La fatídica campaña de Napoleón en Rusia

La audaz invasión de Rusia, que provocó un pavoroso incendio en Moscú, constituyó el mayor fracaso de Napoleón

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Alejandro I, Emperador y Autócrata de todas las Rusias

Zar del imperio ruso desde 1801 hasta 1825. Estableció amistad con Napoleón por un período de tiempo. Sin embargo, por presión de la nobleza rusa y de algunos familiares,  la alianza se rompió y Alejandro se convirtió nuevamente en enemigo de Francia. En unas ambiguas relaciones diplomáticas con los galos, el zar se negaba cada vez más abiertamente a seguir los dictados del emperador francés. Napoleón decidió entonces invadir el Imperio del zar con un colosal ejército formado por más de 600.000 hombres.

Foto: Musée d`Orsay

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La marcha sobre Moscú

Óleo sobre Lienzo de Jean-Louis-Ernest Meissonier. En junio de 1812, la Grande Armée de Napoleón, formada por 691.500 hombres, el mayor ejército jamás formado en la historia europea hasta ese momento, cruzó el río Niemen y enfiló el camino de Moscú. En ese momento, la Grande Armée se componía de una fuerza central de asalto de 250.000 soldados bajo el mando personal del Emperador, otras dos líneas de frente bajo el mando de Eugène de Beauharnais -con 80.000 hombres- y Jérôme Bonaparte (con 70.000). Además constaba de dos cuerpos de ejército separados al mando del mariscal Jacques Macdonald, con 32.500 hombres y Karl Philipp de Schwarzenberg, con 34.000 soldados austriacos. Por último, la Grande Armée constaba de una reserva de 225.000 soldados.

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La batalla de Borodinó

Óleo sobre lienzo por Auguste-Joseph Desarnod Desarnod. El 7 de septiembre de 1812, el ejército de Napoleón derrotó a las tropas rusas dirigidas por Kutúzov en la sangrienta batalla de Borodinó, que se cobró un saldo de 75.000 bajas entre imperiales y rusos. La victoria abrió a los franceses el camino hacia Moscú.

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Su Alteza Serenísima y Príncipe de Smolensk Mijaíl Ilariónovich Goleníshchev-Kutúzov

Retrato del pintor R.M. Volkov del militar ruso Goleníshchev-Kutúzov más conocido como Kutúzov a secas, reconocido como un militar de gran valía y famoso por sus enfrentamientos contra las tropas napoleónicas. A lo largo de su carrera militar Kutúzov ocupó diferentes cargos en la cadena de mando. Se le consideraba una persona de mente fría y calculadora que sabía esperar y no apresurarse. Kutúzov, además de ser ingenioso, fue muy galante. Se hizo indispensable tanto en la corte de la emperatriz Catalina II, como en la de su sucesor, Pablo I. Catalina siempre lo llamaba "mi Kutúzov". Sin embargo, nunca fue del agrado del zar Alejandro I.

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Napoleón avanza en una Moscú en llamas con sus tropas

Óleo sobre lienzo del pintor Viktor Mazurovsky. En junio de 1812, la Grande Armée de Napoleón, formada por 691.500 hombres, el mayor ejército jamás formado en la historia europea hasta ese momento, cruzó el río Niemen y enfiló el camino de Moscú. La invasión comenzó el 23 de junio de 1812. Napoleón había enviado una oferta final de paz a San Petersburgo poco antes del inicio de las operaciones, de la que nunca recibió contestación. Al llegar a la capital rusa Napoleón entró finalmente en una ciudad fantasma, desalojada de habitantes y vaciada de suministros. Conforme a las reglas clásicas de la guerra relativas a la captura de la capital enemiga -aunque en aquel momento San Petersburgo era la capital real de Rusia- Napoleón esperaba que el mismo Zar Alejandro I le ofreciera la capitulación en la colina Poklónnaya, pero muy lejos de esto, los comandantes rusos no se rindieron. En lugar de ello, prendieron fuego a Moscú y vaciaron la ciudad entre el 2 y el 6 de septiembre.

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Kutúzov en la Conferencia de Filí decide rendir Moscú a Napoleón

Óleo sobre lienzo datado del año 1880 y realizado por el pintor ruso Aleksey Kivshenko. En el se puede observar al comandante en jefe del ejército ruso en el extremo izquierdo Kutuzov, con sus generales en las conversaciones que decidirían entregar Moscú a Napoleón.

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La retirada de Moscú

Óleo sobre lienzo realizado por Adolph Northen, pintor de la escuela de pintura de Düsseldorf.  En su cuadro titulado "El retiro de Napoleon de Rusia" podemos observar al Petit Caporal a su regreso a Francia tras alcanzar  y saquear Moscú. 

