Gilles de Rais tiene el dudoso honor de formar parte de la larga lista de personajes "infames" que conforman la historia negra. Junto a figuras como Vlad Tepes o Erzsébet Bathory, calificados como monstruos incluso en épocas donde convivir con el horror era algo habitual, Gilles de Rais fue definido por sus propios contemporáneos como un asesino en serie, pederasta, sádico, sodomita y hereje, a pesar de pertenecer a la nobleza de la Francia del siglo XV.
Muchos historiadores han tachado a Gilles de Rais de niño malcriado y con poder, un hombre cuyos actos malvados inspiraron al autor francés del siglo XVII Charles Perrault para escribir su cuento Barba Azul. De su forma caprichosa e impulsiva de actuar daría fe él mismo durante su juicio, cuando declaró que "uno se cansa y se aburre de lo ordinario. Empecé matando porque estaba aburrido y continué porque me gustaba desahogar mis energías".
Violencia y crueldad
Gilles Montmorency-Laval, barón de Rais, nació en septiembre de 1404 en el castillo de Champtocé, una de las propiedades que tenía su poderosa y rica familia en el sur de la Bretaña francesa. A los once años, Gilles vio morir a su padre durante una cacería, destripado por los colmillos de un jabalí. Aquella imagen impactó de tal manera al joven que probablemente le provocó un trauma de por vida. Tras la muerte de su progenitor, su abuelo Juan de Craon, un hombre sádico que trataba con extrema crueldad a sus criados, se ocuparía de la educación de Gilles.
A los once años, Gilles vio morir a su padre destripado por los colmillos de un jabalí mientras estaba cazando.

Juana de Arco hecha prisionera en Compiègne. Cuadro pintado entre 1886 y 1890 por Eugène Lenepveu.
Juana de Arco hecha prisionera en Compiègne. Cuadro pintado entre 1886 y 1890 por Eugène Lenepveu.
Foto: PD
Educado entre sus pares, los jóvenes herederos de la aristocracia francesa, Gilles se convirtió en un joven engreído y caprichoso que fue armado caballero a los catorce años. Tras ello entró al servicio del duque Juan V de Bretaña, en cuyo desempeño destacó por el salvajismo del que hacía gala en los combates. El joven mostraba una agresividad extrema y no se detenía ante nada. Con tan solo quince años se cobró su primera víctima mortal practicando esgrima.
Gilles y Juana de Arco
Con 17 años, Gilles raptó a Catalina de Thouars, una joven heredera con la que, pese a la negativa de su familia, se casaría ese mismo día. Pero el matrimonio no funcionó. Al parecer, Gilles sentía pulsiones homosexuales y la pareja tardó siete años en tener a su única hija. Finalmente, tras convertirse en padre, Gilles abandonó a su esposa y nunca más se preocuparía por su hija.
En 1429, la fama de valiente guerrero de Gilles llegó a oídos del rey de Francia, quien reclamó sus servicios para liberar Orleans, asediada entonces por los ingleses. Allí Gilles conocería a Juana de Arco, por la cual quedó fascinado al instante. Ambos liderarían un gran ejército que en apenas ocho días liberó la ciudad de Orleans de manos inglesas. Poco después, Gilles sería nombrado mariscal de Francia.
Fue el rey de Francia quien reclamó los servicios de Gilles de Rais para liberar Orleans de manos inglesas.

Grabado que representa a Gilles de Rais durante su participación en la guerra junto a Juana de Arco.
Grabado que representa a Gilles de Rais durante su participación en la guerra junto a Juana de Arco.
Foto: Cordon Press
Durante una de las muchas escaramuzas que se produjeron, Gilles salvó la vida de Juana muy cerca de París y trató de liberarla también cuando fue capturada y condenada por brujería y herejía por los ingleses en Ruán. A partir de entonces las cosas empezaron a torcerse para Gilles. En 1434, el canciller La Tremoille, su gran valedor en la corte de Francia, cayó en desgracia y Gilles perdió su título de mariscal. Fue para él una pérdida de prestigio, aunque no económica, puesto que su fortuna era entonces muy considerable tanto gracias a la herencia familiar como a los botines conseguidos en la guerra.
El círculo oscuro de Gilles de Rais
Gilles de Rais se retiró a sus posesiones en Bretaña y allí llevó una vida de lujo y excesos, celebrando espléndidos banquetes. De Rais empezó entonces a interesarse por la magia y la alquimia, y en su corte reunió a magos, nigromantes, brujos, adoradores del diablo y alquimistas, la mayoría de ellos embaucadores, como el italiano Francisco Prelati, a los que instaba a descubrir la piedra filosofal. También invocaba al diablo y celebraba rituales satánicos.
Fascinado por la magia y la alquimia, De Rais reunió en su corte a magos, nigromantes, brujos y adoradores del diablo.

