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En 1937, la dictadura nacionalsocialista alemana permitió el desarrollo normal de la vida cotidiana; un año antes se había efectuado la remilitarización de la región de Renania, al oeste de Alemania, por decisión de Adolf Hitler, vulnerando el Tratado de Versalles, y el mismo Hitler había inaugurado los Juegos Olímpicos de Berlín, mientras que en Barcelona se iba a celebrar una Olimpiada Popular en señal de protesta, pero se canceló por el estallido de la Guerra Civil Española. Un falso sentimiento de calma reinó en la Alemania de 1937, especialmente en Berlín. Pronto se producirían la fusión de Austria y de la Alemania nazi en una sola nación, la Crisis de los Sudetes y la Noche de los Cristales Rotos.
¿Cómo era la ciudad de los berlineses, niños o adultos, que se desplazaban de sus casas a la escuela, al trabajo, a la iglesia, a la sinagoga o simplemente a bailar? ¿Qué cambió y qué no cambió durante el mandato nazi? ¿Cuáles fueron las consecuencias para los individuos y para los grupos sociales? Y, sobre todo, ¿era posible reconocer la naturaleza criminal del sistema antes del comienzo de la guerra y del terrible Holocausto? Una magnífica exposición en el Märkisches Museum de Berlín se plantea todas estas preguntas. La muestra Berlín 1937. En la sombra del mañana, hasta el 14 de enero de 2018, reúne una colección excepcional nunca antes expuesta, formada por unos 50 objetos que expresan la engañosa normalidad del régimen nazi.