Misterios y curiosidades del antiguo Egipto

La enigmática Estela del sueño que se alza ante la Esfinge de Giza

Entre las garras de la Gran Esfinge puede verse una estela de granito que fue erigida por Tutmosis IV antes de convertirse en faraón. En ella se cuenta que el dios al que representaba la esfinge, Re-Horakhty, se había aparecido en sueños al príncipe para pedirle que lo liberara de la arena que lo aprisionaba desde hacía siglos. A cambio, le prometía el trono de las Dos Tierras. Pero algunos historiadores creen que el joven Tutmosis no era, en realidad, quien estaba destinado a reinar.

La Esfinge de Giza. Entre sus garras de león se alza la Estela del Sueño erigida por Tutmosis IV.

La Esfinge de Giza. Entre sus garras de león se alza la Estela del Sueño erigida por Tutmosis IV.

La Esfinge de Giza. Entre sus garras de león se alza la Estela del Sueño erigida por Tutmosis IV.

Foto: iStock

A finales del siglo XVIII, Egipto era un lugar muy concurrido. Aventureros de toda clase llegaban al País del Nilo en busca de antigüedades que incorporar a los incipientes museos arqueológicos europeos o que poder vender al mejor postor. Uno de estos primeros exploradores fue el italiano Giovanni Battista Caviglia, un marinero que se recicló en arqueólogo. Llegado a Alejandría, Caviglia ofreció sus servicios como "buscador" de antigüedades al cónsul general británico sir Henry Salt, quien tenía la misión de enviar piezas arqueológicas de gran valor al Museo Británico de Londres.

Caviglia fue contratado para excavar en Menfis, donde descubrió una colosal estatua yacente de Ramsés II, y en Giza, donde exploró la pirámide de Keops en 1816 (halló un corredor descendente y una sala inacabada). En Giza, Caviglia también se dedicó a retirar las toneladas de arena que cubrían hasta el cuello la Gran Esfinge. En sus inmediaciones, el antiguo marino italiano halló diversos objetos, entre ellos una magnífica estela grabada con escritura jeroglífica que se erguía entre las patas leoninas de la esfinge, la conocida como Estela del Sueño.

La Esfinge de Gizeh cubierta por la arena. Grabado de David Roberts. Siglo XIX.

La Esfinge de Gizeh cubierta por la arena. Grabado de David Roberts. Siglo XIX.

La Esfinge de Gizeh cubierta por la arena. Grabado de David Roberts. Siglo XIX.

Foto: Cordon Press

La Esfinge le habla a Tutmosis

Pero ¿qué decía el texto de aquella estela y quién había ordenado erigirla precisamente allí? La Estela del Sueño es una losa de granito de 3,6 metros de alto, 2,18 metros de ancho y 0,70 de grosor. Pesa 15 toneladas y es lo que queda de una pequeña capilla levantada entre las patas de la Esfinge por el faraón Tutmosis IV (1400-1390 a.C.) durante el primer año de su reinado. Asimismo la estela se grabó en un dintel reutilizado procedente de la entrada del vecino templo funerario de Kefrén (2472-2448 a.C.). En la parte superior del monumento se representa a Tutmosis presentando ofrendas a la Esfinge como personificación del dios Re-Horakhty, el Sol del mediodía. 

La Estela del Sueño es una losa de granito de 3,6 metros de alto, 2,18 metros de ancho y 0,70 de grosor.

Así pues la estela fue mandada grabar por Tutmosis IV, y en el texto se puede leer lo siguiente: "Tras tumbarse (Tutmosis) a la sombre de este gran dios (la Esfinge) se sumió en un profundo sueño [...]. A continuación vio cómo la majestad de este noble dios hablaba a través de su propia boca del mismo modo en que un padre se dirige a su hijo y decía 'Mírame Tutmosis hijo mío. Soy tu padre Harmaquis-Re-Atum. Te daré el trono de la tierra de los vivientes y llevarás la corona blanca y la corona roja sobre el trono de Geb, el heredero [...]. Fíjate: estoy destrozado y mi cuerpo en ruinas. La arena del desierto sobre la que solía estar, ahora me cubre por completo [...]".

