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Una tumba del siglo II a.C., descubierta en 2013 en los alrededores de Chengdú, en el centro de China, contenía unos extraños objetos relacionados con el antiguo arte textil chino: cuatro telares en miniatura, quince figurillas pintadas de madera, cada una con un nombre escrito en el pecho y que probablemente representan a unos tejedores, y otras piezas de este oficio milenario. Todo el conjunto, incluidos los telares y las figurillas, es aproximadamente una sexta parte del tamaño real. "Este descubrimiento es sumamente importante porque se trata de la primera evidencia directa de una producción textil con patrones en la antigua China", aseguran Feng Zhao, del Museo Nacional de la Seda en China, y otros investigadores en un estudio publicado en Antiquity. "El hallazgo sugiere que la tecnología que revolucionó la producción de seda por toda Asia y Europa era originaria de China", agregan.
Las dimensiones de la tumba son las siguientes: 7,2 metros de largo, 4,5 metros de ancho y 2,75 metros de alto. Fue hecha con madera pintada y presenta cinco compartimentos: uno largo en la parte superior, que contenía el esqueleto de una mujer que murió aproximadamente a los 50 años de edad, y cuatro compartimentos pequeños en la parte inferior, uno de los cuales contenía los telares en miniatura y las figurillas. No se han encontrado restos textiles en los telares, pero por la estructura de los mismos se sabe que los mismos modelos de telares fueron utilizados para tejer seda jin con un patrón geométrico similar al que se descubrió en el yacimiento arqueológico de Mawangdui, en la provincia de Hunan. Los arqueólogos destacan que "el hallazgo es importante para la historia de la seda y los textiles en China, pero también para la historia global de la ciencia y la tecnología" porque "el telar chino de seda con patrones contribuyó decisivamente al posterior desarrollo de la técnica del tejido y de la cultura textil mundial".