Sufragismo en EE.UU.

La Guerra de las Rosas

Desde el siglo XIX, las sufragistas estadounidenses se organizaron para luchar y obtener los derechos que se les negaban. Consiguieron el derecho al voto hace 100 años.

Foto: Cordon Press

El pasado mes de agosto se conmemoraba un hito histórico para los derechos de las mujeres: el centenario de la aprobación de la 19 enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, mediante la cual las mujeres obtuvieron el derecho al voto.

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La conmemoración de esta efeméride llegó acompañada por la polémica. A finales de agosto se inauguraron nuevas estatuas en Central Park que recordaban las figuras de destacadas sufragistas: Susan B. Anthony y Elizabeth Cady Stanton, dos mujeres blancas que lucharon por el sufragio universal (por cierto, las primeras mujeres de relevancia histórica con representación en el parque). Sin embargo. algunas voces críticas subrayaron la ausencia de mujeres negras que también habían participado muy activamente en el movimiento sufragista, por lo cual se decidió incluir a Sojourner Truth. Truth fue una mujer afroamericana que, tras escapar de la esclavitud, puso su libertad al servicio de la lucha por el abolicionismo y el sufragismo. Un objetivo que alcanzó el éxito mucho más tarde que el que perseguían sus ahora inertes compañeras.

La activista Sojourner Truth, retratada alrededor de 1870, se convirtió en la primer mujer negra en ganar un juicio frente a un hombre blanco.

La activista Sojourner Truth, retratada alrededor de 1870, se convirtió en la primer mujer negra en ganar un juicio frente a un hombre blanco.

Foto: CC

De Seneca Falls al siglo XX

Los inicios del recorrido histórico de las sufragistas se remontan a 1848, en la convención de Seneca Falls. Si bien algunas autoras habían reivindicado el derecho al voto femenino en textos anteriores –como por ejemplo Olympe de Gouges en la Declaración de los derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791)–, esta será la primera vez que una asociación de mujeres y hombres se manifiesta como movimiento para conseguir un objetivo común. Sus principales organizadoras fueron Lucrecia Mott y Elisabeth Cady Stanton.

El resultado fue un texto reivindicativo que se enfrentaba a las convenciones sociales y a las leyes establecidas que coartaban la libertad y el pleno uso de los derechos de la mujer. Exigíanuevas leyes que permitieran a las mujeres tener propiedades, abrir negocios o votar. Una declaración revolucionaria firmada por 68 mujeres y 32 hombres.

Tras la Guerra de Secesión se abolió la esclavitud, pero las sufragistas todavía tenían un largo camino por recorrer

El siglo XIX en Estados Unidos fue un periodo de grandes cambios y movimientos sociales. Paralelamente a este auge sufragista, se fue desarrollando a su vez el movimiento abolicionista, cuyos simpatizantes muy a menudo coincidían en ambas reinvindicaciones. Tras la Guerra de Secesión americana (1861-1865) el abolicionismo triunfó y la esclavitud llegó a su fin, oficialmente. Pero las sufragistas todavía tenían un largo camino por recorrer.

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Desde finales del siglo XIX y hasta principios del siglo XX el movimiento sufragista se extendió por todo el planeta, poco a poco la mentalidad de gran parte de la sociedad iba asumiendo que el derecho al voto femenino era una cuestión básica de la democracia. En el Reino Unido, los métodos usados por las sufragistas para exigir sus derechos eran cada vez más expeditivos, donde algunas ponían en peligro su vida e incluso morían en alguna de las protestas, como fue el caso de Emily W. Davison. Sin embargo, fue Nueva Zelanda el primer país del mundo en aprobar el sufragio universal en 1907, mientras que Reino Unido hizo lo propio en 1918.

La sufragistas estadounidenses montando un piquete de huelga frente a la entrada a la Casa Blanca en 1917.

La sufragistas estadounidenses montando un piquete de huelga frente a la entrada a la Casa Blanca en 1917.

Foto: Cordon Press

En Estados Unidos, con la llegada del nuevo siglo, el movimiento sufragista tomó una deriva más conservadora. Si bien hasta entonces abogaba por un conjunto de derechos básicos –igualdad salarial, derechos civiles...–, ahora se centraba únicamente en el derecho al voto femenino, por lo cual se convirtió en una prioridad convencer a los estados más reaccionarios del sur.

Flores rojas y amarillas

En julio de 1919 se aprobó la Enmienda 19 a la Constitución y durante el siguiente año se libró la llamada Guerra de las Rosas: los partidarios del sufragio lucían una flor amarilla y los opositores una de color rojo. En agosto de 1920, 36 estados dieron el visto bueno y quedó aprobado el sufragio universal en Estados Unidos. A partir de entonces las mujeres mayores de edad pudieron acudir a las urnas para expresar su opción política. Sin embargo, la ley dejaba margen a la interpretación, y muchos estados utilizaron esta ambigüedad para seguir impidiendo el voto a las mujeres afroamericanas o pertenecientes a algunas minorías. Un hecho que no se resolvió definitivamente hasta 1965, con la promulgación de la Voting Rights Act (Ley de derecho al voto), aprobada en el marco de la lucha por los Derechos Civiles de los afroamericanos.