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Posiblemente la relación más larga y duradera que mantuvo Alejandro Magno fue con la princesa persa Bársine, a la que el rey conocía desde su infancia. Diodoro de Sicilia decía de ella que «era muy distinguida por su belleza y por su disposición». Fruto de esta relación, hacia 327 a.C. nació un varón al que sus padres dieron el significativo nombre de Heracles, el héroe del que supuestamente descendía la dinastía de Alejandro.

El líder macedonio siempre usó el matrimonio como una herramienta política, llegado a casarse con la hija de darío en Susa mientras 10.000 de sus soldados lo hacían con mujeres de todo el imperio para unir así a sus nuevos súbditos con lazos de sangre.
Foto: Cordon Press
Bársine vivió con su hijo en Pérgamo, ajena a las intrigas en torno a la sucesión de Alejandro, hasta que se vio fatalmente implicada en ellas. En el año 309 a.C., Casandro hizo que Poliperconte la asesinase junto a su hijo y así acabara con la descendencia de Alejandro.