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El ejército sirio confirmó el domingo que ha recuperado el control de la antigua ciudad de Palmira, ocupada desde hace casi un año por el Estado Islámico, que entre otras cosas dinamitó sus templos históricos y decapitó al erudito Khaled Assad, el que fuera director del sitio arqueológico de Palmira y uno de los pioneros de la arqueología siria. Las tropas de artillería sirias reconquistaron Palmira con la ayuda de la aviación rusa y, según el ministro sirio de Antigüedades, sus joyas arquitectónicas no se encuentran tan devastadas como se esperaba, explica la agencia AFP. Actualmente se está llevando a cabo el desminado y reconocimiento de las ruinas con vistas a un proyecto de restauración que empezaría en junio o julio.
En junio o julio podría comenzar un proyecto de restauración de las ruinas
Palmira, un antiguo oasis en el desierto sirio, se levantó en una encrucijada entre Occidente y Oriente, entre el mundo mediterráneo regido por Roma y los grandes imperios asiáticos. El emperador Adriano la visitó alrededor del año 129 d.C., fue renombrada como Palmyra Hadriana y fue declarada ciudad libre, de modo que podía fijar y recaudar sus propios impuestos. El grupo extremista Estado Islámico convirtió su teatro en escenario de ejecuciones y dinamitó su arco de triunfo y las bases de los templos de Bel y de Baalshamin, entre otras atrocidades. "Sólo un 15 ó 20 por ciento de Palmira había sido excavado y todas las tumbas que no pudimos excavar han sido totalmente saqueadas y la ciencia las ha perdido para siempre", explica a el historiador francés Maurice Sartre a AFP.