Juicio de Gilles de Rais, con el obispo Jean de Malestroit, 1440. Biblioteca Nacional de Francia, París.
Juicio de Gilles de Rais, con el obispo Jean de Malestroit, 1440. Biblioteca Nacional de Francia, París.
Foto: PD
Estos hechos salieron a la luz durante el proceso al cual fue sometido en 1440, tras ser arrestado arrestado el 15 de septiembre por orden del obispo de Nantes. En el juicio, Gilles de Rais no solamente fue acusado de practicar la brujería, sino también de herejía, sodomía y, lo más sorprendente y horrible, del asesinato de niños. Pero ¿es posible que el fiel lugarteniente de Juana de Arco se convirtiese en un asesino en serie de niños indefensos? Pues parece que así fue. Numerosos testigos, la mayoría campesinos que trabajaban en sus tierras, declararon que muchos de sus hijos, de edades comprendidas entre los 8 y 14 años, habían desaparecido mientras llevaban a cabo sus tareas en el campo.
Crímenes horrendos
Y es que durante más de siete años se habían producido multitud de desapariciones, alrededor de doscientas según las declaraciones, en las inmediaciones de las diferentes propiedades de Gilles de Rais. De hecho, los familiares de los niños desaparecidos sospecharon desde un principio de él, pero su figura les provocaba tal terror que nunca se atrevieron a denunciarlo. Finalmente, sería durante el proceso cuando el propio De Rais y sus cómplices confesaron los terribles hechos.
Sería durante el proceso cuando el propio De Rais y sus cómplices confesaron los terribles hechos.
Al parecer, los acontecimientos se sucedieron de la siguiente manera: Gilles de Rais había dado ordenes a sus sicarios de que solo le trajeran a los niños que eran "bellos como los ángeles". Una vez en el castillo, eran llevados a una estancia "especial" donde, para evitar que chillaran, eran sujetados por el cuello. "Ya los suspendía con su mano, ya hacía suspenderlos por otros por el cuello, con nudos y cuerdas, en su habitación, a una percha y un gancho", contaron los testigos. Tras aquello, los violaba y luego los mataba (en ocasiones él mismo y en otras lo ordenaba a sus criados) decapitándolos o a golpes.
"Escrito en los astros"
Uno de sus sirvientes declaró en el juicio que De Rais experimentaba "más placer asesinando a los niños, viendo separar sus cabezas y sus miembros y cómo se debilitaban y corría su sangre, que conociéndolos carnalmente". Tras aquellos horribles actos, el cadáver y las pruebas se quemaban. Durante el proceso se insinuó que De Rais ordenó en 1437 quemar los restos de 40 niños en uno de sus castillos, concretamente el castillo de Machecoul, para deshacerse de las pruebas incriminatorias.
Uno de sus sirvientes dijo que experimentaba "más placer asesinando niños que conociéndolos carnalmente".

Ejecución de Gilles de Rais, 1440. Biblioteca Nacional de Francia, París.
Ejecución de Gilles de Rais, 1440. Biblioteca Nacional de Francia, París.
Foto: PD
A pesar de lo que parecen ser pruebas contundentes de los crímenes cometidos por Gilles de Rais, algunos historiadores han puesto en tela de juicio todo el procedimiento, y creen que en realidad se trató de un proceso político similar al sufrido unos años antes por la propia Juana de Arco. Sin embargo, la mayoría de investigadores creen que Gilles de Rais sí cometió, sino todos, una gran parte de los crímenes que se le imputaron.
Sea como fuere, tras el juicio, Gilles de Rais fue condenado a muerte acusado de prácticas demoníacas, herejía y sodomía. Finalmente, tras reconocer todos sus crímenes, alegó que había actuado así porque "estaba escrito en los astros". El 26 de octubre de 1440, Gilles de Rais fue ahorcado a las afueras de Nantes y sus restos, parcialmente incinerados, fueron enterrados en la iglesia de las carmelitas de la ciudad.