TRANSCRIPCIÓN DEL PODCAST
Volvemos a la Garganta de Olduvai. Volvemos a la cuna de la humanidad. Pero esta vez no para descubrir un nuevo yacimiento, sino para conocer más sobre lo ya descubierto usando una tecnología muy concreta.
Conoceremos el trabajo que está realizando un equipo español en el campo de la tafonomía, que es la disciplina que intenta explicar qué pasa con los restos desde que un individuo/ animal murió hasta que se encontraron sus fósiles.
Nos preguntaremos: ¿Qué comían los primeros homínidos? ¿Qué herramientas líticas usaban para procesar la carne de los animales que cazaban?
¿Pueden las matemáticas, la programación, la inteligencia artificial ayudar en el estudio arqueológico? ¿Sirven para encontrar evidencias de actividad humana? ¡Veremos que sí, que ayudan y mucho! Hoy sabremos, también, hasta qué punto la paciencia juego un papel clave en el trabajo arqueológico.
Bienvenidos a un nuevo capítulo de “Desenterrando el pasado”.
En este capítulo volvemos, donde comenzó todo, a la cuna de la humanidad… a la Garganta de Olduvai, un lugar al que ya hemos dedicado varios podcasts y ¿por qué será? Porque allí se desarrollan muchos proyectos con el objetivo de ampliar nuestro conocimiento sobre el origen de la evolución humana.
Bien, hoy viajamos a este lugar, cerca de la frontera entre Kenia y Tanzania, para conocer el trabajo que está realizando un equipo de investigadores españoles centrado en el estudio de los fósiles encontrados en los yacimientos. Se trata de estudiar la cultura material utilizada por los primeros pobladores del lugar y por extensión, saber más sobre su comportamiento.
Os presentamos a dos arqueólogos que a lo largo de los años se han ido especializando en el estudio de los huesos y, ya veréis que han ido desarrollando una afinada vista y una particular tecnológica que les sirve para ver el más pequeño detalle incrustado en un hueso.
José Yravedra es el director de este proyecto que arrancó hace ya más de 20 años y que está financiado entre otros por la Fundación Palarq. Él es director CAI de Ciencias de la Tierra y arqueometría de la Universidad Complutense de Madrid y profesor titular de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología en la misma universidad. Le acompaña el también arqueólogo Lloyd A. Courtenay, que lleva años aplicando las matemáticas y la programación en la arqueología. Lo escucharemos en unos minutos.
El proyecto trata de estudiar la cultura material utilizada por los primeros pobladores del lugar y por extensión, saber más sobre su comportamiento
Antes de todo, es necesario saber y entender en qué consiste exactamente la especialidad a la que se dedican: la tafonomía. Se trata de una disciplina que deriva de la geología y cuyo objetivo es analizar todos los cambios (físicos y químicos) que se producen durante el proceso de fosilización y hasta que el fósil es descubierto, por tanto afecta tanto a los fósiles en sí mismos como a su contexto.
Una técnica poco conocida
Lloyd nos cuenta la importancia de esta disciplina, la tafonomía.
“La tafonomía es fundamental porque nos ayuda a reconstruir la línea temporal o la cronología del yacimiento en sí. En evolución humana hablamos de un montón de yacimientos, y tenemos una visión bastante global, la tafonomía se centra mucho más en el yacimiento en sí… estamos intentando ver todos los procesos que han pasado en el yacimiento a lo largo del tiempo y nos ayuda a entender un poco lo que estaba pasando en ese yacimiento”.
El estudio de este proyecto se centra en concreto en analizar los procesos que afectan a los huesos de los animales que aparecen en los yacimientos arqueológicos. A través de la tafonomía se pueden separar y clasificar los animales encontrados y saber si fueron cazados, por ejemplo o murieron en el lugar de forma natural.
Vamos a conocer con más detalle en qué consiste su trabajo. Ya os adelantamos que la tarea que llevan a cabo requiere de mucha paciencia, ahora lo veréis.
