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En el verano de 1917, o puede que en 1918, a finales de la Primera Guerra Mundial, un sumergible alemán del tipo UB II se hundió frente a la costa de la provincia de Flandes Occidental, en Bélgica, probablemente tras impactar con una mina marina. "Las escotillas están cerradas y los periscopios están parcialmente subidos, por lo que asumimos que estaba sumergido cuando se hundió. Los daños en la proa, principalmente en el tubo lanzatorpedos superior, indican la explosión de una mina o de una carga de profundidad. Ocurrió todo de forma instantánea, pues los fragmentos del tubo se encuentran justo debajo de la proa", explica Tomas Termote, un arqueólogo subacuático experimentado, a National Geographic.
"Dejaremos los restos de los 23 marinos en paz", afirma Termote
Termote fue el primero en bucear y comprobar que era un sumergible alemán del tipo UB II. "El naufragio se conocía desde hacía más de 30 años, pero nadie intentó identificarlo o realizar un examen más detenido con sondas multihaz", asegura. La tripulación de este tipo de sumergibles estaba formada por un comandante y 22 hombres y, por tanto, los restos de los tripulantes aún deben de estar en el interior. "Seguimos tratando de identificar el sumergible; dudamos entre tres números de serie. Las próximas inmersiones están dirigidas a buscar un número en el centro de la hélice. Dejaremos los restos de los 23 marinos en paz y no perturbaremos el sitio en el futuro; el gobernador se ocupará de protegerlo legalmente", concluye.