Perú tiene aproximadamente un millón de hectáreas de andenes y terrazas, llamados en quechua pata pata. Estas estructuras, que se extienden en las laderas de los Andes, constituyen parte de unos sistemas agrarios que tradicionalmente han estado asociados con la expansión del cultivo del maíz en los imperios andinos. Y es que kilómetros de empinadas laderas fueron aterrazadas creando impresionantes paisajes a gran escala.
De hecho, los espectaculares asentamientos de Machu Picchu, Pisac, Ollantaytambo, Chinchero o Tipón no podrían entenderse sin los aterrazamientos agrícolas de su entorno, que definen un paisaje majestuoso e icónico que nos transporta a los remotos tiempos de esplendor del Imperio inca y otros anteriores a él.
En 2016, la Pontificia Universidad Católica de Perú inició un proyecto liderado por los arquitectos José Canziani y Adriana Scaletti, y por la arqueóloga Patricia Aparicio, cuyo objetivo era comprender la formación del paisaje cultural del valle de Sondondo, en Ayacucho. En 2019 se incorporaron al proyecto la Universidad de Oviedo (España), a través del grupo de investigación en Arqueología Agraria LANDS; Laboratorio de Arqueobotánica y la Cátedra de Suelos de la Universidad de Tucumán y del ISES-CONICET de Argentina. Más recientemente también se ha sumado la Universidad de Toronto, en Canadá.
estudiar la agricultura andina
Esta investigación arqueológica ha focalizado su atención en el estudio de la agricultura andina investigando y excavando los aterrazamientos cercanos a los grandes yacimientos y las áreas de pasturas de la Puna (un tipo de meseta característico de esta zona de los Andes), cercanos a los grandes sitios poblacionales, analizando los tipos de cultivo, las prácticas de uso, así como la cosmovisión asociada a las prácticas agrarias.
Pero ¿por qué en el valle de Sondondo? Este lugar, a 14 horas en coche desde Lima, se encuentra en los Andes Centrales del Perú, y posee un paisaje espectacular. El valle de Sondondo se sitúa entre los 3.000 y los 4.500 metros sobre el nivel del mar y conserva más de 5.600 hectáreas de andenes prehispánicos que aún se cultivan siguiendo prácticas tradicionales. Su localización estratégica ha sido fundamental para su estudio, ya que se sitúa entre las dos regiones donde se gestaron los dos imperios andinos más importantes: el Imperio huari (600-1000 d.C.), en el departamento de Ayacucho, y el Imperio inca (1450-1532 d.C.), en el departamento de Cuzco.
El valle de Sondondo se sitúa entre los 3000 y los 4500 metros sobre el nivel del mar y conserva más de 5.600 hectáreas de andenes prehispánicos.

Excavación en el área de andenes del sector Lambracha, cercana a la localidad de Andamarca.
Excavación en el área de andenes del sector Lambracha, cercana a la localidad de Andamarca.
Mario Prieto Domínguez
Este paisaje cultural cuenta con una riqueza patrimonial excepcional: grandes infraestructuras ganaderas en la Puna, terrazas y andenes cercanos a los grandes asentamientos prehispánicos, pinturas rupestres, vías de comunicación como el célebre Qhapaq Ñan; todos ellos, elementos patrimoniales que permiten asomarse a la compleja historia agraria de la región y comprender su larga transformación.

Ecavación de la piedra maqueta de Mayobamba, en el distrito de Chipao.
Ecavación de la piedra maqueta de Mayobamba, en el distrito de Chipao.
Mario Prieto Domínguez
El valle cuenta, además, con gran cantidad de afloramientos rocosos labrados que dibujan el paisaje agrario y nos permiten atisbar la cosmovisión que el mundo andino tenía de su entorno circundante que reciben el nombre de "piedras- maqueta". Estas son la expresión material de la extraordinaria importancia simbólica que tuvo la agricultura en los Andes, y una fuente de información única para decodificar su paisaje agrario.
no solamente maíz
Habitualmente se ha relacionado la generalización de las terrazas agrícolas con el cultivo del maíz, tanto por parte del primer imperio andino, el de los huari, como, sobre todo, por los incas. Esta la reciente investigación arqueológica de andenes, espacios ganaderos, lugares de almacenamiento (collqas) y "piedras-maqueta" cuestiona lo que se pensaba hasta ahora sobre un paisaje dominado por el maíz, y aporta una imagen de mayor diversificación de cultivos entre las antiguas comunidades andinas.
La estratigrafía de los andenes, las dataciones por radiocarbono y el análisis de microfósiles han desvelado algunos datos fascinantes. Por ejemplo, amplios sectores de andenes atribuidos al período incaico se construyeron en el período Intermedio Temprano (hacia 200 a.C.-600 d.C.), una de las fases menos conocidas de la historia prehispánica en la sierra. Estos se transformaron profundamente durante el periodo Intermedio Tardío. Sorprendentemente se ha podido documentar que la creación de estos sectores agrícolas había sepultado estructuras funerarias y domésticas precedentes, que fueron totalmente desmanteladas y sus materiales reutilizados para la ampliación de los andenes.
Muchos andenes atribuidos al período incaico se construyeron en el período Intermedio Temprano, una de las fases menos conocidas de la historia prehispánica.

Sector de collqas o estructuras de almacenamiento y área de andenes en Santa Isabel cerca de la localidad peruana de Ccecca.
Sector de collqas o estructuras de almacenamiento y área de andenes en Santa Isabel cerca de la localidad peruana de Ccecca.
Mario Prieto Domínguez
La identificación de fitolitos y almidones realizada, y su frecuencia en la secuencia estratigráfica indicaría, como novedad, que el cultivo del maíz tuvo una distribución bastante irregular, estando la intensificación de su cultivo vinculada al período Intermedio Tardío, y no a los momentos imperiales como se había creído hasta la fecha.
Otro dato interesante es que las fases más tempranas de uso de los andenes presentan una mayor diversidad de cultivos, y es donde el cultivo de la familia de la quinoa es más destacado, lo que podría sugerir una mayor diversificación de la producción. Estos datos cuestionarían la visión predominante de un paisaje dominado por el maíz, lo cual puede modificar nuestro entendimiento también de la sociedad andina.
El próximo objetivo de este proyecto será, según las investigadoras, profundizar en el estudio de la historia agraria de la zona poniendo especial atención a los procesos de fertilización del suelo y a la interrelación de las distintas ecozonas del valle. De hecho, las espectaculares montañas aterrazadas andinas son las protagonistas de una longeva historia que ha impreso su huella en un paisaje que, aún en la actualidad, nos habla del profundo conocimiento que las comunidades andinas han tenido, y tienen, del medio que las vio nacer y prosperar.