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Hemos dicho que estudian los huesos encontrados en los yacimientos, pero ¿qué hacen con ellos? ¿Por qué les interesan tanto? Concretamente buscan las marcas que hay en la superficie de los huesos. Las conocidas como marcas de corte. Esas marcas les permiten demostrar que el ser humano intervino sobre el animal, porque son las marcas que dejamos sobre los huesos al comernos la carne y el tuétano. Nos lo cuenta José.
“Las marcas de cortes es un proceso que se produce cuando hacemos alguna actividad relacionada con el aprovechamiento de animales. Cuando hacemos la descarnación de la carne de un animal, pues sin darnos cuenta cuando cortamos la carne nuestro cuchillo roza la superficie de los huesos y producimos marcas de cortes. Esto se produce desde los inicios del ser humano hasta la actualidad, es una alteración que producimos en los huesos que siempre está ahí”.
Y ¿qué técnica usan para analizar todas estas marcas?
Por un lado, usaron (al principio) la fotogrametría que es una herramienta que permite medir y conseguir imágenes tridimensionales del objeto que quieras. En su caso del hueso.
“Utilizando simplemente una cámara digital con un objetivo macro y a partir de allí luego intentar hacer un buen solape de las fotos que haces de las marcas y luego ya con un programa conseguimos una imagen tridimensional de alta calidad”.
Hasta el momento, la fotogrametría nunca se había utilizado para marcas tan pequeñas como son las marcas de cortes y los primeros resultados tras aplicar esta técnica fueron muy buenos. Una vez obtenían una imagen tridimensional, estudiaban cómo se habían producido las marcas.
“Mirabamos las secciones de esas marcas de cortes y empezamos a diferenciar si las marcas de corte era con sílex o con metal, luego ya fue con sílex, con cuarcita o con basalto, con diferentes tipos de materias primas. Los resultados fueron desde el principio muy buenos”.
Pero esta técnica tiene un problema importante: el tiempo.
El proceso es muy largo y laborioso… Analizar cada marca de corte, les lleva una hora de trabajo. Y hay centenares de marcas a analizar. Ya que los yacimientos pueden tener cientos de fósiles con marcas (normalmente los fósiles no suelen tener muchas marcas, por eso es difícil verlas.
“Sobre todo cuando hacemos estudio algunas veces de a lo mejor de 500 marcas. claro el problema de esto es que es mucho tiempo y cada yacimiento es un mundo cuando quieres hacer un análisis de un yacimiento tienes que hacer una experimentación de este proceso ahora cada yacimiento y tienes que tomar una imagen de cada una de las marcas… al final se trata de un proceso muy trabajoso, muy lento…”
La tecnología, una aliada de la arqueología
Menos mal que la tecnología ofrece soluciones… ¡vamos a ello!
Para agilizar este método tan costoso a nivel de tiempo… y ya nivel de paciencia, cambiaron de técnica y empezaron a usar un escáner digital para la captación de imágenes.
¿Cuál es la diferencia entre la fotogrametría y el scanner?
“Pues una diferencia de tiempo. En cuanto a calidad es muy similar pero en cuanto a tiempo la diferencia es una hora con la fotogrametría frente a 3 a 5 minutos con el escáner. La diferencia de tiempo es abismal. Esto nos permitió trabajar mucho más rápido. El escáner es un poco más caro que una cámara pero no es mucho más caro, con 3.4000 euros puedes tener un escáner y un proceso que al final lo vas a ahorrar en tiempo”.
Un poco más caro… pero compensa al ganar tiempo… y como ya sabemos: “el tiempo es dinero” (“Time is money”) ¿Cómo funciona?
“Es un escáner láser, que lo que pasa es un haz de luz sobre la marca que tu quieres analizar y lo que hace es que manda líneas de puntos, manda como miles de imágenes que retornan al propio equipo que luego son puntos que te permite reflejar la forma del objeto”.
Por ejemplo, estos escáneres digitales se han utilizado a nivel macro para representar una cueva prehistórica.
Jose nos habla de un trabajo en concreto. Por ejemplo, estos escáneres digitales se han utilizado a nivel macro para representar una cueva prehistórica.
