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El hundimiento del "Tirpitz", el abrupto final de la "Reina del Norte"

Tras varios intentos frustrados por parte de las fuerzas aéreas británicas, en la madrugada del 12 de noviembre de 1944, el "Tirpitz", el mayor y más poderoso acorazado alemán de la historia —junto con el "Bismarck", hundido en 1941— acababa sus días bajo las aguas de la costa de Noruega tras ser bombardeado por una escuadrilla de aviones británicos.

Foto del Tirpitz tomada en el año 1941.

Foto: PD

"La destrucción, o incluso la paralización, de esta nave es el mayor evento en el mar en la actualidad. Ningún otro objetivo es comparable a eso", proclamaba el premier británico Winston Churchill en referencia a la importancia que para su gobierno tenía poder destruir de una vez por todas el acorazado alemán Tirpitz, un buque que por su gran potencia y enorme tamaño fue apodado La bestia y La reina solitaria del norte. Finalmente, el 12 de noviembre de 1944, "La Reina" acabaría hincando las rodillas ante los británicos y se hundiría para siempre en las gélidas aguas de Noruega.

La bestia de los mares

Bautizado con el nombre de Alfred Von Tirpitz, almirante y héroe de la Marina Imperial alemana durante la Primera Guerra Mundial, este poderoso acorazado se convirtió en el hermano gemelo de otro mítico acorazado de la marina alemana, el Bismarck. Con doce motores diésel de 1.652 caballos de vapor, que le permitían alcanzar los 30 nudos de potencia, 253 metros de eslora, 36 cañones de diverso calibre, 84 ametralladoras (72 de las cuales eran cuádruples) y dos lanzatorpedos, el Tirpitz fue botado el 1 de abril de 1939 en los astilleros del puerto de Wilhelmshaven, una ciudad al norte de Alemania. El gigantesco acorazado se hizo a la mar el 9 de marzo de 1941 para comenzar unas maniobras al mando del capitán Friedrich Karl Topp. Tras recibir la visita del propio Adolf Hitler, interesado en comprobar los progresos de esta joya de la Armada, el Tirpitz fue nombrado buque insignia de la Marina de Guerra Alemana (Kriegsmarine).

Bautizado con el nombre de Alfred Von Tirpitz, almirante y héroe de la Marina Imperial Alemana durante la Primera Guerra Mundial, este poderoso acorazado fue el hermano gemelo de otro mítico acorazado de la marina alemana, el Bismarck.

Foto coloreada del almirante Von Tirpitz, tomada alrededor del año 1900.

Foto: Cordon Press

Botadura del acorazado Tirpitz el 1 de abril de 1939 en los astilleros de Wilhelmshaven, en el norte de Alemania.

Foto: PD

Cuando la Alemania nazi invadió la Unión Soviética en junio de 1941, el Tirpitz se encontraba anclado en Kiel, a orillas del mar Báltico. El acorazado actuaba como buque insignia de la Flota alemana del Báltico, y se encontraba en esos momentos al mando del almirante Otto Ciliax. El Tirpitz, acompañado por cuatro cruceros ligeros y varios destructores, recibió la orden de poner sitio al puerto soviético de Leningrado, la actual San Petersburgo. La Flota Roja del Báltico, pillada por sorpresa, no tuvo opción alguna en ningún momento. Así, con la misión cumplida, el Tirpitz regresó a puerto alemán donde recaló hasta el 14 de enero de 1942, cuando puso rumbo al mar del Norte con la misión de interceptar a los convoyes aliados que recorrían aquella zona.

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Un barco indestructible

El destino del acorazado alemán era Noruega, y nada más llegar a Trondheim se trasladó a un fondeadero seguro para no ser localizado. Pero a pesar de que se tomaron todas las medidas de seguridad, el Tirpitz fue avistado por una flotilla de reconocimiento aéreo británica. Cuando el primer ministro, Winston Churchill, fue informado de la presencia del Tirpitz en aguas noruegas, este, dominado por su premura por hundir el acorazado, ordenó una incursión aérea nocturna que acabó en fracaso. A continuación, el Tirpitz fondeó junto al pequeño fiordo de Fættenfjord; allí se hallaba protegido por un amplio dispositivo antiaéreo, además de por barreras de boyas y por submarinos que patrullaban la zona constantemente. Los alemanes no querían cometer los mismos errores que provocaron el hundimiento del Bismarck en mayo de 1941, por lo que en esos momentos el Tirpitz se limitaba a participar en misiones muy concretas, en parte también debido a la carestía de combustible.

Fondeado junto al pequeño fiordo de Fættenfjord, el 'Tirpitz' se hallaba protegido por un amplio dispositivo antiaéreo, además de por barreras de boyas y por submarinos que patrullaban la zona constantemente.

Plano de reconocimiento del Tirpitz preparado por la Marina de los Estados Unidos.

Foto: PD

Vista aérea del acorazado Tirpitz en plena navegación.

