El mito fundacional de Suiza

¿Existió realmente Guillermo Tell? Historia y leyenda del héroe nacional de Suiza

Guillermo Tell es considerado el héroe nacional de Suiza. ¿Como es que un personaje legendario es mucho más conocido que otros cuya existencia es segura? La razón es que Tell, más que un personaje, es una encarnación de los procesos e ideales de la independencia suiza.

El heroísmo de Guillermo Tell, Jean Frédéric Schall

El heroísmo de Guillermo Tell, Jean Frédéric Schall

"El heroísmo de Guillermo Tell" (1793), óleo por Jean Frédéric Schall. La escena representa el final de la leyenda del héroe, cuando da muerte al gobernador Gessler.

El 1 de agosto es la fiesta nacional de Suiza. Según la tradición, fue el 1 de agosto de 1291 cuando nació la Antigua Confederación Suiza a partir de un pacto entre los tres cantones fundadores. Esta historia se entrelaza con la del héroe nacional del país: Wilhelm Tell, conocido en español como Guillermo Tell. Se trata de una figura legendaria que refleja el espíritu fundacional del país: una alianza de gente común contra el dominador extranjero.

¿Pero hay un trasfondo histórico en este personaje o es tan solo una figura mítica? La respuesta sencilla es que, aunque el personaje en sí es una leyenda, hay algo de verdad en él puesto que es la personificación misma de la fundación de Suiza. Para entender cómo y por qué nace el personaje de Guillermo Tell, debemos prestar atención a tres aspectos: la fundación de la Antigua Confederación, el significado de la leyenda de Tell y el motivo de su creación en un momento concreto.

La Antigua Confederación Suiza

La Antigua Confederación es el nombre que se da al Estado que se desarrolló entre 1291, con la alianza de los tres cantones fundadores, y 1798, año de la conquista napoleónica. Hasta finales del siglo XIII, los cantones suizos formaban parte nominal de los dominios de la casa Hohenstaufen, pero se les había concedido un régimen especial llamado reichsfrei (territorios imperiales libres) por el cual tenían una independencia casi total, ya que solo respondían directamente ante el emperador del Sacro Imperio Romano y no debían lealtad a ningún soberano intermediario.

Según la historia, la Antigua Confederación nació a partir del Pacto Federal de 1291 entre los tres cantones fundadores de Suiza: Schwyz, Uri y Unterwalden. Mediante este pacto, estos tres territorios se comprometían a prestarse ayuda ante los intentos de anexión por parte de los Habsburgo, duques de Suabia. A este pacto se adhirieron más tarde las ciudades de Berna y Zürich, formando el núcleo de la “antigua Suiza”.

Los tres confederados hacen el juramento de Rütli, Henry Fuseli

Los tres confederados hacen el juramento de Rütli, Henry Fuseli

"Los tres confederados hacen el juramento de Rütli" (1780), óleo de Henry Fuseli.

Poco después de este acto tuvo lugar un episodio semilegendario conocido como el Juramento de Rütli. Según esta historia, los representantes de los cantones fundadores se reunieron en la pradera de Rütli, junto al Lago de los Cuatro Cantones, para proclamar una “alianza perpetua” contra los Habsburgo, que habían enviado a sus arrogantes agentes a gobernar los territorios suizos en su nombre y suprimir por la fuerza cualquier intento de revuelta. El juramento de Rütli suele fecharse en el año 1307, pero no aparece documentado hasta 1420, por lo que resulta imposible saber cuánto hay de verdad y cuánto de leyenda en él. Pero que nos interesa es que está estrechamente relacionado con la aparición del personaje de Guillermo Tell.

La leyenda de Guillermo Tell

Según la leyenda, Wilhelm Tell era un habitante de Bürglen, un pueblo del cantón de Uri, famoso por su puntería con la ballesta y que vivió a principios del siglo XIV, la misma época en la que tuvo lugar el Juramento de Rütli. Un día que se encontraba con su hijo en la ciudad de Altdorf rechazó inclinarse ante un sombrero colocado en un poste de la plaza mayor: este objeto simbolizaba al gobernador local y todos debían hacerle una reverencia al pasar por delante en señal de respeto.

