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Ludwig von Reuter, comandante de la flota imperial alemana que se internó en Scapa Flow, en las islas Orcadas de Escocia, ordenó el hundimiento de sus barcos durante la mañana del 21 de junio de 1919, unos días antes de la firma del Tratado de Versalles, con el que finalizó oficialmente la Primera Guerra Mundial.
El comandante alemán, convencido del fracaso de las negociaciones de paz, quería evitar que los británicos o sus aliados se apoderaran de los buques. Cincuenta y dos de los 74 barcos se hundieron y en las décadas siguientes algunos fueron reflotados, remolcados y desguazados. Varios naufragios de la Hochseeflote, la Flota de Alta Mar del Imperio alemán, permanecen desde entonces en el lecho marino de Scapa Flow.
El pasado 17 de febrero, bajo un cielo azul y despejado, un equipo de arqueólogos marinos zarpó hacia Scapa Flow a bordo del MV Halton y con el objetivo de completar la segunda fase del proyecto German High Seas Fleet Scrap Sites, impulsado por el Centro de Investigación Arqueológica de las Orcadas, el Instituto de Arqueología de la Universidad de las Tierras Altas e Islas de Escocia y con la participación de SULA Diving.
"Nos hemos centrado en los sitios que fueron investigados con un sónar de barrido lateral en la primera fase del proyecto y hemos registrado y documentado amplios vestigios de la flota de la Primera Guerra Mundial que aún permanecen en el fondo marino", explica la arqueóloga marina Sandra Henry en un comunicado reciente de dicha universidad. "Las condiciones subacuáticas eran perfectas y la visibilidad era buena y, por tanto, los buceadores han podido tomar excelentes fotografías y han realizado vídeos que muestran el estado de los naufragios", declara.