Foto:

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Ofensiva y retirada en Moscú

Mapa figurativo de las pérdidas humanas sucesivas del ejército francés durante la campaña rusa de 1812-1813 dibujado por Charles MInard, Inspector General de Puentes y Caminos en París a 20 de noviembre de 1869. 

El número de hombres está representado por el ancho de las zonas coloreadas a razón de un milímetro por cada diez mil hombres; además están escritas en números en cada zona. El marrón designa los hombres que entran en Rusia, el negro, aquellos que la dejan. La información utilizada para la elaboración de este mapa ha sido extraída del trabajo de M. M. Thiers, de Segur, de Fezensac, de Chambray, y del diario inédito de Jacob, farmacéutico del ejército desde el 28 de octubre. Para facilitar la valoración visual de la disminución del ejército, he asumido que las tropas del príncipe Jérôme y del mariscal Davoust que se habían separado en Minsk y Moguilev y se han vuelto a juntar cerca de Orcha y Vitebsk, han marchado al mismo tiempo que el ejército". 

La escala se muestra a la derecha en «lieues communes de France» (leguas comunes francesas), que equivalen a 4.444 metros. La porción inferior del gráfico se debe leer de derecha a izquierda. Muestra la temperatura ambiental durante el regreso del ejército desde Rusia, en grados bajo cero en la escala de Réaumur (para convertir a grados Celsius, se debe multiplicar por 1,25.

Foto: Museo Histórico de Moscú

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El vivaque nocturno del gran ejército

La Grande Armée fue devastada por los elementos antes de llegar a Krasnoi. A pesar del éxito de Napoleón en el ahorro de parte de su ejército, en general el encuentro de Krasnoi fue desastroso para los franceses. Durante los cuatro días de combate los comandantes subordinados de Napoleón sufrieron graves derrotas en las acciones individuales, y un gran número de rezagados franceses fueron capturados por los rusos. La Grande Armée se vio obligada también a abandonar gran parte de su artillería restante y suministros.

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La batalla de Krasnoi

Lienzo al óleo atribuido al pintor Peter von Hess en el cual se representa una escena de la batalla de Krasnoi acontecida entre el 15 y el 18 de noviembre de 1812, durante la etapa final de la retirada de Napoleón de Moscú. Los rusos al mando del general Mijaíl Kutúzov infligieron grandes pérdidas a los restos de la Grande Armée. A falta de artillería, suficiente caballería y suministros para la batalla, el objetivo de Napoleón en Krasnoi era reunir a sus tropas dispersas y reanudar su retirada. A pesar de la enorme superioridad de sus fuerzas, Kutúzov se abstuvo de lanzar una ofensiva a gran escala durante los primeros cuatro días de combate.

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Hambrientos, exhaustos y ateridos: así volvieron los supervivientes de la Grande Armée, el Gran Ejército francés, al término de una de las campañas más audaces de Napoleón, que resultó fatídica para la suerte de su Imperio.

En 1810, Napoleón se encontraba en la cima de su poder. Sus ininterrumpidas victorias en el campo de batalla le habían convertido en dueño de Europa. Sin embargo, el zar Alejandro I, sin romper de forma clara con Francia, se negaba cada vez más abiertamente a seguir los dictados del emperador. Napoleón decidió entonces invadir el Imperio del zar con un colosal ejército formado por más de 600.000 hombres.

Moscú, reducida a cenizas

El 7 de septiembre de 1812 (26 de agosto según el antiguo calendario ruso), el ejército de Napoleón derrotó a las tropas rusas dirigidas por Kutuzov en la sangrienta batalla de Borodino, que se cobró un saldo de 75.000 bajas entre imperiales y rusos. La victoria abrió a los franceses el camino hacia Moscú.

El 14 de septiembre, las tropas napoleónicas entran en Moscú. En la misma noche de la ocupación francesa se declararon los primeros fuegos del pavoroso incendio que en los siguientes cuatro días arrasó la antigua capital de Rusia. El zar no estaba dispuesto a transigir y, siguiendo la estrategia de sus generales, decidió privar a Napoleón de la victoria que podía suponer la toma de Moscú.

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Napoleón quedó en una situación precaria. Lejos de sus bases logísticas, con sus líneas de comunicación vulnerables y el invierno en ciernes, el emperador, alojado en el Kremlin y otras residencias, pasó cinco semanas esperando un gesto de Alejandro que nunca llegó. El riguroso invierno y las enormes distancias terminarían de transformar la aventura rusa de Napoleón en un completo desastre.