“Tu entras en una cueva, coges un escáner láser, empiezas a mandar cientos de miles de puntos, que luego retornar al propio aparato y luego mediante un programa consigues una imagen tridimensional de toda la cueva. De tal manera que puedes tener una imagen real a escala de micras de todo lo que tu has reflejado a nivel tridimensional”.
Otro de los puntos a favor de esta técnica, el escáner, es que ocupa poco espacio, por lo tanto es fácil de transportar.
Objetivos del proyecto
“Es un sensor barato y además es bastante flexible a nivel de que yo puedo meterlo en la maleta y me pongo a escanear y entonces por ejemplo para proyectos en África también se pone a la maleta y nos vamos… Es bastante portátil, flexible… pero tiene sus limitaciones también la resolución no es tan alta”. Una de las preguntas a las que intentan dar respuesta los investigadores es… para qué usaban las herramientas líticas nuestros antepasados. Las usaban para el aprovechamiento vegetal o para aprovechar la fauna cazada?
Bien, cómo nos podemos imaginar en la mente de estos dos arqueólogos les surgen muchísimas preguntas…
“Cuando estudiamos un yacimiento y encontramos un montón de huesos asociados a herramientas de piedra, pues la primera pregunta que nos tenemos que plantear es si esos huesos responden a un episodio hecho por el ser humano, o si se trata de un episodio producido por un agente no humano. Es decir tu te puedes encontrar un yacimiento donde tengas fauna y flora asociada, pero la fauna es algo natural que puede haber llegado ahí por diferentes maneras”.
Recordemos que como hemos apuntado antes, la tafonomía es una disciplina que estudia todos los procesos que ocurren desde la formación de un fósil hasta que nos llega a nosotros. Por lo tanto hay mucho que descubrir.
Cuando los investigadores hallan los huesos, nuestros Sherlock Holmes de la arqueología empiezan a desarrollar una serie de hipótesis que a través del estudio de las marcas de corte intentarán resolver.
“Por ejemplo, puede haber llegado porque una corriente de agua ha empujado unos huesos y de forma casual los haya juntado con las herramientas de piedra. O puede ser que hubiera unos huesos allí depositado y de repente viene un ser humano y de repente talla allí produciendo una herramientas de piedra y te aparece una mezcla de dos cosas distintas. O una mezcla o puede darse también una circunstancia que hallas unas herramientas de piedra depositadas, que venga un animal que cace otro, se lo coma, se vaya y venga el ser humano y haga allí una herramientas de piedra y por lo tanto que sea un evento independiente”.
Su trabajo consiste en dilucidar cuál es la historia que más se aproxima a la realidad que hubo en aquel momento. Y se generan una multitud de hipótesis
Por lo tanto, su trabajo consiste en dilucidar cuál es la historia que más se aproxima a la realidad que hubo en aquel momento. Y se generan una multitud de hipótesis. José nos pone un ejemplo más contemporáneo.
“Imagina que estamos un día un grupo de amigos y hacemos una barbacoa en el campo y comemos y hacemos una hoguera comemos allí el cordero o lo que sea y nos vamos. Recogemos nuestros residuos no orgánicos, pero el residuo orgánico, los huesos quedamos por ejemplo los dejamos allí”.
Con los restos de una reunión entre amigos pueden pasar muchas cosas… una de ellas…
“Puede pasar una semana y que un zorro caza un ratón y se lo coma en el mismo sitio, claro ya te estás generando una asociación independiente. Ya te están generando dos animales que responden a dos procesos distintos”.
Ya hemos dicho que para dedicarse a esto es un requisito indispensable el tener una gran paciencia. Pensad que los investigadores pueden llegar a analizar 100 mil huesos. Es normal que tal cantidad de trabajo pueda provocar un poco de ansiedad… un síntoma que reconoce haber sufrido, (en algún momento), el director del proyecto.
“Ansiedad porque, a ver, a mí no se me ocurren todas las preguntas de golpe. Yo intento ir con la mente limpia, vacía para no ir preconcebido a lo que me voy a encontrar no?”
