La llegada de Colón a América se conmemora tanto en España como en los países hispanoamericanos cada 12 de octubre desde hace más de 500 años, lo que no quita que siga suscitando debates y dudas.
Tanto los intereses sociopolíticos como la sensibilidad de la gente han ido transmutando a lo largo de los años, y con ellos, la narrativa en torno al acontecimiento. Sin embargo, el conocido como descubrimiento de América se ha estudiado profundamente y, aunque debido a la lejanía temporal es casi imposible descifrar al detalle qué sucedió ese día, los historiadores han logrado esclarecer algunos puntos que permiten a las sociedades actuales -a la española y a sus 18 hermanas al otro lado del Atlántico- conocer, reconocer y respetar su pasado.
¿Fue un descubrimiento?
La definición que propone la Real Academia Española para el término "descubrimiento" es: la acción de "hallar lo que estaba ignorado o escondido, principalmente tierras o mares desconocidos". En este sentido, se puede considerar un descubrimiento el de América desde la óptica del Imperio español, pero no desde el punto de vista de la humanidad, la cual ya estaba presente en el continente siglos antes de la llegada de Cristóbal Colón.
Por otro lado, durante la década de 1960, una pareja de arqueólogos descubrió en la localización de L’Anse aux Meadows, en Terranova (Canadá), un pequeño campamento vikingo cuya datación por radiocarbono indicó que se había establecido hacia el año 1000, lo que indica que los viajeros escandinavos llegaron a América mucho antes que el famoso Cristóbal Colón.
El hallazgo, que es bastante reciente, dio argumentos científicos a las teorías sobre el navegante nórdico Leif Erikson, de quien se dice que zarpó de la actual Islandia con 89 hombres y mujeres en el año 1000 y se instaló en el Nuevo Continente.
Colón no llegó a América el 12 de octubre
¿Hemos vivido engañados? Parcialmente. En el año 1492, España y otros países de Europa se regían por el calendario juliano, el cual presentaba una imprecisión de unos 11 minutos por año: una diferencia mínima pero que daba un error acumulado de 8 o 9 días respecto a la fecha astronómica.
No fue hasta 1582, por iniciativa del papa Gregorio XIII, cuando este fue sustituido por el calendario gregoriano, y la corrección del error dio lugar a un desajuste de fechas: ese año, se pasó directamente del 4 al 15 de octubre. Por lo tanto, el día en que Colón y sus hombres llegaron a América fue en realidad el 20 o el 21 de octubre de nuestro calendario actual.
¿Por qué se llama América?
La figura de Cristóbal Colón no fue la única protagonista en el evento que cambió la historia del mundo. Y es de otro de los personajes importantes del cual proviene el topónimo del Nuevo Continente.
El florentino Américo Vespucio emprendió diversos viajes a través de las rutas marítimas que abrió en 1492 su compañero y buen amigo Colón. Pero mientras que hacia principios del 1500 el marino genovés no había visitado más que las islas del mar Caribe (La Española, Cuba, etc.), él, por el contrario, alcanzó «tierra firme», esto es, el continente americano propiamente dicho. Así lo indicó en un pequeño libro titulado Mundus Novus, «Nuevo mundo» (1504) que, junto a la Carta sobre las islas recién halladas en los cuatro viajes que realizó, tuvo mucha repercusión en Europa.
Vespucio emprendió sus aventuras por puro placer: "Viajamos para hacer descubrimientos, no para buscar lucro alguno", y en ese sentido, lo cierto es que recibió escasas recompensas de las autoridades por sus empresas, tal y como explica Cristóbal Colón en las cartas a su hijo Diego: "La fortuna le ha sido contraria como a otros muchos. Sus trabajos no le han aprovechado tanto como la razón requiere". Sin embargo, dejó un legado que es recordado cada vez que se pronuncia o se escribe algo sobre el continente. El topónimo en su honor: América.
"¿Y dónde está el oro?"
El continente americano es hasta día de hoy un lugar rico en minerales, algo que, sin duda, llamó la atención de los forasteros europeos que exploraron sus tierras. Sin embargo, la verdadera riqueza, en rigor, no fue el oro, sino la plata: los españoles obtuvieron en sus territorios americanos una fabulosa cantidad que sustentó la hegemonía de la dinastía Habsburgo en Europa y contribuyó al nacimiento de una poderosa economía global.
