El gesto de Marilyn Monroe que ayudó a Ella Fitzgerald a triunfar

La actriz utilizó su poder en Hollywood para conseguir que contrataran a Ella Fitzgerald en uno de los clubs de jazz más importantes del momento, facilitándole una oportunidad que impulsó a la cantante a la fama.

Ella Fitzgerald

Ella Fitzgerald

Picture Alliance

En noviembre de 1954, Marilyn Monroe acudió por primera vez a un concierto de Ella Fitzgerald. Su coach de voz le había recomendado que escuchara a la cantante de jazz para mejorar sus propias cualidades vocales y ella así lo había hecho. Sin embargo, todavía no había tenido la oportunidad de disfrutar de las melodías de Ella Fitzgerald en directo. Por eso, en noviembre de aquel año, la actriz asistió a una de las funciones de la cantante en un club de Los Ángeles.

Tras este primer concierto, Monroe y Fitzgerald se conocieron y entablaron una amistad que las unió durante el resto de sus vidas. Más allá de las apariencias y de las diferencias en sus disciplinas artísticas, las dos mujeres tenían muchas cosas en común. Ambas habían pasado infancias difíciles y se habían sobrepuesto a sus respectivos problemas familiares, y las dos habían sufrido inmensamente en sus primeros y ya finalizados matrimonios. Además, tanto Fitzgerald como Monroe habían elegido dedicarse al mundo del espectáculo y, por lo tanto, se enfrentaban a retos parecidos, pese a estar una en la gran pantalla y la otra sobre los escenarios.

Marilyn Monroe

Marilyn Monroe

Marilyn Monroe en la grabación de 'Let's Make Love', 1960.

Twentieth Century Fox Film Corporation / Diltz / Bridgeman Images

Los inicios de ella fitzgerald

En una conversación, Ella Fitzgerald le comentó a Marilyn Monroe que había intentado varias veces que la contrataran para cantar en el Mocambo, el club más exitoso del Hollywood del momento, pero que siempre había recibido un no por respuesta. La vocal había actuado en escenarios de todo el país y su voz ya era reconocida, sin embargo, no conseguía que la contrataran fuera de los clubs más pequeños. En una ocasión, la propia Fizgerald dijo: “Sé que gano mucho dinero en los clubs de jazz en los que canto, pero me encantaría poder tocar en uno de esos lugares elegantes”.

Durante la década de 1950, la segregación racial todavía tenía un gran peso en los Estados Unidos. Era una realidad injusta que dividía a los ciudadanos y beneficiaba a unos por encima de los otros. Lo mismo pasaba en la industria musical, donde el trato dado a unos músicos u otros iba intrínsecamente ligado al color de su piel. Sin embargo, algunos managers y clubs habían dado un paso adelante, liberándose de aquellos antiguos valores para abrazar un futuro con más igualdad.

Las funciones en el Mocambo se acercaban más al cabaré que al jazz, por eso consideraban que Ella Fitzgerald no encajaba.

Uno de ellos había sido el Mocambo, en cuyo escenario ya habían actuado músicas como Dorothy Dandridge o Eartha Kitt, que ya era una cantante habitual del club. Sin embargo, existían sesgos más allá del racial que hacían que a algunos se les abrieran las puertas y a otros no. En concreto, a Ella Fitzgerald la habían rechazado por carecer del “glamour” que tenían otras cantantes y que, supuestamente, “movía a las masas”. Al parecer, para muchos la talla de ropa y la imagen corporal era prácticamente tan importante como tener una buena voz. Por otro lado, las funciones en el Mocambo se acercaban más al cabaré que al jazz y, por lo tanto, los del club consideraban que el estilo de Fitzgerald no encajaba.

Ella Fitzgerald

Ella Fitzgerald

Louis Armstrong, Ella Fitzgerald y Lionel Hampton fotografiados en 1965.

Bridgeman Images

la ayuda de Marilyn Monroe

Decidida a ayudar a su amiga, Marilyn Monroe llamó al dueño del Mocambo y le hizo la siguiente propuesta: si él le daba una oportunidad a Ella Fitzgerald, ella asistiría al club todas las noches que la cantante estuviera sobre el escenario y se sentaría en primera fila, además de traer con ella a otras celebridades de Hollywood. “La prensa se volverá loca”, aseguró Marilyn, y el dueño del club aceptó.

La extraordinaria voz de Ella Fitzgerald conquistó al público y al dueño del Mocambo.

En marzo de 1955, el Mocambo contrató durante dos semanas a Ella Fitzgerald. La noche del estreno, Marilyn apareció junto a sus amigos Frank Sinatra y Judy Garland y se sentó en primera fila, tal y como había prometido. Lo mismo hizo todas las noches siguientes, atrayendo tanto a los medios de comunicación (que, ciertamente, “se volvieron locos”) como a otras celebridades.

Sin embargo, muy pronto Ella Fitzgerald dejó de necesitar la ayuda de Marilyn Monroe. Su extraordinaria voz y talento musical conquistaron los oídos y los corazones no solo del público sino también del dueño del Mocambo, que le ofreció alargar el contrato. “Después de esto, nunca volví a tocar en un club de jazz pequeño”, afirmó Ella Fitzgerald en una entrevista para Ms. Magazine en 1972.

Ella Fitzgerald

Ella Fitzgerald

Ella Fitzgerald, apodada "la reina del jazz", ha sido una de las artistas más importantes a influyentes de la historia del jazz junto a Billie Holiday y Sarah Vaughan.

La amistad entre Ella Fitzgerald y Marilyn Monroe

Cuando, en una ocasión, le preguntaron a Marilyn Monroe quién era su cantante favorita, la estrella afirmó: "Bueno, mi persona favorita, y me encanta tanto como persona como cantante, porque creo que es maravillosa, es Ella Fitzgerald". Después de aquel primer encuentro y del éxito conseguido en el Mocambo, la relación entre Monroe y Fitzgerald se reforzó. Sin embargo, con el paso de los años, las artistas empezaron a distanciarse.

"Tengo una deuda muy grande con Marilyn Monroe", afirmó Ella Fitzgerald.

El manager de la cantante de jazz le explicó a Lois Banner, biógrafo de Marilyn Monroe, que el principal factor que las separó fue la adicción de Marilyn Monroe a las pastillas y el alcohol. Ella Fitzgerald no bebía ni fumaba, de hecho, incluso rechazaba cantar canciones que hicieran referencia a las drogas. En cambio, Monroe desarrolló una serie de adicciones ligadas al estrés y la ansiedad que sufría en su profesión que la acompañaron hasta el día de su muerte.

De todos modos, pese a su distanciamiento, Ella Fitzgerald jamás olvidó la ayuda de Marilyn Monroe y siempre habló de ella con cariño y respeto. En su entrevista para Ms. Magazine de 1972, hecha diez años después del fallecimiento de Monroe, la cantante aseguró: "Tengo una deuda muy grande con Marilyn Monroe. (...) Era una mujer excepcional, un poco adelantada a su tiempo. Y ella no lo sabía". 

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