Dibujo de la Estela del Sueño realizado por Richard Lepsius. 1849.

Dibujo de la Estela del Sueño realizado por Richard Lepsius. 1849.

Dibujo de la Estela del Sueño realizado por Richard Lepsius. 1849.

Foto: PD

El joven príncipe entendió enseguida que si hacía lo que el dios le pedía, es decir, liberarlo de la arena que le cubría desde hacía tanto tiempo (de hecho, la Esfinge tenía en esa época unos mil años), heredaría el tono de las Dos Tierras. Y, en efecto, así fue. Tutmosis IV accedió al trono de Egipto tras la muerte de su padre Amenhotep II, aunque hay quien dice que no debería haberlo hecho puesto que, al parecer, no era el príncipe heredero, sino que tenía hermanos mayores. Así, el acceso al trono del nuevo faraón no queda del todo claro.

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¿Faraón legítimo?

Algunos investigadores creen que Tutmosis podría haber usurpado el trono a sus hermanos mayores (se han descubierto algunas estelas, hoy desaparecidas, en las que aparecían representados otros hijos de Amenhotep II y en las que sus nombres fueron minuciosamente borrados). Tal vez la Estela del Sueño sea la forma que encontró Tutmosis IV de legitimarse, de demostrar que el propio dios del Sol le apoyaba en su nombramiento como faraón de Egipto.

Algunos investigadores creen que Tutmosis podría haber usurpado el trono a sus hermanos mayores.

La Estela del Sueño tal como puede verse en la actualidad a los pies de la Esfinge de Giza.

La Estela del Sueño tal como puede verse en la actualidad a los pies de la Esfinge de Giza.

La Estela del Sueño tal como puede verse en la actualidad a los pies de la Esfinge de Giza.

Foto: iStock

Sin embargo también hay historiadores que piensan que no tuvo porque ser así, que posiblemente Tutmosis sí tenía derecho al trono. De hecho, en una inscripción descubierta en la tumba tebana (TT 64) de un personaje llamado Heqarneheh, se hace referencia a que su padre, llamado Heqareshu, fue tutor del príncipe Tutmosis, al que se refiere como "el hijo mayor del faraón".

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Visiones de la divinidad

Pero ¿realmente Tutmosis estaba convencido de que el dios Re-Horakhty se le había aparecido en sueños? ¿creyó estar predestinado y tener una relación especial con la divinidad? En 2012, Hutan Ashrafian, cirujano del Imperial College de Londres sugirió una controvertida teoría basándose en el contenido de la estela. Ashrafian planteó la hipótesis de que Tutmosis IV, y algunos de sus descendientes como Akhenatón o Tutankamón, sufrieron una enfermedad hereditaria que habría sido además la causa de sus prematuras muertes: epilepsia del lóbulo temporal.

Ashrafian planteó la hipótesis de que Tutmosis IV, Akhenatón y Tutankamón, sufrieron epilepsia del lóbulo temporal.

A este tipo de enfermedad van asociadas visiones espirituales y una exacerbación de la religiosidad, lo que, según Ashrafian, podría explicar la visión de Tutmosis IV cuando se durmió a la sombra de la Esfinge. De este modo, tal vez después de un día a pleno sol cazando en el desierto, Tutmosis IV sufrió una crisis epiléptica que provocó su visión divina. Según Ashrafian, "las personas con epilepsia del lóbulo temporal que están expuestas a la luz solar obtienen el mismo tipo de estimulación para la mente que el celo religioso". 

Aunque no sería este el único caso. Según el cirujano británico, la posterior revolución religiosa de Akhenatón, nieto de Tutmosis IV, que impulsó el culto al disco solar Atón en detrimento de los demás dioses del panteón egipcio podría haber tenido origen en la misma enfermedad. Un misterio más que el antiguo Egipto faraónico plantea a los investigadores. 

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