Industria del cobre en el Nuevo Mundo

Los indígenas fabricaron munición para los conquistadores españoles

Los arqueólogos han descubierto que los conquistadores españoles dependían de los indígenas para fabricar su munición de cobre en Mesoamérica, pues ellos no sabían cómo llevarla a cabo.

Hernán Cortés en su llegada a las costas mexicanas según un grabado de la época.

Hernán Cortés en su llegada a las costas mexicanas según un grabado de la época.

Foto: CordonPress

Los conquistadores españoles lograron someter a los pueblos americanos, en gran parte, gracias a la superioridad de su armamento. A pesar de ser muchas veces tan solo un puñado de hombres iban equipados con espadas, pistolas y cañones, mientras que enfrente tenían un ejército numeroso pero que luchaba con lanzas y flechas hechas de piedra.

Evidentemente llegó un momento en que las armas se les acabaron y los conquistadores necesitaron cantidades enormes de bronce para fabricar balas de repuesto para sus armas. ¿Cómo lo consiguieron? Según un artículo publicado recientemente en la revista Latin American Antiquity, la ayuda de los pueblos indígenas fue esencial para ello.

Los conquistadores contaban con armas de fuego para combatir a una población armada de lanzas y flechas de piedra

Contrariamente a la imagen tradicional de que los pueblos mesoamericanos desconocían por completo el trabajo de los metales, algunos de ellos lograron un notable dominio de la metalurgia, sobre todo del cobre. Los españoles, que no estaban familiarizados con la fundición de este metal, tuvieron que recurrir a ellos para obtener el cobre necesario para producir el bronce con el que fabricar todo tipo de objetos en el Nuevo Continente.

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Un centro metalúrgico avanzado

El análisis de los hallazgos realizados en las excavaciones del yacimiento de El Manchón (México) han llevado a los arqueólogos a concluir que el lugar fue un importante centro de producción de objetos de cobre usados por los colonizadores españoles al menos durante los siglos XVI y XVII. Uno de los descubrimientos más destacados es un tipo de horno único en la región, con avances aportados por los españoles.

El equipo comandado por la arqueóloga del MIT, Dorothy Hosler identificó en el yacimiento un área de producción con varios montículos de escoria (el material no metálico que se separa durante la fundición del metal puro), lo que evidenciaría la existencia de talleres metalúrgicos en el lugar.

Los arqueólogos hallaron los cimientos de piedra y una torta de escoria de un horno único en la región, en el que el oxígeno se insuflaba a través de fuelles. Una técnica desconocida por los indígenas mesoamericanos, que soplaban cañutos para avivar el fuego.

Horno de fundición encontrado por los arqueólogos en México.

Horno de fundición encontrado por los arqueólogos en México.

Foto: MIT / Dorothy Hosler
Mapa de los hornos de fundición encontrados por los científicos.

Mapa de los hornos de fundición encontrados por los científicos.

Foto: MIT / Dorothy Hosler

Metal de alta calidad

Este sistema permitía alcanzar una temperatura mayor en el interior del horno, lo que mejoraba la calidad del metal (que tenía menos impurezas) y era capaz de producir grandes volúmenes de cobre. Así, la ingente cantidad de bronce que los españoles necesitaban para platos, monedas y municiones no hubiera sido posible sin la colaboración con estos trabajadores cualificados indígenas, que se extendió durante al menos doscientos años.

Los arqueólogos encontraron un horno que había incorporado mejoras tecnológicas procedentes de Europa

Según el artículo de Latin American Antiquity, los indígenas producían el metal a cambio de algunas exenciones de impuestos y otros privilegios. "Sabemos por documentos que los europeos descubrieron que la única forma en que podían fundir el cobre era colaborando con los pueblos indígenas que ya lo estaban haciendo", ha declarado Hosler al MIT, "tuvieron que cerrar tratos con las fundiciones nativas".

El Manchón era un remoto asentamiento de la Sierra Madre, al sur de Ciudad de México, ocupado desde mediados del siglo XIII hasta finales del siglo XVIII. Según Dorothy Hosler, los artesanos de El Manchón "ya habían estado fundiendo cobre en este asentamiento durante varios cientos de años [antes de la llegada de los españoles], principalmente para hacer materiales rituales o ceremoniales como campanas y amuletos".

El yacimiento, que Hosler y su equipo excavaron durante cuatro temporadas antes de tener que suspender su trabajo debido a la actividad del cartel local de la droga, contiene grandes cantidades de escoria de cobre, acumuladas durante siglos de uso intensivo. Su estudio ha permitido concluir además que los artesanos locales estaban altamente calificados y habían producido aleaciones complejas (de cobre-plata, cobre-arsénico y cobre-estaño) ya antes de la llegada de los españoles.

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