En los años finales de la dinastía Ming (1368-1644), un tal Zang Xianzhong encabezó una gran rebelión campesina y ocupó la región de Sichuan, en el centro de China. A fuerza de saqueos y exacciones acumuló pronto un inmenso tesoro que en el año 1646 decidió llevarse consigo al sur del país. Las crónicas hablan de un millar de barcos cargados con monedas y objetos de gran valor que acabaron hundidos en el río Min durante una batalla que acabó con la derrota de Zang Xianzhong, quien murió un año después.
Algunos estudiosos creían que las noticias sobre este fabuloso botín eran una fantasía, hasta que en 2005 el hallazgo de varios lingotes de plata en el lecho del río hizo pensar que la leyenda tal vez tuviera algún fundamento. Desde entonces, la zona sufrió constantes pillajes, lo que finalmente forzó a las autoridades a intervenir. En enero de este año se drenó un tramo de un centenar de metros del cauce del río.
Ello ha permitido a los arqueólogos recuperar nada menos que 30.000 objetos entre monedas de oro y plata, joyas, porcelana y armas, pertenecientes sin duda al legendario tesoro de Zang Xianzhong. Y la búsqueda no ha terminado. Los arqueólogos estiman que sólo han excavado una pequeña parte del yacimiento y pretenden reanudar los trabajos en cuanto vuelva a bajar el caudal del río, el año que viene.