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El confinamiento por el coronavirus ha obligado a muchas familias a desempolvar esos juegos de mesa olvidados en los altillos y los trasteros de muchos hogares. El Monopoly es uno de los más famosos y del que existen diversas versiones, pero gracias al cual muchas generaciones se han distraído dejando sin blanca el resto, en una especie de lucha feroz por el capital. Pero, sin embargo, muy pocos conocen su origen.
Un juego "antisistema"
Tradicionalmente se adjudica la autoría de este juego a Charles Darrow, un ingeniero estadounidense que perdió su empleo tras la Gran Depresión de 1929. Pero en realidad el invento se remonta a varias décadas antes. De hecho, debemos atribuírselo a una mujer, Elizabeth Magie Phillips, inventora, poeta y activista por los derechos de las mujeres, que en 1902 creó un juego llamando The Landlord's Game (el juego del terrateniente).
La idea debe atribuirse a Elizabeth Magie Phillips que en 1902 creó un juego llamado The Landlord's Game (el juego del terrateniente).
Magie era seguidora de las ideas económicas de Henry George, principal exponente de la teoría del geoísmo, según la cual la riqueza obtenida de la naturaleza se debe distribuir de un modo equitativo entre todos. Este economista estadounidense proponía un sistema de impuesto único para gravar las rentas de la tierra y destinar a los ciudadanos esos ingresos (un antecedente de lo que hoy conocemos como “renta básica universal”).
Magie, que lanzó su juego en 1904, quería concienciar a la gente sobre estas ideas. Su juego, que tenía un tablero con casillas correspondientes a propiedades, un sistema de alquileres, impuestos y prisión, disponía en origen de dos conjuntos de reglas y los jugadores, siempre que se pusieran de acuerdo, podían cambiar de uno a otro en cualquier momento.
Dos reglamentos
El primer reglamento era antimonopólico, es decir, que cuando un jugador adquiría una propiedad, todos los demás jugadores ganaban algo y el juego terminaba cuando quien empezaba con menos fondos duplicaba su riqueza. El segundo reglamento era monopólico: establecía como prioridad acaparar el mayor número de propiedades y dejar sin fondos al resto de jugadores, que cada vez que pasaban por las casillas de los otros debían pagar una tasa. Incluso había penas de prisión para los deudores. La versión del juego que tuvo más éxito y acabó prevaleciendo fue, efectivamente, la de machacar al contrario y acumular la mayor cantidad de dinero y bienes posible.
El juego de Magie tenía dos reglamentos: uno antimonopólico y el otro monopólico, pero la versión que acabó triunfando fue la monopólica.
El objetivo del juego de Magie era mostrar las diferencias entre ambos modelos económicos y las ventajas del sistema propugnado por George. Magie logró patentar su invento en 1905. Muchos años después, en 1936, la empresa impresora de juegos Parker Brothers ofreció comprarle la patente por 500 dólares, a lo que ella accedió.
El Monopoly de Darrow
Pero meses antes, en 1935, el ingeniero Charles Darrow (que había conocido el juego de Magie en 1924) patentó asimismo una versión muy modificada que incluía la palabra Monopoly en el centro. Alcanzó una gran popularidad al instante y vendió millones de copias. Parker Brothers también le compró la patente, pero a diferencia del contrato de Magie, el de Darrow incluía regalías (pagos por derechos de autor), con lo que, a diferencia de Magie, Darrow se hizo millonario.
Charles Darrow patentó una versión muy modificada del juego que incluía la palabra Monopoly y de la que vendió millones de copias.
Si tenemos un Monopoly en casa y nos decidimos a jugar alguna que otra partida para pasar el rato y hacer más soportable el confinamiento podemos recordar que la partida más larga duró 1.680 horas, el equivalente a 70 días. Esperemos que no se nos haga tan largo.