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El pasado 20 de septiembre, un equipo de arqueólogos búlgaros desenterró los restos de dos caballos y un carruaje de los antiguos tracios, de unos 2.500 años de antigüedad, en uno de los túmulos de la necrópolis real de la tribu de los getas, junto a la aldea de Sveshtari, al norte de Bulgaria, según informa la arqueóloga Diana Gergova, directora de las excavaciones, a Historia National Geographic. Los expertos creen que los dos caballos fueron conducidos por una pendiente poco pronunciada al interior de sendas fosas y a continuación fueron sacrificados y sepultados en posición vertical. Los cuerpos yacían en tres niveles diferentes: las cabezas por encima, apoyadas sobre piedras; los cuerpos en fosas estrechas con las patas delanteras por debajo; y las patas traseras en posición vertical en una fosa más profunda
, explica Gergova. Se trata de una forma única de enterrar a los animales sacrificados por parte de los getas, como si estuvieran vivos y en movimiento
, agrega.
Los tracios creían en la inmortalidad
Los caballos tenían entre cuatro y cinco años de edad en el momento de su muerte, según el paleozoólogo D. Kostov. El carruaje de dos ruedas, decorado con apliques de bronce, debió pertenecer a la nobleza tracia. Este tipo de vehículos fueron utilizados con fines militares, pero también en carreras y funerales; eran un símbolo de la Luna
, comenta Gergova. Los tracios, como los egipcios, creían en la inmortalidad y, según la mitología, fue Orfeo, originario de Tracia, quien los introdujo en los misterios. Los getas fueron profetas y transmitieron las enseñanzas órficas sobre la inmortalidad a otros pueblos europeos como los celtas y los germanos. Fueron un pueblo guerrero pero cultivado, que creía en la inmortalidad astral y por ello los grupos de túmulos en la necrópolis real eran un reflejo de algunas de las constelaciones más brillantes
, asegura Gergova.