Actualizado a
· Lectura:
Una máquina Enigma original, una de las primeras diez que llegaron a España desde la Alemania nazi, se exhibe desde ayer en la exposición temporal Érase una vez... la informática, que se puede visitar hasta el 30 de julio de 2017 en el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla, un centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Esta pieza de gran valor histórico, utilizada tanto en la Guerra Civil Española como en la Segunda Guerra Mundial, formó parte del lote de diez máquinas de cifrar que llegaron a España en noviembre de 1936 por encargo del propio Franco, según explica el CSIC en una nota de prensa. Las máquinas fueron adquiridas para ser utilizadas por el bando sublevado en sus comunicaciones entre el Cuartel General en Salamanca, las diferentes unidades militares y dos representaciones en el exterior: Roma y Berlín. La idea era evitar que el bando republicano descifrara los mensajes telegráficos emitidos durante el avance hacia Madrid.
La máquina presente en la muestra, con el código A 1234, llegó a Sevilla en diciembre de 1938, asignada al Ejército del Sur, y en julio de 1939 pasó al Estado Mayor de la Segunda Región Militar en Sevilla. Desde entonces ha permanecido en la ciudad y actualmente forma parte de la colección estable del Museo Histórico Militar de Sevilla. Las máquinas Enigma, utilizadas por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial para cifrar y descifrar mensajes, tenían componentes mecánicos y eléctricos, un teclado similar al de las máquinas de escribir y un panel frontal con las letras del alfabeto, que se iluminaban al pulsar la tecla correspondiente.
Los servicios secretos británicos rompieron los códigos de Enigma durante la Segunda Guerra Mundial
Los servicios secretos británicos rompieron los códigos de la máquina alemana Enigma en la mansión victoriana de Bletchley Park, situada al noroeste de Londres, y con la ayuda del célebre matemático Alan Turing (1912-1954), cuya figura se aborda en la exposición como protagonista fundamental de las ciencias de la computación. La experiencia adquirida por el matemático británico, en cuyo equipo también participaba la criptoanalista británica Joan Clarke (1917-1996), contribuyó en el posterior desarrollo de los primeros ordenadores.