El mundo de los íberos y otras culturas prerromanas de la península Ibérica está de moda. Al continuo estudio y hallazgos en el Turuñuelo (Extremadura), donde se desarrollaron los tartesos entre los siglos IX y V aC, ahora hay que sumarle la llegada a Barcelona y hasta enero de 2022 de la exposición “El enigma íbero. Arqueología de una civilización”, en el Museo de Arqueología de Cataluña. Aprovechamos esta muestra para conocer mejor a los íberos de la mano de Carme Rovira, co-comisaria de la misma junto con los también arqueólogos David Asensio, Gabriel de Prado y Núria Molist.
Historia National Geographic: ¿Recientemente parece que se ha despertado un mayor interés por el mundo íbero? ¿A qué se debe?
Carme Rovira: Siempre ha sido atractivo y aunque desde el siglo XIX lo que más ha llamado la atención son sus manifestaciones artísticas - con muestras escultóricas tan relevantes como las del Cerro de los Santos, La Dama de Elche o la de Baza - con el tiempo, lógicamente, el interés se ha se ha multiplicado y se ha ido desplazando hacia los resultados de la moderna investigación arqueológica.
La progresión en la adecuación de los yacimientos para hacerlos visitables, entre otros factores, ha sido fundamental para acercar el mundo ibérico a la sociedad del siglo XXI. Los crecientes esfuerzos dedicados a la divulgación mediante todo tipo de recursos (publicaciones, organización de visitas guiadas a museos y yacimientos o de festivales de reconstrucción histórica así como la implementación de rutas de turismo cultural) y sobre todo la accesibilidad universal que ofrecen los recursos digitales en línea nos permiten estimular y renovar constantemente el interés de todo tipo de públicos hacia la cultura ibérica. La organización de exposiciones como la nuestra en el MAC es un ejemplo de este proceso positivo y la gran acogida de prensa y público que está teniendo nos demuestra que la cultura ibérica es atractiva.
HNG: ¿Por qué hay tantas incógnitas sobre ellos en comparación con otros pueblos del Mediterráneo antiguo?
CR: Hay varias causas. Se debe a la escasez de fuentes escritas antiguas sobre los pueblos iberos y especialmente resaltaría que no disponemos de una literatura suya propia que aportase información de primera mano. Recordemos que los únicos escritos en lengua ibérica conservados son inscripciones breves y que esta lengua aún no se ha podido traducir.
Además hay que recordar que no se trata de una cultura clásica como la griega o la latina de la que Occidente se considere heredera. La trayectoria de la investigación sobre la cultura ibérica es más corta y menos intensa que la de otras culturas mediterráneas como las mencionadas, a menudo se ha enfocado desde una perspectiva muy local, y sin duda se han dedicado menos recursos científicos y materiales. Todo suma.
La investigación sobre la cultura ibérica es más corta y menos intensa que la de otras culturas mediterráneas. No se trata de una cultura clásica como la griega o la latina de la que Occidente se considere heredera.
HNG: ¿Qué entendemos por pueblos íberos y qué los diferencia del resto de pueblos prerromanos de la península Ibérica?
CR: Son el conjunto de comunidades de la segunda edad del hierro establecidos en la franja mediterránea que se extiende desde Andalucía hasta algo más allá de los Pirineos entre los siglos VI y I aC. Compartían una lengua o variantes lingüísticas cercanas que dio lugar a un sistema de escritura original y muchos rasgos comunes en su organización socio-económica, desarrollo tecnológico y estilo de vida.
Los definimos y diferenciamos de otros pueblos prerromanos peninsulares gracias a las descripciones que hicieron en primer lugar algunos escritores griegos y latinos señalando las peculiaridades de unos y otros, así como gracias a la investigación arqueológica que aporta datos concretos sobre ellos, sus raíces culturales y sus relaciones con otros pueblos coetáneos desde una perspectiva científica.
HNG: ¿Qué áreas ocupaban y cuáles son los yacimientos íberos más importantes que conocemos?
CR: Ocupaban la franja costera mediterránea de las actuales comunidades peninsulares de Andalucía, Murcia, Valencia, Cataluña y de una pequeña parte del sureste francés. En cada una de estas zonas hay yacimientos importantes, ya sean lugares residenciales, funerarios o de culto, de dimensiones muy variables y conocidos de modo desigual porque no se ha excavado con la misma intensidad en toda esta gran extensión territorial, ni las muestras materiales son equivalentes.
De cualquier modo pueden mencionarse como lugares de referencia las necrópolis del Cerrillo Blanco, Coimbra del Barranco Ancho o Cabezo Lucero, los santuarios del Cerro de los Santos o de la Cueva de la Lobera y núcleos residenciales como La Alcudia de Elche, La Bastida de las Alcusses de Moixent, El Castellet de Banyoles de Tivissa, el oppidum de Puente Tablas, o la dípolis de Ullastret pero afortunadamente contamos con muchísimos más; la lista sería muy larga y de todo el antguo territorio ibérico.

Ullastret
Poblado íbero de Ullastret (Cataluña).
Foto: iStock / Besides the Obvious
HNG: ¿La cultura íbera es plenamente autóctona o recibe influencias externas?
CR: La cultura ibérica tiene una personalidad propia y unas raíces locales que percibimos en el bronce final y en la primera edad del hierro, pero lógicamente también recibió influencias, especialmente de griegos y fenopúnicos, por su ubicación mediterránea. Estos pueblos colonizadores, en su expansión comercial desde Oriente, alcanzaron el Mediterráneo occidental e impactaron de distinto modo en las poblaciones ibéricas, dependiendo de las áreas, los intereses y la naturaleza de implantación de los foráneos y la intensidad de las interrelaciones (en ambas direcciones). Todos estos factores se modificaron a lo largo del tiempo. Dicho esto, tampoco podemos obviar la influencia continental transpirenaica, que incidió especialmente entre los íberos más septentrionales y que detectamos por ejemplo en el tipo de armamento que usaban.
