A lo largo de los años, los arqueólogos han ido recuperado restos humanos en numerosas ciénagas o turberas del norte de Europa. El agua de estos pantanos presenta gran acidez, bajas temperaturas y poco oxígeno, lo que ha permitido la preservación de los cuerpos (en muchos casos se han conservado la piel, el cabello, las uñas y los órganos internos). El cuerpo más antiguo, conocido como el Hombre de Koelbjerg, fue descubierto en Dinamarca y data aproximadamente de 8000 a.C. Posteriormente fueron hallados otros, como el Hombre de Lidlow en el Reino Unido, el Hombre de Tollund en Dinamarca o la Niña de Yde en los Países Bajos.
De hecho, su perfecto estado de conservación ha permitido a los investigadores reconstruir diversos aspectos de la vida cotidiana de estos individuos, como por ejemplo cuál fue su última comida a partir de los restos de alimentos encontrados en sus estómagos, o incluso determinar la causa de su muerte, que en la mayoría de los casos fue violenta.
Un violento final
Para saber más sobre cómo vivieron y murieron estas personas, un equipo internacional de arqueólogos ha analizado cientos de estos cuerpos, y en un artículo publicado en la revista Antiquity sugieren que arrojar cuerpos a los pantanos era una práctica muy extendida desde la Prehistoria hasta los primeros tiempos modernos. En el transcurso de sus investigaciones, los arqueólogos han comprobado que muchos de estos individuos sufrieron un alto grado de violencia antes de morir, lo que interpretan como una práctica ritual de sacrificios humanos.
Durante las investigaciones, los arqueólogos descubrieron que muchos de los cuerpos analizados sufrieron un alto grado de violencia.

Mapa de situación de los "cuerpos de pantano" encontrados en el norte de Europa.
Mapa de situación de los "cuerpos de pantano" encontrados en el norte de Europa.
Mapa: Antiquity
"Miles de personas encontraron su final en las ciénagas, solo para ser encontradas de nuevo años después entre la turba (material orgánico procedente de la descomposición de vegetales que se usa para combustible o abono). Los ejemplos bien conservados solo cuentan una pequeña parte de una historia mucho más grande", explica Roy van Beek, profesor de la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos.
Nuevas evidencias
Van Beek ha liderado un equipo de investigadores holandeses, suecos y estonios que ha llevado a cabo un estudio general y detallado de los cientos de "cuerpos de los pantanos" que se han localizado en Europa. El equipo ha analizado más de mil individuos procedentes de 266 lugares distintos de todo el continente europeo con el objetivo de lograr una mejor comprensión de esta práctica. Los investigadores han estudiado tres categorías de restos humanos: momias de pantano (casos en los que se ha conservado la piel, los tejidos blandos y el cabello), esqueletos de pantano (en los que solo sobreviven los huesos) y una tercera categoría son los restos humanos parciales.
Los investigadores han estudiad tres tipos de restos humanos: momias de pantano, esqueletos de pantano y restos parciales.

a) momia de pantano (Estonia), b) cabeza cortada de una momia de pantano (Stidsholt, Dinamarca), c) esqueleto de pantano (Luttra, Suecia) y d) restos óseos desarticulados (Alken Enge, Dinamarca).
a) momia de pantano (Estonia), b) cabeza cortada de una momia de pantano (Stidsholt, Dinamarca), c) esqueleto de pantano (Luttra, Suecia) y d) restos óseos desarticulados (Alken Enge, Dinamarca).
Foto: Museo Nacional de Estonia, Nationalmuseet Copenhagen, Jan Kask y Peter Jensen
Estos diferentes estados de conservación se deben a que algunos tipos de ciénagas son más adecuados para preservar tejido humano, mientras que otros conservan mejor el hueso. "Este estudio muestra que el fuerte énfasis de la investigación arqueológica pasada, centrado en un pequeño grupo de momias de pantano espectaculares, ha distorsionado nuestra visión. Las tres categorías brindan información valiosa y, al combinarlas, surge una imagen completamente nueva", asegura Van Beek.
Sacrificios y botines de guerra
El estudio sugiere asimismo que esta práctica formó parte de una tradición milenaria profundamente arraigada. Tiene su origen en el sur de Escandinavia durante el Neolítico (alrededor del año 5000 a.C.) y se extiende paulatinamente por el norte de Europa. Pero ¿por qué fueron estas personas sometidas a tal grado de violencia? Según los investigadores podría deberse a varias causas: tal vez fueron ofrecidas como sacrificios rituales, fueron criminales ejecutados o quizá se trate de víctimas de asesinato.
Sin embargo, las fuentes escritas indican que también hubo un número considerable de muertes accidentales y de suicidios en las ciénagas. "Esto demuestra que no debemos buscar una explicación única para todos los hallazgos. Las muertes accidentales y los suicidios también pueden haber sido más comunes en períodos anteriores", asegura Van Beek.
Esta práctica comienza en el sur de Escandinavia durante el Neolítico y se extiende paulatinamente por el norte de Europa.

Rostro del conocido como Hombre de Grauballe. Museo Mosegaard (Dinamarca).
Rostro del conocido como Hombre de Grauballe. Museo Mosegaard (Dinamarca).
Foto: Marlene Thyssen (CC BY SA 3 0)
Los investigadores también afirman en su estudio que existen algunas ciénagas que fueron utilizadas de manera reiterada y que los cadáveres allí arrojados iban acompañados de una amplia gama de objetos, desde huesos de animales hasta armas de bronce o distintos tipos de ornamentos. Finalmente, describen una última categoría, la formada por los conocidos como "sitios de botín de guerra", donde se han localizado restos humanos junto con gran cantidad de armas.
"En general, la nueva imagen fascinante que surge es la de un fenómeno antiguo, diverso y complejo, que cuenta múltiples historias sobre temas humanos importantes como la violencia, la religión y las pérdidas trágicas", concluye Van Beek.