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Madrid, 1653, un Diego Velázquez de 54 años se enfrenta al enésimo retrato que hace de Felipe IV. Ha sido el encargado de pintar su imagen oficial durante tres décadas, desde 1623, cuando realizó el primer retrato del soberano, que entonces apenas había llegado a la veintena y encaraba el inicio de su reinado lleno de energía. En este momento, el rey cuenta con 48 años y tiene el aspecto de un hombre mayor y fatigado. La tarea no es fácil, Velázquez debe elaborar una pintura en la que el rey pueda reconocerse, pero a la vez su aspecto no transmita una debilidad impropia de su dignidad. El resultado cuelga actualmente de las paredes del Museo del Prado: el retrato de Felipe IV anciano, una de las obras maestras del pintor como retratista.
De las pinturas de Velázquez sus contemporáneos aseguraban que eran "la verdadera imitación de la naturaleza". Una buena muestra de este realismo son los retratos que realizó de Felipe IV y su familia y los personajes más importantes de la corte en los casi 40 años que trabajó al servicio del monarca. De la paleta del maestro sevillano salieron decenas de retratos del propio rey, sus esposas o las infantas. De entre todas estas obras destaca sin duda el gran retrato colectivo que son Las Meninas (1656), una de las cumbres de su pintura, considerada una de las obras maestras de la historia de la pintura española y universal. En esta galería de fotos recopilamos algunos de estos óleos repartidos por museos de todo el mundo y que dan cuenta de su talento como maestro del retrato cortesano.