de una invasión.
Para suplir la necesidad de vehículos modernos que tenía este nuevo ejército se empezó a diseñar en los años cincuenta un nuevo carro de combate en un proyecto de colaboración europea, donde ingenieros militares franceses y alemanes trabajaban codo con codo por primera vez en la historia.
Caballo de batalla de la OTAN
Siguiendo la tradición de tanques pesados y tecnológicamente avanzados que había imperado durante el régimen nazi, el nuevo carro contaría con un enorme cañón de 105mm de factura británica, cuyo calibre se había convertido en estándar para los tanques de Estados Unidos, Francia y Reino Unido.
Al contrario que los vehículos que lo habían precedido, el Leopard no sería un mastodonte acorazado como los formidables Tiger o Panther, pues los avances en balística habían introducido proyectiles de carga hueca capaces de atravesar cualquier coraza. Por el contrario el nuevo diseño se basó en la precisión y la velocidad, para adaptarse al tipo de guerra de movimiento y sigilo imperante en el momento, donde disparar primero era la prioridad.

Leopard 1v lesany
El Leopard I era un tanque pensado para abatir al enemigo a grandes distancias, el vehículo de la imagen fue fotografiado durante una exhibición del ejército griego.
Foto: Wikimedia Commons
Tras revisar los prototipos propuestos por las fábricas alemanas, el gobierno federal se decantó por el modelo de Porsche, que recibió un pedido de 50 tanques en 1965 como tirada inicial.
Equipado con una suspensión mejorada en las ruedas traseras y delanteras que favorecía la conducción y la estabilidad en combate, el tanque contaba también con equipo electrónico de telemetría para calcular la distancia hasta el enemigo y así disparar de manera más efectiva.

2 norwegian Leopard tanks in the snow
Los precisos disparos de los leopards permitían acabar con el enemigo de manera rápida y precisa, por lo que fueron adquiridos por la mayoría de naciones de OTAN como tanque estándar de sus fuerzas armadas.
Foto: Bridgeman
El modelo fue un sonado éxito, y prácticamente todos los países de la OTAN (con la excepción de Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña) lo adquirieron para sus ejércitos. Italia llegó aún más lejos al adquirir la patente y empezarlo a fabricar, así que no es de extrañar que este popular carro terminara en los arsenales de países tan lejanos como Brasil o el Líbano.
El Leopard II
Con todo los soviéticos no se quedaron atrás en la carrera armamentística, y fue necesario empezar a desarrollar un segundo modelo cuando estos introdujeron el cañón antitanque de 120mm en el Ejército Rojo, que con un alcance mayor convertía al Leopard prácticamente en obsoleto.
Postergado hasta 1972 por recortes en el presupuesto de defensa el nuevo modelo de la empresa Krauss-Maffei fue una evolución del diseño anterior para adaptarlo a las realidades de la guerra de su tiempo. La proliferación de lanzagranadas y explosivos improvisados en las campos de batalla de la guerra fría llevó a aumentar el blindaje para enfrentarse a las emboscadas de fuerzas guerrilleras que no contaban con tanques. Además se diseñaron unas placas de blindaje adicional con cámara de aire entera que se podían fijar al casco para impedir que los proyectiles impartan de forma directa contra el chasis. Una acertada innovación tecnológica que dio a la torreta un característico perfil achatado.

cccp
Una columna de leopards pertenecientes al ejército alemán toma parte en maniobras de la OTAN.
Foto: Cordon Press
Al mismo tiempo los avances tecnológicos permitieron la instalación de periscopios de visión nocturna e infrarrojos para el conductor y el comandante, a la vez que un sistema de puntería por ordenador guiaba los disparos del tanque hacia el objetivo gracias a detectores de calor y un telémetro láser. Todo este equipo fue encajado en un compartimento alargado detrás de la torreta para ahorrar espacio en el habitáculo de la tripulación, un diseño imitado posteriormente por los tanques Abrahams M1 estadounidenses.
Para ahorrar costes el tanque usaba el mismo casco que el Leopard I, aunque con un motor más potente de 1.500 caballos equipado con snorkel y toma de aire para atravesar ríos y lagos de hasta 5 metros de profundidad. Aunque pesaba 42 toneladas el tanque se podía mover a 70 kilómetros por hora en carretera y no necesitaba repostar durante 450 kilómetros, ganando en autonomía según las especificaciones de la OTAN.
Tras entrar en producción en 1977 el Leopard pasó a engrosar los arsenales de la OTAN, y tras servir copa parte de las fuerzas de paz en la guerra de Bosnia combatió en los ejército de Canadá y Dinamarca durante la invasión de Afganistán, donde solo uno de ellos fue destruido por el enemigo a lo largo del conflicto.
Poco a poco el tanque se ha ido renovando hasta alcanzar la versión A7 en uso actualmente. Esta variante introducida en 2014 cuenta con aire acondicionado para la tripulación, y redes de camuflaje barracuda, que permiten ocultar parcialmente sus emisiones térmicas convirtíendolo así en el más sigiloso de la familia Leopard.

cp
El nuevo sistema de guiado por ordenador permitía alinear el cañón con el enemigo al cabo de solo cuatro segundos de su detección, mejorando sustancialmente la puntería de la tripulación.
Foto: Cordon Press
Capacidad ofensiva del tanque Leopard
Sus capacidades ofensivas han aumentado asimismo con el tiempo, y ahora su cañón puede disparar tanto proyectiles convencionales (explosivos y antitanque) a 4 kilómetros como lanzar misiles guiados con un alcance de ocho kilómetros, convirtiéndolo así en un vehículo más versátil que puede actuar como carro de combate o artillería de segunda línea.
Finalmente el añadido de una torreta remota tipo FLW 200 permite a la tripulación combatir en un radio de 360 grados con un amplio abanico de armas, que van desde simples ametralladoras pesadas hasta misiles antiaéreos para su defensa contra helicópteros o drones de combate.