Actualizado a
· Lectura:
Las Coves del Toll de Moià son un sistema de cuevas que se ubica entre los municipios de Moià y Tona, en la provincia de Barcelona. Una de ellas es la conocida como cueva de les Teixoneres, localizada en el valle de Torrent Mal, que surgió a partir de piedra formada en el Neógeno (hace entre 23 y 5 millones de años), una división de la escala geológica que perteneció al Cenozoico, y consta de una galería de unos dos kilómetros de largo.
En estudios previos, los investigadores encontraron en el lugar restos de fauna del Pleistoceno perteneciente a osos de las cavernas (Ursus spelaeus), hienas (Crocuta crocuta spelaea), así como restos de caballos (Equus ferus), ciervos (Cervus elaphus) y uros (Bos primigenio).
Durante el Paleolítico Medio, la cueva estuvo habitada por grupos de neandertales, como demuestran algunos descubrimientos previos de individuos de esta especie y diversas herramientas de piedra. En 2016, se localizaron en el lugar los restos de un niño neandertal y posteriormente los arqueólogos documentaron los restos de otros tres miembros de esta especie: un niño de unos seis o siete años, otro de once años y un tercer individuo de mayor edad.

Algunos de los restos humanos recuperados en el nivel IIIb de la Cueva de las Teixoneres.
Algunos de los restos humanos recuperados en el nivel IIIb de la Cueva de las Teixoneres.
Maria D. Guillén /IPHES-BÚSQUEDA (piezas dentales); Leandro Zilio / CONICET (occipital)
Los restos óseos de un adolescente
De hecho, los estudios han permitido identificar marcas de corte en la superficie de algunos de estos huesos recuperados, que podrían tener unos 52.000 años de antigüedad, lo que se ha sido interpretado por los arqueólogos como una evidencia clara de canibalismo.
Los estudios han permitido identificar marcas de corte en la superficie de algunos de estos huesos recuperados.

Algunos de los restos humanos recuperados en el nivel IIIb de la Cueva de las Teixoneres.
Algunos de los restos humanos recuperados en el nivel IIIb de la Cueva de las Teixoneres.
Maria D. Guillén /IPHES-BÚSQUEDA
Ahora, en un nuevo estudio llevado a cabo durante este mes de junio por arqueólogos del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y el Instituto CERCA, han salido a la luz los fragmentos de un cráneo que correspondería a un cuarto individuo.
Se trata de dos fragmentos de un occipital en pleno desarrollo, pero con las suturas occipito-mastoides bien formadas, así como una clavícula. Estos restos, en palabras de los investigadores, son especialmente singulares, ya que sus características físicas apuntan a que se trataría de un neandertal adolescente, casi un adulto.
Canibalismo en la cueva
Los estudios han revelado que los huesos se encontraban esparcidos en la entrada de la cavidad y estaban mezclados con los huesos y dientes de otros animales que fueron cazados por los neandertales. Aunque al principio se hizo difícil averiguar el motivo de la presencia de estos huesos neandertales en la cueva, el descubrimiento de marcas de corte en una clavícula hizo sospechar a los investigadores que este joven pudo haber sido devorado por otros miembros de su especie. De hecho, los huesos están muy fragmentados, ya que probablemente se rompieron para acceder a la médula y a otros nutrientes.
Los estudios revelan que los huesos se encontraban esparcidos en la entrada de la cavidad y mezclados con los huesos y dientes de otros animales.

Fragmentos del occipital de neandertal recuperados durante la actual campaña de excavaciones.
Fragmentos del occipital de neandertal recuperados durante la actual campaña de excavaciones.
Leandro Zilio / CONICET
Para discernir a quien pertenecían los distintos huesos, el equipo utilizó técnicas biomoleculares muy especializadas para lograr identificarlos y llevaron a cabo estudios de ADN, tanto mitocondrial como nuclear, para conocer el número de neandertales localizados en la cueva. Aunque este no es el primer caso de canibalismo entre neandertales documentado en Europa, sí lo es en el sur de Cataluña.