Entrevista a Gabriel Gorodetsky, editor de "El cuaderno secreto de Iván Maiski"

La publicación de los diarios secretos del embajador soviético en Londres durante la Segunda Guerra Mundial arrojan luz sobre uno de los grandes conflictos del siglo XX

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El cuaderno secreto de Iván Maiski

En la cubierta del libro editado y comentado por el historiador israelí Gabriel Gorodetsky aparece el protagonista de los diarios secretos, Iván Maiski, junto a Winston Churchill. Ambos personajes construyeron una buena relación y trabajaron codo con codo para que las relaciones diplomáticas entre Gran Bretaña y la URSS se mantuvieran con buena salud. 

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Presentación del libro El cuaderno secreto de Iván Maiski

En motivo de la presentación del libro, el autor de la edición comentada de El cuaderno secreto de Iván Maiski, Gabriel Gorodetsky, visitó Barcelona y participó en un acto en la editorial RBA. 

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Gabriel Gorodetsky en la presentación del libro

Durante el acto que tuvo lugar en la sede de la editorial responsable de la publicación del libro –RBA– Gabriel Gorodetsky dio una conferencia y estuvo acompañado de Shlomo Ben Ami, un historiador israelí que fue el segundo embajador de este país en España

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Gorodetsky durante la conversación con Shlomo Ben Ami

Gabriel Gorodetsky y Shlomo Ben Ami comparten impresiones sobre el personaje de Iván Maiski. Sobre ellos, una imagen que forma parte del libro en la que se puede ver a Iván Maiski antes y después de que fuera arrestado por las autoridades soviéticas cuando ya había vuelto a su país. Fue acusado de espionaje y sentenciado a muerte, pero se salvó porque Stalin murió dos semanas antes de la fecha prevista para su ejecución. 

Serendipity. Un concepto que se define como algo parecido al azar es el responsable, según el historiador israelí Gabriel Godoretsky, del descubrimiento de un documento histórico único en su especie. Lo cierto es que, si bien es posible que la casualidad tenga algo que ver con la aparición del diario de Iván Maiski, el embajador soviético en Londres durante una década clave –los años previos a la Segunda Guerra Mundial y los primeros del conflicto–, tras este sorprendente encuentro Gorodetsky tuvo que dedicar mucho tiempo y esfuerzo a la edición de los textos.

A pesar del terror que ejercía el gobierno de Stalin sobre la sociedad en plena época de purgas políticas, el embajador Iván Maiski se atrevió a dejar constancia por escrito de sus actividades, algo terminantemente prohibido por el líder soviético. Por ello, las notas más personales de Maiski fueron confiscadas y han permanecido escondidas durante casi 50 años.

En El cuaderno secreto de Iván Maiski, publicado ahora por RBA, descubrimos la complejidad, la dualidad y la ambigüedad de una época que la historia ha definido siempre a partir del enfrentamiento de dos bloques perfectamente definidos y compactos. Maiski se desvela como un gran narrador que nos acerca a la intimidad de figuras destacadas como Churchill, con quien solía compartir conversaciones que más tarde el primer ministro inglés se empeñaría en esconder. Analista perspicaz, fue un ferviente defensor de la intervención rusa en la Guerra Civil española a favor del bando republicano, en cuya derrota vio el “principio del fin”.

Historia National Geographic - HNG: Cuando en el año 1993 y a raíz de una investigación paralela llegaron a tus manos por casualidad los diarios de Maiski que habían permanecido escondidos prácticamente durante 50 años, ¿fuiste consciente desde el principio de la importancia de los documentos que hallaste sin buscar?

Gabriel Gorodetsky - GG: Muchos de los descubrimientos históricos son fruto del azar (serendipity). Las relaciones entre Israel y la URSS empezaron a establecerse después de la guerra de los 6 días de 1967, y en 1991 se decidió publicar unos documentos sobre las relaciones entre ambos países que ayudasen a superar la hostilidad que había existido. Cuando empecé a trabajar con los archivos del ministerio de exterior ruso, algunas de las personas que trabajan allí recordaban que existía una entrada con información relacionada y nos dirigimos directamente a los archivos de 1941, en los que se hablaba de la invasión alemana de Rusia. Cuando pusieron en mis manos sus 400 páginas casi me desmayo; eran los diarios de Iván Maiski.

No es que no supiéramos que existían, pero el cuaderno había sido confiscado cuando Iván Maiski fue detenido casi 50 años atrás porque contenía demasiados secretos, y nunca fue devuelto a su propietario. Restrospectivamente se puede decir que fue un descubrimiento increíble, sin precedentes, porque nadie había dejado ningún diario escrito con estas características durante esa época.

HNG: Hablemos ahora del protagonista del libro. En la prensa, en las críticas y reseñas del libro y a lo largo de la historia, Iván Maiski ha recibido muchos apodos; Il Giocondo, el embajador del diablo... ¿Cuál crees que es el apodo que mejor le define?

GG: No escogería ninguno de los mencionados porque todos ellos le fueron otorgados por personas que eran muy críticas con él, algunas de las cuales eran incluso antisemitas. Chamberlain dijo “he conocido a este judío, malicioso y astuto.” Era un hombre bajito, su sonrisa era muy carismática, la gente lo encontraba divertido, pero yo escogería un adjetivo que mostrase su inteligencia, su perspectiva y perspicacia, y descartaría todos estos que inventaron sus enemigos. Aunque no Churchill, que era un buen amigo y nunca habló mal de él.