Durante los primeros años desde la llegada de Colón a América, era necesario encontrar productos que por su altísima rentabilidad justificaran el comercio a larga distancia, por lo que los españoles se empeñaron en buscar oro a toda costa, sin demasiado éxito. Al contrario de lo que Colón -quien destacaba por ser un excelente propagandista- explicaba en sus cartas a la Corona ("muchos nativos traían piezas de oro al cuello, y algunos perlas atadas a sus brazos"), la cantidad del preciado metal hallado en ríos y minas en las Antillas fue escasa.
No fue hasta el siglo XVIII cuando, con el progresivo desarrollo de la vida urbana en el Nuevo Mundo, las minas de oro y -en mayor cantidad y durante más tiempo- plata cobraron importancia, con México como enclave privilegiado: Cortés y sus sucesores implementaron una red de campamentos de explotación geológica que dio lugar a la fundación de ciudades como Zacatecas, Guanajuato, Taxco, Oaxaca o Guadalajara.

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Aborígenes trabajando en la mina de plata de Potosí, Nueva España (actual Bolivia). Grabado de Theodor de Bry, 1590.
Cordon Press
Pero el Alto Perú y Charcas (actual Bolivia) no se quedaron atrás: en el Cerro de Potosí se ubicó la mayor mina de plata de la historia de España, de la que se dice que, con solo una mínima parte de lo que se extrajo en las primeras décadas desde su descubrimiento por parte de los conquistadores, se podría levantar y construir un puente de plata desde los Andes hasta España. Como también podría hacerse lo mismo con los huesos de los aborígenes que murieron en las explotaciones geológicas.
Ahora la pregunta es: ¿dónde fue toda esa riqueza? Según los historiadores, en tan solo medio siglo los conquistadores llevaron alrededor de 100 toneladas de oro desde América hacia Europa, lo que contribuyó a convertir a España en el país más rico del mundo, si bien otra gran cantidad se empleó para impulsar el desarrollo del urbanismo en el Nuevo Mundo.
No obstante, fue la tremenda inversión en ejércitos para expandir el Imperio español lo que fue, poco a poco, agotando las reservas del Reino. Y no solo eso, sino que la Corona malgastó sus metales preciosos, generalmente para obtener préstamos de los banqueros antes de que las flotas llegaran a Europa.
El verbo "colonizar" no proviene de Colón
Al contrario de lo que puede parecer, el verbo "colonizar" deriva del vocablo en latín 'colonia', cuyo significado era "tierra de labradores". Este provenía de 'colonus' (labrador), que tiene su origen en el infinitivo 'colere' (cultivar). La etimología, pues, nos dice que el término es mucho anterior a la llegada de Cristóbal Colón a América.
Además, cabe destacar que el apellido del marino genovés es una traducción al español del original, en italiano: Colombo, el cual sería equivalente a "Palomo". Así que cualquier semejanza entre el término y el personaje histórico es mera coincidencia.
En España ya no se celebra el "Día de la Hispanidad"
Aunque en la actualidad sigue conociéndose popularmente como Día de la Hispanidad, la ley de 1987 que establece el festivo en España no incluye dicha denominación en ninguno de sus puntos. Así, el 12 de octubre, además del Día de la Virgen del Pilar (la patrona del país), se celebra la Fiesta Nacional de España. Además, en el último centenario, celebrado en 1992, no se utilizó el término “descubrimiento” sino “encuentro entre dos mundos”.
De todos modos, el nombre oficial de la festividad ha ido cambiando a lo largo de los años. El primero fue el Día de la Raza en 1913, impulsado por la Unión Ibero-americana, y la celebración giraba únicamente en torno a la figura de Cristóbal Colón: el 12 de octubre, tanto en España como en los países hispanoamericanos, los niños hacían sus ofrendas a los monumentos del navegante.

Niños depositando flores en el monumento a Colón en 1917 en Nuevo Mundo
Niños depositando flores en el monumento a Colón en 1917 en Madrid.
Biblioteca Nacional de España
Siete años más tarde, en 1920, se propuso llamar a la fecha Día de la Hispanidad, debido a que, según las escrituras de Ramiro de Maeztu, el término englobaba tanto la proyección lingüística y cultural, como el matiz de la cristiandad. Esta es la denominación que se mantiene en el imaginario popular, aunque a efectos oficiales no tiene cabida desde la creación de la ley que declara el día festivo.
En cuanto a los países al otro lado del Atlántico, cada uno de ellos ha elegido la denominación más adecuada en función de sus preferencias o su sensibilidad hacia la fecha: en México, se llama Día de la Nación Pluricultural; en Argentina, Día del Respeto a la Diversidad Cultural; en Venezuela, Día de la Resistencia Indígena, mientras que Honduras es uno de los pocos que mantiene el Día de la Raza.