Cultura y política

Lenguas oficiales en el Congreso: ¿cómo abordan otros países el multilingüismo?

La propuesta de incorporar las lenguas que conviven en España a las sesiones del Congreso no es nueva para otros países: en Suiza o Sudáfrica, por ejemplo, llevan décadas haciéndolo con éxito.

congreso

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En 2023, España estrena el catalán, el euskera, el valenciano y el gallego en las intervenciones del Congreso de los Diputados. La foto es de 1975.

Cordon Press

Desde la década de los 40, los científicos cognitivos han debatido sobre cómo el lenguaje puede dar forma a nuestra manera de interpretar el mundo, un planteamiento incluso más interesante si añadimos el factor variable del idioma a la ecuación. En este sentido, en el siglo XXI están más que asentadas las teorías que sostienen que cada lengua incita a sus hablantes a prestar atención a ciertas características del mundo, diferentes de las que observaría un hablante de otra lengua. 

Debido a la amplia aceptación por parte de la comunidad científica, las reflexiones han abandonado la dimensión de lo abstracto y se han trasladado a los espacios oficiales de debate público: los congresos, parlamentos y senados, especialmente los de los países que presentan la maravillosa condición del plurilingüismo, como es el caso de España. En esta línea, en 2023, lenguas como el catalán, el valenciano, el gallego, el vasco y el aranés reivindican su papel con el fin de dotar al hemiciclo con la diversidad de lenguas -y por consiguiente, de maneras de interpretar la realidad- que conviven en el territorio.

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Pero la reciente proposición no es en absoluto innovadora: varios son los países o las instituciones -como el Parlamento Europeo- que incluyen la representación de sus lenguas oficiales y cooficiales en los lugares destinados a debatir sobre su futuro desde hace décadas, y muchos más son los que, por motivos políticos o identitarios, no han logrado enriquecer su democracia con la amalgama de matices que ofrece intercambiar ideas en distintos idiomas. Así, ante el avance de la propuesta en España, cabe preguntarse: ¿cómo han abordado otros países la cuestión del plurilingüismo en la esfera oficial?

Suiza: el plurilingüismo como identidad nacional

La situación geográfica le otorga a Suiza una posición privilegiada desde el punto de vista lingüístico: tanto el alemán, como el francés y el italiano son idiomas oficiales en el país, siendo el primero el que tiene más presencia en la población (el 60% lo habla). Por consiguiente, su Congreso Nacional representa lo que sucede en las calles, y por eso desde mediados del siglo XX -con la última incorporación del italiano en el año 2000- cuenta con un equipo de intérpretes internos, 3 por cada idioma, que se encarga de traducir las sesiones a tiempo real y transmitirlas a los diputados. 

Ni entonces ni ahora se plantea el debate sobre la intervención en distintas lenguas, ya que el plurilingüismo forma parte de la identidad nacional de Suiza. De hecho, es habitual escuchar conversaciones coloquiales en las que un interlocutor habla una de las lenguas y el otro contesta en una distinta, debido a que, en línea con las demandas del sistema educativo, la mayoría de gente sabe comunicarse, al menos, en dos de los tres idiomas oficiales. 

Así, las comunicaciones del Estado -incluida la web institucional, que también está disponible en inglés- se publican en las tres lenguas oficiales y en romanche, una lengua cooficial que no tiene representación en el Congreso, pero sí disponibilidad de traducción.

Papúa Nueva Guinea: el país con más lenguas del mundo

Sorprende que en un país de 9,9 millones de habitantes coexistan más de 800 lenguas, un récord mundial que se atribuye a su topografía: su terreno montañoso ha hecho que muchas poblaciones se desarrollen de forma aislada y las lenguas hayan permanecido intactas a lo largo del tiempo.

A pesar de la gran diversidad lingüística, solo tres idiomas tienen reconocimiento oficial: el inglés, el tok pisin y el hiri motu. En su Constitución -que fue redactada en inglés sin traducción a otras lenguas-, sin embargo, este aspecto no queda recogido explícitamente. Y al contrario de lo que puede parecer, el tok pisin está ganándole terreno al inglés y al hiri motu, porque es el idioma oficial más fácil de aprender para los habitantes. 

 

papua

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Un grupo de papúes en la zona montañosa de la provincia indonesia de Papúa Occidental, 1963.

