Actualizado a
· Lectura:
Finales de 1944. La Alemania nazi pierde la guerra. Heinrich Himmler ordena la destrucción de las cámaras de gas y los crematorios de Auschwitz. Un caza de la Luftwaffe, un Messerschmitt Bf 109, con un motor V12 y armado con dos ametralladoras y un cañón, sobrevuela Birkelse, en el norte de la Dinamarca ocupada por los nazis. El avión se estrella con estrépito cerca de una granja, abriendo un agujero en el terreno pantanoso de más de cuatro metros de profundidad. El piloto muere en el impacto.
Marzo de 2017, casi 73 años después. Daniel Rom Kristiansen, de 14 años de edad, tiene que hacer un trabajo para la escuela sobre la Segunda Guerra Mundial. Klaus, su padre, bromea sobre una vieja historia familiar: su abuelo hablaba de un avión de combate alemán que supuestamente se estrelló cerca de la granja. Padre e hijo salen al campo con un detector de metales. El artilugio se pone a pitar. Comienzan a cavar. Aparecen fragmentos metálicos. Le piden la excavadora al vecino. Descubren el motor de un avión, otras piezas, objetos personales, trozos de ropa... y restos mortales. Los Kristiansen se ponen en contacto con las autoridades, que extraen y examinan el material.
Entre los efectos personales del piloto había tres condones... sin usar
El Museo Histórico de Jutlandia del Norte se encarga de la investigación arqueológica y publica el hallazgo en su página de Facebook. Los huesos del piloto nazi aún estaban dentro de la cabina, que estaba destrozada como el resto del avión. La procedencia de los objetos hallados es incuestionable: el emblema de la Luftwaffe (un águila alzando el vuelo sobre una esvástica) y el de la Reichsarbeitdienst, el Servicio Alemán de Trabajo (una esvástica sobre dos espigas). También se han descubierto los efectos personales del piloto: el traje y el gorro, el bolso, monedas danesas y alemanas, cupones para comida y tres condones (sin usar).
"Hemos descubierto el nombre del piloto en un documento. Las autoridades alemanas tienen constancia del piloto, pero de momento no puede ser revelado", explica Torben Birk Sarauw, el máximo responsable arqueológico del Museo Histórico de Jutlandia del Norte, a National Geographic. "Por fortuna mi hijo ya tiene algo sobre lo que escribir en su trabajo", ha comentado Klaus Kristiansen a los medios locales.