La cultura ibérica tiene una personalidad propia y unas raíces locales, pero lógicamente también recibió influencias, especialmente de griegos y fenopúnicos, por su ubicación mediterránea.
HNG: Dicho esto, ¿qué relación existía entre los íberos y otros pueblos de la cuenca mediterránea?
CR: Las relaciones con griegos y fenopúnicos fueron directas y de naturaleza fundamentalmente económica pero también tuvieron consecuencias culturales que abarcaron tanto el arte como las producciones artesanas, agrícolas, la alimentación o las expresiones rituales. La participación de guerreros ibéricos - como aliados o como mercenarios - en múltiples contiendas mediterráneas tuvo asimismo otras derivadas como las características de las fortificaciones que se levantaron en territorio ibérico o el armamento que empleaban. Además, en contexto ibérico también se encuentran materiales de otras procedencias culturales como por ejemplo cerámicas y bronces etruscos, minoritarios y que llegaban a través de intermediarios comerciales griegos o fenopúnicos.
HNG: ¿Y entre los íberos y otras culturas ibéricas prerromanas, como la tartésica?
CR: El sur de la Península Ibérica durante la protohistoria fue un territorio privilegiado para la interrelación cultural entre diversas comunidades locales y foráneas a lo largo del tiempo. Aunque se cree que la desaparición de Tartessos coincide con los inicios de la cultura ibérica, la influencia "orientalizante" sobre el mundo ibérico puede rastrearse parcialmente en el campo artístico, por ejemplo en la orfebrería.
HNG: Durante tiempo se ha percibido la cultura íbera como más simple en comparación con otras culturas de la cuenca mediterránea, como los griegos o los fenicios. ¿Cuánto hay de cierto en esta percepción?
CR: De entrada deberíamos plantearnos qué significa “simple”. En todo caso, la cultura ibérica alcanzó una gran complejidad social - de tipo estatal-, basada en ciudades estado y grandes logros tecnológicos en arquitectura y el urbanismo, así como una capacidad de producción agrícola por citar sólo unos pocos aspectos.
Si la visión que se haya podido tener durante mucho tiempo tenía connotaciones cercanas a la "barbarie" es porque estaba mediatizada por las fuentes literarias antiguas, de historiadores que sólo mencionaban la existencia de estos pueblos de modo sumario y les "etiquetaban" desde un punto de vista basado en la creencia de su propia superioridad cultural. Afortunadamente la arqueología ha ido desterrando muchos mitos; esa visión antigua está desfasada.
Si la visión que se haya podido tener durante mucho tiempo tenía connotaciones cercanas a la "barbarie" es porque estaba mediatizada por las fuentes literarias antiguas.
HNG: ¿Hay descubrimientos recientes que cuestionen la idea que se tenía de la cultura íbera, y si es así, en qué sentido?
CR: Los descubrimientos arqueológicos aportan un conocimiento acumulativo que se reevalúa constantemente y que nos permite precisar y a veces corregir la imagen precedente de las comunidades ibéricas. Personalmente señalaría avances en paleoantropología como los datos que hemos podido extraer en nuevos proyectos de estudio de las "cabezas cortadas" de layetanos y indigetes (últimamente con el apoyo de la Fundación Palarq). A nivel de desarrollo tecnológico y científico ibérico hay manifestaciones de sus conocimientos astronómicos aplicados en la Puerta del Sol de Puente Tablas de Jaén y de ingeniería en el sistema defensivo de Ullastret en Girona, que se está descubriendo recientemente y no se había imaginado que alcanzara tal magnitud.
HNG: ¿Bajo el dominio cartaginés y después romano, los íberos mantienen su identidad cultural?
CR: La Segunda guerra púnica marcó un punto de inflexión en el devenir de la cultura ibérica cuando los indígenas se vieron involucrados en un conflicto bélico global entre Roma y Cartago, las dos grandes potencias del momento que se enfrentaron en la Península. Cualquier contacto intercultural comporta consecuencias en positivo y en negativo. En este caso, la coyuntura histórica y supremacía bélica romana determinó que los iberos fueran conquistados y tuvieran que integrarse en un nuevo modelo cultural. El proceso de cambio siempre exige un tiempo y la romanización no fue inmediata pero sí determinó la desaparición de su identidad cultural.
HNG: ¿Cuándo se puede hablar del comienzo y del final de la cultura íbera?
CR: Se considera que la cultura ibérica arranca como tal a mediados del siglo VI aC y que finaliza con la conquista romana, pero no de modo abrupto tras la división de su territorio en dos provincias romanas el 197 aC, sino más tarde, ya en el siglo I aC.
HNG: ¿Hay rasgos de la cultura íbera que perduren más allá de su absorción por parte de otras?
CR: Los íberos fueron romanizados como otros pueblos peninsulares, y eso determinó que si bien en un principio siguieran manteniendo la lengua y costumbres propias, éstas se fueran sustituyendo por las latinas paulatinamente y de modo inexorable pues eran las oficiales. Se detectan pervivencias a corto plazo por ejemplo en la onomástica de algunas personas romanas de origen ibérico pero a largo plazo sólo algunos topónimos y denominaciones de áreas geográficas que el latín adaptó.