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Excavado por el historiador y arqueólogo Juan de Mata Carrizo en el año 1968, el dolmen de Cañada Real es un antiguo monumento funerario que fue descubierto en una necrópolis neolítica situada en la localidad de Los Molares, en la provincia de Sevilla. El hallazgo de este extraordinario monumento fue fruto de la casualidad. De hecho, tuvo lugar cuando se iban a realizar las obras de cimentación de unas viviendas que, justamente, iban a construirse en ese mismo emplazamiento.
El dolmen de Cañada Real tiene una galería en forma de "L" que mide alrededor de ocho metros de largo, mientras que el otro lado mide aproximadamente 3,5 m. Estudios posteriores llevados a cabo en el año 1980 revelaron un segundo monumento funerario, el dolmen de El Palomar, que fue excavado por el Museo Arqueológico de Sevilla. Ambas construcciones datan de, aproximadamente, entre 4000 y 3000 a.C., justo un momento en el que a la región hacían su llegada los primeros agricultores, que iniciaron la tradición de enterrar a sus muertos en aquel tipo de complejo funerario.
nuevas estructuras junto al dolmen
Un estudio reciente del yacimiento encargado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Extremadura ha ofrecido unos resultados muy interesantes al revelar la posible existencia de, al menos, otros dos dólmenes junto al de la Cañada Real. Este descubrimiento ha sido posible gracias a la utilización de un Radar de Penetración Terrestre (GPR), un método geofísico no invasivo que utiliza pulsos de radar para obtener imágenes del subsuelo y, de este modo, poder localizar anomalías subterráneas y elementos arqueológicos.
Un estudio reciente encargado por el CSIC en Extremadura, ha desvelado unos resultados muy interesantes al revelar la posible existencia de al menos otros dos dólmenes.

Imagen de la entrada del dolmen de Cañada Real, en la provincia de Sevilla.
Imagen de la entrada del dolmen de Cañada Real, en la provincia de Sevilla.
Turismo de la provincia de Sevilla
"Las anomalías subterráneas reflejan una figura de similares dimensiones a las del dolmen neolítico con una planta en forma de 'L', la arquitectura típica local de los megalitos prehistóricos de Los Molares. Además, hay otra estructura enterrada de grandes dimensiones muy cerca del dolmen actual que parece un dolmen de tipo corredor con cámara. Las dos apuntan hacia la misma dirección este-norte que las del megalito y según el georradar se encuentran enterradas a una profundidad de entre 90 centímetros y un metro, muy similar a la profundidad de la cota del terreno del dolmen que excavamos en el año 2020", ha declarado Pablo José Ramírez Moreno, doctor en Arqueología e Historia y gestor patrimonial, que es quien dirige la investigación.
Un espacio funerario espectacular
El estudio también ha documentado la presencia de varios elementos circulares que podrían corresponder a casas construidas por estas sociedades neolíticas que vivían cerca de la necrópolis. Los investigadores aún saben muy poco acerca de los espacios comunes de las gentes que levantaron estas estructuras, por lo que futuras excavaciones podrán ofrecer a los arqueólogos nueva información acerca de la vida cotidiana de las personas que habitaron en la zona de Los Molares.
El estudio también ha documentado la presencia de varios elementos circulares que podrían corresponder a casas construidas por estas sociedades.
Otro de los objetivos del proyecto ha sido digitalizar el dolmen de Cañada Real y estudiar sus pinturas con varios especialistas en fotografía e imagen digital llegados desde Murcia. El director del proyecto destaca la representación de una figura humana esquemática en forma de "Y", que es muy típica del arte rupestre del Holoceno. "Parece señalar la entrada de este espacio funerario y simbólico, algo increíble y espectacular a todos los niveles". Los investigadores están convencidos que de corroborarse todos los hallazgos, estos representarían un gran impulso para el futuro de Los Molares.