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En el verano de 2017, un equipo dirigido por la arqueóloga Naama Yahalom-Mack, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, estaba excavando una enorme estructura de la Edad del Hierro en Abel Beth Maacah, en el norte de Israel y cerca de la frontera con el Líbano, cuando una persona voluntaria del equipo descubrió una pequeña cabeza escultórica, de unos 5 centímetros, en un estrato arqueológico del siglo IX a.C., una época asociada con los reinos bíblicos rivales de Israel y de Judá: el reino del norte y el reino del sur. Los especialistas están convencidos de que la figurilla barbada de rostro severo representa a un antiguo rey bíblico, pero no saben exactamente a quién, informaba The Associated Press la semana pasada.
La enigmática escultura, hecha de fayenza, perdió una parte de la barba pero presenta un rasgo crucial que ha permitido identificarla con un monarca de Oriente Próximo: el peinado, hacia atrás en mechones gruesos que le tapan las orejas y recogido con una diadema de oro; los antiguos egipcios representaban a sus vecinos de Oriente Próximo con un peinado similar. "El hombre representa la manera genérica en que fueron descritos los pueblos semitas", afirma Yahalom-Mack en referencia a la pieza, que es única en el arte figurativo de la Edad del Hierro y "de una calidad exquisita".
La pieza es única en el arte figurativo de la Edad del Hierro
La arqueóloga considera que podría representar a uno de los siguientes candidatos: Ben Hadad o Hazael, reyes de Aram-Damasco; Ajab o Jehú de Israel; o Itobaal de Tiro, todos ellos personajes de la narrativa bíblica. No está claro si la cabeza era una pieza única o si pertenecía a una estatua más grande. El equipo arqueológico de la Universidad Hebrea de Jerusalén continúa con las excavaciones y podrían aparecer nuevos hallazgos.