La actitud de los arqueólogos
El arqueólogo llega al yacimiento con la mente en blanco y luego ya va trazando las preguntas y las hipótesis. En realidad el arqueólogo viene con unas preguntas de inicio, porque sino no plantear��a el proyecto, pero no debe tener ideas preconcebidas, sino que debe dejar que el registro fósil te hable al tiempo que lo vas estudiando. Hay que ir con la mente abierta y el espíritu flexible para no perdernos las pistas que el registro puede dejarnos.
Por lo tanto, vemos que con la técnica del escáner los investigadores ganan tiempo… pero cabe destacar la complejidad del proceso.
“Para mí no es tanto el tiempo porque para hacer ciencia bien deberíamos tomar todo el tiempo necesario para hacerlo lo mejor posible, para mi no es un problema. Pero para hacerlo lo mejor posible para mí el problema es la complejidad. la matemática es muy compleja, y todo el tema de programación es muy complejo… me quita mucha energía, es muy difícil de hacer a veces” .
El arqueólogo Lloyd A. Courtenay hace tiempo se especializó en el estudio tafonómico mediante procesamiento de datos. Para el estudio se sirve de la estadística y de la inteligencia artificial.
“Lo que yo hago es más que nada trabajo de estadística y inteligencia artificial necesito una formación y tengo un fondo grande de programación, cosas de procesado de datos y cosas de matemáticas”.
Matemáticas, sí, lo han oído bien. Las matemáticas y la arqueología parecen dos disciplinas difíciles de unir pero sí, Lloyd tiene la suerte de que le encantan y las aplica para estudiar el registro fósil.
“El tema de la matemáticas sí que es un reto y de hecho allí sale una vena un poco friqui que tengo y es que me gusta mucho las matemáticas y la estadística me parece un reto pero también me parece un reto aprender estas cosas porque creo que el beneficio que tiene para la arqueología es gigantesco”.
Los números y las diferentes combinaciones de ellos ayudan a entender mejor el contexto del yacimiento que se quiere estudiar. Y hay que decir que a Lloyd no le falta trabajo. Desde que se ha especializado en esta técnica de estudio, son muchos los investigadores que se han puesto en contacto con él para que les ayudé en sus proyectos.
Vamos a conocer un poco más a estos investigadores con algunas preguntas más personales. Empezamos preguntando…
¿Qué es lo que más te fascina de la evolución humana?
“Me parece impresionante que nuestros antepasados y los primeros humanos eran capaces de sobrevivir en un contexto ecológico tan extremo… y evolucionaron… me parece fascinante la evolución en el sentido de la adaptación a lo que tenemos alrededor no solo a nivel anatómico, sino cognitivo, cultural… me parece fascinante cómo sobrevivimos en la sabana de África hace 2 millones de años”.
“A mí lo que más me fascina de la evolución humana es nuestra capacidad de adaptación. Estamos hablando de que un homo en este de África en menos de 100 mil años estuvo representado desde el continente africano hasta el otro extremo del mundo en el continente asiático. Como el ser humano armado con unas herramientas de piedra puede expandirse por todo el mundo a una velocidad vertiginosa”.
¿En qué momento de la historia, te hubiera gustado vivir?
“El achelense, me encantaría volver al achelense en parte por ver realmente lo que hicieron y ver si lo que estamos investigando tiene sentido o no. Y para ver ese momento de la historia de la evolución humana”.
¿Qué gran descubrimiento arqueológico te hubiera gustado desenterrar?
Lloyd se queda en España, en Atapuerca.
“Ahora mismo este año me hubiese encantado estar en la cima del elefante, que este año sacaron el maxilar de un homínido. Además yo fui el finde después, que tengo muchos amigos allí, y fui y la energía que tenían ese momento al descubrir un fósil humano de los más antiguos de Europa… Me pareció una pasada y me hubiese encantado estar allí”.
El equipo de este minucioso proyecto tiene previsto seguir trabajando en la garganta de Olduvai mucho tiempo, aplicando sus técnicas en busca de más datos que nos permitan entender mejor cómo fueron nuestros antepasados y cómo evolucionaron. Lo que está claro es que trabajo no les va a faltar, si mantienen la paciencia para seguir con el estudio, estarán tiempo analizando huesos y materiales en los yacimientos de la zona.
Cómo siempre decimos, conocer nuestro pasado es conocernos mejor en el presente.