El poder del tebeo

Francisco Ibáñez, maestro del humor

Mortadelo y Filemón, Rompetechos, el botones Sacarino, los sufridos habitantes de 13 Rue del Percebe… los personajes de Francisco Ibáñez han sacado sonrisas a más de una generación.

Francisco Ibáñez

Francisco Ibáñez

Foto: CC 20 minutos https://bit.ly/3qv9l3E

Corrían los primeros días del año 1958 cuando vieron la luz, en las páginas de la revista Pulgarcito, dos estrambóticos personajes: un detective con un atuendo a lo Sherlock Holmes y su ayudante, un hombre larguirucho vestido de negro. Eran la versión primitiva de Mortadelo y Filemón, dos de los más queridos personajes del humor español a lo largo de más de 60 años.

Su creador, Francisco Ibáñez, llevaba ya unos años dedicándose al tebeo; palabra castiza que él afirma preferir en lugar de “cómic” y que remite a la longeva revista española TBO. Nacido el 15 de marzo de 1936 en Barcelona, desde pequeño fue un amante de las historietas y a los once años ya publicó algunas para la revista infantil Chicos. En 1952 empezó a compaginar su trabajo como botones en el Banco Español de Crédito con la publicación de historietas para diversas revistas y suplementos de periódicos barceloneses.

Tal fue su éxito que al cabo de pocos años ya ganaba más con sus publicaciones que con su trabajo en el banco, por lo que se volcó completamente en el dibujo. Aunque en sus primeros tiempos Ibáñez trabajó para diversas revistas, en 1958 empezó a dibujar en exclusiva para la editorial Bruguera, una prolífica relación que duraría casi 30 años y que terminaría en un agrio divorcio cuando en 1985 la casa se quedó con los derechos de publicación de sus personajes.

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Antes de su partida, sin embargo, daría vida en las revistas de esta editorial a sus personajes más famosos: el cegato Rompetechos, el botones Sacarino -inspirado en su propia experiencia en esta profesión y en el cómic belga Spirou-, los “chapuzas” Pepe Gotera y Otilio, los habitantes del loco bloque de pisos situado en el número 13 de la Rue del Percebe y, por supuesto, los que se convirtieron en sus “hijos” más famosos: Mortadelo y Filemón.

A lo largo de sus 63 años de vida Mortadelo y Filemón han participado en los mundiales de fútbol, en las Olimpíadas, en la Guerra Fría y en el nacimiento de la Unión Europea

Fue en las páginas de la revista Pulgarcito cuando aparecieron por primera vez, aunque por aquel entonces se trataba de historietas cortas y los personajes aún no estaban del todo definidos. Pero a partir de 1969, con la publicación del álbum El sulfato atómico, las historias se hicieron más largas y los protagonistas adquirieron su característico aspecto y personalidad: Mortadelo torpe, despistado y un as de los disfraces; su “jefe” Filemón, más prudente pero víctima de las desgracias ocasionadas por la torpeza del primero; y un estrambótico elenco de secundarios como el Super -superintendente de la T.I.A., una agencia de inteligencia-, que siempre les envía a las misiones más impensables, o el loco profesor Bacterio, cuyos inventos siempre traen problemas.

Mortadelo y Filemón es de lejos la creación más exitosa de Ibáñez, a la que todavía se dedica en la actualidad, tras recuperar sus derechos en 1988 gracias a un acuerdo con Ediciones B, heredera de los títulos de Bruguera. Un éxito que no solo hay que atribuir a su humor y personajes, sino también a la capacidad de su autor por sacar temas de los eventos de la actualidad española y mundial. A lo largo de sus 63 años de vida Mortadelo y Filemón han participado en los mundiales de fútbol, en las Olimpíadas, en la Guerra Fría y en el nacimiento de la Unión Europea, entre otras aventuras; y políticos, artistas, personajes históricos e incluso el propio autor han sido parodiados en sus páginas.

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A día de hoy, los torpes agentes secretos de la T.I.A. suman más de 200 aventuras y siguen con la misma vitalidad que en sus inicios, a pesar de todas las desdichas por las que han pasado. Su fama ha tendido a eclipsar al resto de la familia Ibáñez, aunque sus historias han seguido reeditándose a lo largo de los años. Mención especial merece 13, Rue del Percebe por su original concepto, que nos invita a cotillear en la intimidad de los vecinos de un bloque de pisos.

A punto de cumplir 85 años y con más de 100 millones de álbumes vendidos, Francisco Ibáñez se ha convertido en uno de los historietistas españoles más prolíficos y reconocidos. Ha obtenido diversos reconocimientos, como la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes en 2001, y su nombre ha sido propuesto como candidato al Premio Princesa de Asturias en las categorías de Artes o de Letras. A lo largo de casi 70 años de carrera profesional, ha sido tan prolífico como cualquier escritor y sus historias pueden considerarse a menudo un espejo de las bondades y miserias de la sociedad española: un espejo satírico y con un humor gamberro que no pasa de moda, pues como dice el autor, la vida sin humor “sencillamente no sería vida”.