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En 2021, el debate sobre el uso de las lenguas en el Parlamento tomó cierto protagonismo. El gobernador de la provincia de Morobe, Luther Wenge, propuso que el Parlamento Nacional permitiese intervenir en hiri motu, del mismo modo que era posible hacerlo en inglés y tok pisin, pero hasta la fecha no se conocen avances en la cuestión. Lo que sí se sabe es que, aunque las sesiones se realicen únicamente en esos dos idiomas, todos los diputados cuentan con un pinganillo que emite traducciones a la lengua que elijan, siempre que haya intérpretes disponibles.

Perú: el abandono oficial de las lenguas indígenas

Perú es uno de los países con mayor riqueza lingüística y cultural de América Latina; cuenta con 55 pueblos indígenas y 47 lenguas originarias, según las cifras del Ministerio de Educación. Dos de ellas, el quechua (o quichua) y el aimara -también escrito "aymará"-, cuentan con reconocimiento oficial y, por lo tanto, su importancia es igual a la del castellano, en la teoría. 

 

quechua

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La región peruana de Puno cuenta con una gran comunidad quechua.

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No obstante, la lengua ha sido siempre un elemento divisorio en el país. Aunque Perú adquirió su independencia del Imperio español en 1821, hace más de 200 años, las dos lenguas indígenas más habladas no obtuvieron carácter oficial hasta 1979, no se ofrecieron en la atención sanitaria hasta 2011, y aún a día de hoy no están incorporadas en el Congreso. De hecho, el 26 de agosto de 2021, el entonces primer ministro Guido Bellido abrió su intervención saludando en quechua y aimara, pero fue interrumpido por la presidenta de la mesa directiva, Maria del Carmen Alva, quien le pidió cambiar al castellano inmediatamente. 

El acontecimiento reavivó el debate sobre el abandono sistemático de las lenguas originarias en Perú, que son habladas por más del 15% de la población, de acuerdo con los datos del Gobierno, y puso foco en lo que algunos llaman "el renacimiento andino", un fenómeno que empezó aproximadamente en 2016, con la emisión diaria de telediarios en quechua en el canal de la televisión nacional.

Y en 2021, cuando las comunidades locales de la provincia de Chumbivilcas realizaron un paro en protesta contra la empresa minera china MMG Las Bambas, Bellido -el protagonista de la intervención polémica en el Congreso- acudió a la zona y logró disolver la huelga, solo con establecer el diálogo en quechua, y no en castellano. Lo que dio una pista de que el multilingüismo es poderoso a la hora de derribar barreras.

Sudáfrica: una nación con 11 lenguas oficiales

La diversidad lingüística de Sudáfrica es inevitable si echamos la vista atrás y tenemos en cuenta la cantidad de poblaciones que han pasado por su territorio, temporal o permanentemente. Su historia ha resultado en el reconocimiento oficial de 11 lenguas: afrikáans, zulu, inglés, xhosa, setsuana, sesoto, sotho septentrional, tsonga, venda, suazi y el ndebele meridional.

La contemplación de todas ellas en los espacios de debate político ha hecho que, en 2018, el Parlamento de Sudáfrica fuese honrado por la Junta Pansudafricana de Idiomas (PanSALB) por "proporcionar constantemente interpretación simultánea para todos los idiomas oficiales sudafricanos, incluido el lenguaje de señas", indica el mismo Parlamento en un comunicado oficial.

La institución cuenta con una unidad de servicios lingüísticos con cerca de 150 profesionales de idiomas, que también ofrecen trabajos de transcripción. Y en esa línea, el entonces subsecretario del Parlamento, Modibedi Phindela, declaró al recibir el premio: "Como sabemos, el lenguaje es más que solo comunicación. El idioma es un aspecto clave de nuestro tejido social y un componente crítico de la cohesión social y la construcción de la nación".

El Parlamento Europeo: un hogar con 24 idiomas oficiales

El espacio de la democracia en la Unión Europea tiene en cuenta la diversidad lingüística del territorio que le compete. Es por ello que, bajo su techo, se utilizan nada más y nada menos que 24 lenguas oficiales que permiten un total de 552 combinaciones posibles, ya que cada lengua puede traducirse a otras 23. 

Esta compleja circunstancia hace que el Parlamento Europeo cuente con un equipo de interpretación y traducción extremadamente sofisticado, el cual está regido por unas normas que garantizan "la transparencia del proceso legislativo y presupuestario de la UE y acercar la UE a la ciudadanía", según indica la institución en su web

A medida que más países han ido adhiriéndose a las sesiones parlamentarias, el hemiciclo del Europeo ha permitido el uso de más lenguas. Las primeras en incorporarse fueron el alemán, el francés, el italiano y el neerlandés, y la última, en 2013, el croata.