Foto: PD

El 6 de marzo de 1942, el Tirpitz, al mando del vicealmirante Otto Ciliax, junto con tres destructores, pusó rumbo al océano Ártico. Aquel día estaba previsto el comienzo de la Operación Sportpalast, también conocida como Operación Nordmeer, cuyo objetivo era interceptar a los convoyes aliados que navegaban por la zona. La Marina Real Británica había movilizado una escuadra compuesta por más de dieciocho naves, pero dos días más tarde, el 8 de marzo, ambas flotas se cruzaron en sentido contrario, sin avistarse los unos a los otros a causa de una espesa niebla. A pesar de ello, al día siguiente una escuadrilla de aviones británica avistó al Tirpitz, aunque no solamente fracasaron en su ataque al acorazado, sino que ademas dos de ellos fueron abatidos. Tras aquel encuentro no deseado, y temiendo delatar su posición, el vicealmirante Ciliax suspendió la operación y el buque se retiro para buscar refugio en el fiordo de Narvik, en Noruega.

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La obsesión del primer ministro

Hundir al Tirpirz se convirtió en una prioridad para el Almirantazgo Británico y en una auténtica obsesión para Winston Churchill. El 31 de marzo de 1942, una escuadrilla de 34 bombarderos de la RAF (la fuerza aérea británica) localizaron al Tirpitz en su escondrijo y lo atacaron sin éxito: ninguna de sus bombas dio en el blanco y además cinco de sus aviones fueron abatidos. La cosa fue mucho peor durante la noche del 29 al 30 de abril, ya que las pérdidas británicas ascendieron a siete aeronaves. En junio de 1942, el Tirpitz se hizo de nuevo a la mar junto con tres cruceros para emprender la Operación Rösselsprung, cuya misión era interceptar y hundir un convoy británico que transportaba suministros y material bélico. A pesar de haber sido localizado, y de que al parecer habría sufrido leves daños como consecuencia del impacto de un torpedo ruso, la aparición del Tirpitz dejó sin escolta al convoy y a merced de la Luftwaffe, que acabó hundiendo 24 de los solitarios barcos.

En junio de 1942, el 'Tirpitz' se hizo de nuevo a la mar junto con tres cruceros para emprender la Operación Rösselsprung, cuya misión era interceptar y hundir un convoy británico que transportaba suministros y material bélico.

De nuevo en alta mar, durante el mes de septiembre el Tirpitz participó en la invasión de la isla de Spitsbergen junto con el acorazado Scharnhorst y nueve destructores. Durante aquella misión, el Tirpitz bombardeó instalaciones militares y destruyó las baterías del Ejército Noruego, allanando el camino de las tropas alemanas, que desembarcaron el día 6 de septiembre. Tras esta misión, el Tirpitz puso rumbo al fiordo de Kaaf donde permaneció anclado de nuevo.

Imagen del Tirpitz tomada probablemente en el año 1941.

Foto: PD

Tras varios intentos fallidos por parte de la Marina Real británica por hundir al Tirpitz, el Alto Mando alemán consideró poco seguro el refugio noruego de Kaaf. Así pues, el 19 de octubre de 1944 el Tirpitz fue trasladado al fiordo de Sandesund, donde el acorazado tendría la misión de actuar como si de una batería flotante se tratase frente a una posible invasión de Noruega por parte de las tropas aliadas. Tras un nuevo y fallido intento de la aviación aliada de hundir el Tirpitz, los alemanes enviaron una escuadrilla al mando de un as de la aviación, el comandante Heinrich Ehrler, para dar cobertura al buque. Los británicos, entonces, organizaron una enésima intentona para acabar con el acorazado. Bautizada como Operación Catechism, el 12 de noviembre de 1944, una escuadrilla de 31 bombarderos despegó de la base de Lossiemouth, en Escocia, con la misión de hundir de una vez por todas el Tirpitz. Algo que al fin se lograría tras una hábil artimaña por parte de los aliados que los alemanes no supieron ver a tiempo.

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El final de un coloso

Ocho cazas alemanes salieron a interceptar la escuadrilla británica que se acercaba hasta el Tirpitz. Pero los alemanes no advirtieron que parte de la escuadrilla se había separado con el objetivo de distraer su atención. Cuando el comandante Ehrler se dio cuenta ya era demasiado tarde. Así, en el momento en que parte de la escuadrilla británica fue divisada en el horizonte, todas las sirenas de alarma empezaron a sonar en el fiordo de Sandesund. Pero para cuando los alemanes intentaron reaccionar, las bombas ya estaban cayendo irremediablemente sobre la cubierta del acorazado, matando a decenas de tripulantes. Una de las bombas impactó de lleno en la santabárbara del Tirpitz, lo que provocó una enorme explosión que escoró el acorazado hasta que acabó dándose la vuelta, con su superestructura bajo el agua. Debido a la poca profundidad del fiordo, la quilla permaneció a flote, lo que permitió el rescate de 397 tripulantes. Los británicos solo tuvieron que lamentar la pérdida de uno de sus aviones.

Una de las bombas impactó de lleno en la santabárbara del Tirpitz, lo que provocó una enorme explosión que escoró el acorazado hasta que acabó dándose la vuelta, con su superestructura bajo el agua.

Con el hundimiento del Tirpitz, la marina alemana perdió el último de sus grandes acorazados y con él, su posición predominante en el mar del Norte. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos de Noruega, Gran Bretaña y la República Federal Alemana dieron inicio al rescate y traslado de los restos del Tirpitz, una labor ingente que se prolongó hasta el año 1957. Algunos de los restos del que fuera la joya de la Marina Alemana fueron expuestos en diversos museos, como el Imperial War Museum de Duxford, en Inglaterra. Y otros de sus fragmentos fueron vendidos como souvenirs para nostálgicos o para amantes de los buques de guerra por una compañía noruega.