La exposición Un puzzle egipcio, hasta el 26 de octubre de 2015 en el Kunsthistorisches Museum de Viena, muestra por primera vez al público la tapa del ataúd de la sacerdotisa But-har-chonsu, tras un exhaustivo proceso de restauración que se desarrolló entre 2011 y 2014 en el Instituto de Conservación y Restauración de la Academia de Bellas Artes de Viena. Este magnífico ataúd, de una policromía exquisita, forma parte de Bab el-Gasus, una tumba colectiva tallada en la roca que contenía 153 féretros, de los cuales 101 eran ataúdes dobles, pertenecientes a los sacerdotes y sacerdotisas de Amón en la necrópolis tebana, fechables en la dinastía XXI de Egipto. La tumba fue hallada en 1891 junto al templo funerario de Hatshepsut. Se accedía a ella a través de un pozo de once metros de profundidad que llevaba a un entramado de corredores y cámaras, donde se amontonaban los ataúdes unos encima de otros.
Madera dañada por los coleópteros
El Gobierno egipcio ofreció algunos de estos ataúdes, con sus respectivos ajuares funerarios, a países como Austria o Suiza. "No sabemos qué ocurrió con la parte inferior del ataúd de But-har-chonsu. Podemos suponer que ciertas piezas se mezclaron al empaquetarlas, pues el féretro interior del sarcófago de But-har-chonsu acabó en Suiza", explica el Kunsthistorisches Museum en una nota de prensa. El complejo análisis y la restauración del ataúd vienés se ha prolongado durante tres años. Los especialistas empezaron examinando el estado de conservación de la tapa del ataúd y de algunos fragmentos que se habían desprendido de la parte inferior, además de la policromía de todo el conjunto. La madera fue tratada debido a la acción perforadora de los coleópteros y se eliminó la resina sintética utilizada como pegamento en la restauración anterior. "La tapa del ataúd recuperó su forma original y eso nos permitió volver a fijar la parte inferior que se había desprendido", concluye la nota de prensa.