El gobernador de los Habsburgo en la ciudad, Hermann Gessler, decidió castigarlo por lo que consideraba una muestra de rebeldía y le obligó a disparar una flecha contra una manzana, colocada a 100 pasos sobre la cabeza de su propio hijo: si acertaba él y el niño quedarían libres, pero si no daba en el blanco les condenarían a muerte. Tell hizo honor a su fama y acertó la manzana, pero Gessler se dio cuenta de que en la ballesta había una segunda flecha y le preguntó para qué era: Tell respondió que la había reservado para el gobernador en caso de que con la primera flecha hubiera herido a su hijo.

El arresto de Wilhelm Tell, Hans Sandreuter

El arresto de Wilhelm Tell, Hans Sandreuter

"Wilhelm Tell es detenido por no saludar al sombrero de Gessler" (1901), mosaico de Hans Sandreuter en el Museo Nacional de Zürich.

Iracundo por la respuesta, Gessler rompió su promesa y no liberó a Tell, ordenando que lo encarcelaran en un castillo. Pero durante la travesía a través del Lago de los Cuatro Cantones estalló una tormenta: Tell se liberó de sus ataduras y consiguió llevar la barca a la orilla, salvando la vida de sus captores incluido el propio Gessler, ya que quería matarlo con sus propias manos, lo cual logró poco después usando la segunda flecha que aún llevaba cargada en su ballesta.

¿Existió realmente Guillermo Tell?

La existencia de un individuo real llamado Wilhelm Tell no cuenta con ninguna base documental, pero eso no significa que sea una simple invención: y es que, como se ha dicho, Tell no es tanto un personaje cuanto una personificación de un proceso histórico, la resistencia contra los Habsburgo; no en vano la leyenda nace en ese mismo período. Lo que sí está documentado son casos de gente oponiéndose a los intentos de los gobernadores de la casa Habsburgo de controlar los cantones, y probablemente el personaje de Tell nació por ese motivo, ya que representa a un héroe con el que la gente común se puede identificar.

Monumento a Tell en Altdorf (G. G. De Labas)

Monumento a Tell en Altdorf (G. G. De Labas)

Monumento a Guillermo Tell en Altdorf, capital del cantón de Uri y escenario principal de la leyenda.

G. G. De Labas (CC)

A este personaje se le añadió después una pátina legendaria, presente sobre todo en el relato de la manzana a la que debía disparar. Esta historia tiene muchos parecidos con la leyenda vikinga de Palnatoke, un caudillo danés que se opuso al rey Harald Dienteazul y fue obligado por este a disparar una flecha con un arco contra una manzana colocada en la cabeza de su hijo (para complicarlo más, mientras este rodaba cuesta abajo por una pendiente). Este personaje aparece en la saga islandesa Jomsvikinga, compuesta precisamente en el siglo XIII, y dio origen a múltiples leyendas locales en varios lugares de Europa: la de Tell puede ser una fusión de esta leyenda con el propio proceso de independencia que estaba viviendo Suiza.

¿Por qué nace la leyenda de Tell?

Finalmente, hay que entender el contexto histórico en el que nace la historia de Guillermo Tell. Las primeras menciones a este personaje aparecen en el siglo XV, durante el cual la Antigua Confederación libró dos importantes guerras, la primera contra el Ducado de Borgoña (1474-1477) y la segunda contra el Sacro Imperio Romano (1499), justo después de que la casa de Habsburgo se hiciera con el trono imperial.

La resistencia suiza en estas dos guerras no solo les salvó de la anexión, sino que culminó en el ingreso de nuevos cantones a la Confederación: la importante ciudad libre de Basilea se unió inmediatamente después de la guerra y en los años siguientes otras ciudades y territorios hicieron lo propio, desligándose de los Habsburgo. En este contexto, la historia de Guillermo Tell cobra un significado especial porque representa la resistencia de la gente común contra el dominador extranjero, y en particular la casa de Habsburgo, que tantos esfuerzos había hecho para someter a los cantones “rebeldes”.

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Por último, hay que tener en cuenta que la existencia de un héroe nacional que encarnase los ideales de la resistencia era un elemento de cohesión muy potente, especialmente en un país confederado con profundas diferencias entre los cantones urbanos y rurales y, más adelante, entre católicos y protestantes. Tell es justamente el tipo de referente que Suiza necesitaba porque todo el mundo podía identificarse con él; de ahí que, siglos después, un personaje legendario siga siendo un héroe nacional, más incluso que personas que sí existieron con toda certeza pero que generan división según las ideas o religión de cada cual.