Àlex Sala
Periodista especializado en Arte e Historia del Arte
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Tras el colapso del periodo clásico, hace 10 siglos, el centro de gravedad de la civilización maya se desplazó del interior hacia el norte de la península del Yucatán, donde florecieron centros urbanos como Uxmal, Tulum o, sobre todo, Chichén Itzá, que acabaría convertida el el principal poder del norte de la península.
La ciudad, levantada junto a uno de los cenotes (pozos de agua) que proliferan en la región, vivió un periodo de esplendor a partir del siglo X, y entre los monumentos que atestiguan su pujanza destaca, sin duda, la pirámide de Kukulcán. Obra maestra de la arquitectura maya, cada primavera era el lugar de un acontecimiento "sobrenatural", el descenso a la tierra del dios Kukucán, la serpiente emplumada, para fertilizar la tierra con la llegada de las lluvias, un acontecimiento "divino", que se lograba gracias a los avanzados conocimientos arquitectónicos matemáticos y astronómicos de quienes construyeron el monumento.