HNG: Desde Historia National Geographic hemos publicado un número especial sobre el papel de los espías durante la Segunda Guerra Mundial, donde en muchas ocasiones el personal diplomático juega un papel protagonista. A veces a sabiendas y otras de forma involuntaria se convirtieron en transmisores de información entre gobiernos enemigos. ¿Desvelan los diarios de Maiski secretos o información reveladora a la que él tuvo acceso?

GG: Dado que estáis preparando ese número quería añadir algo. Una de las cosas que el diario revela de forma definitiva e incontestable es que se le ha dado demasiada importancia a esta imagen romántica de la trascendencia de los espías en este contexto. Sobretodo en Rusia, por ejemplo con los "5 de Cambridge", Philby y los demás. Lo que nos dieron los espías rusos fue solamente la punta del iceberg comparado con lo que este buen embajador pudo conseguir de sus interlocutores, una amplia red de personalidades políticas de primera línea.

Maiski tenía una memoria increíble, lo que le permitía mantener una entrevista con Churchill durante dos horas, salir y reescribir textualmente todo lo que habían hablado. Y eso es lo que hace que el diario sea tan vívido, tienes la sensación de que estás ahí porque él utiliza un estilo directo. Alrededor de esta época, describe como los británicos pusieron delante de él lo que describe como una “ingente cantidad de telegramas”, los cuales reproducía casi literalmente en su diario.

Lo que quiero decir es que un buen embajador era un gran activo mucho más importante que algunos espías, especialmente en el caso de Rusia, porque Stalin no tenía ninguna confianza en los espías, ya fueran de uno u otro bando. Lo que quiero mostrar en el libro es la importancia de la información que puede llegar a conseguir un embajador. Y el contraste con el cuidado que él ponía en omitir, esconder y ser muy discreto y el descuido de sus interlocutores con la gestión de información sensible.

HNG: ¿Se podría decir que las revelaciones del cuaderno de Maiski han reescrito pedacitos de la historia?

GG: Sí, estoy convencido. Durante la Guerra Fría la tendencia era hacer ideología con la historia, y no solo en el bando soviético, sino también en occidente. Siempre he pensado que los historiadores occidentales estaban más politizados que los historiadores soviéticos, quienes para sobrevivir no tenían elección y debían seguir las directrices. Sin embargo, en las democracias occidentales los historiadores tenían libertad y aún así se posicionaban claramente, de forma voluntaria. Esta es la causa de que no tengamos una narrativa adecuada que explique las posiciones políticas de la URSS en esa época. Sobretodo las personalidades, no las conocemos.

A través de estos diarios hay muchos temas que se pueden revisar. Por ejemplo, uno de los debates más importantes son los pasos que siguió la URSS hasta llegar a la firma del pacto Ribbentrop-Mólotov. Sabemos que este pacto permitió a Hitler empezar la guerra sin tener que luchar contra la oposición de Francia. Y los rusos hicieron de todo para esconder la información de cómo se tomó esta decisión. Se decía que se había pactado con prisas, a última hora y de manera precipitada, sintiendo que no había otra opción. Pero si leemos los diarios con cuidado vemos como fue un proceso muy largo y debatido.

Podemos ver también el impacto del poder político en la Guerra Civil española, algo que en ocasiones se suele pasar por alto. O las relaciones con Francia, desde el 1934 hasta 1937, y como desde principios de 1939 ya era muy evidente una clara tendencia a aislar la zona sur, un tema de gran importancia. Otro tema de gran relevancia fue la apertura del segundo frente durante la Segunda Guerra Mundial, algo que podría haber cambiado toda la historia de la guerra. Se puede ver como Churchill, actuando en función de los intereses del imperio británico, pospuso el asunto del segundo frente, con todas las consecuencias para el conflicto en curso y para la posterior Guerra Fría.

HNG: Parece que Maiski fue una figura situada entre dos mundos, un hombre complejo, difícil de definir. A pesar de ser el embajador ruso en Londres, nunca llegó a tener la confianza de Stalin y, a pesar de ser un comunista convencido, en Londres se sentía “como en casa”. ¿Fue esta condición ambivalente una ventaja para desarrollar su papel como embajador soviético en Inglaterra?

GG: Tal como muestro en mis comentarios del libro, fue una gran ventaja. Desde el principio él afrontaba la cuestión de como mantenerse fiel a la revolución y al mismo tiempo, digamos, “dormir con el enemigo”. Especialmente porque su objetivo era poner a los conservadores de su lado, porque con el resto ya mantenía buenas relaciones. Gracias a su aceptación en la sociedad londinense, pudo acercarse mucho a la burguesía. Además, le gustaba la buena vida, disfrutaba en Londres. Es cierto que esto le ponía en una situación compleja, y es justo lo que trato de mostrar, la complejidad de los asuntos, de la gente, en contraste con la simplicidad con la que solemos presentar y describir los conflictos históricos.

HNG: ¿Crees que Maiski y el papel que jugó durante esta década clave fue todo lo que un embajador debería ser, un paradigma de la diplomacia en tiempos de conflicto?

GG: Pienso que en muchos aspectos se podría decir que este hombre inventó la diplomacia moderna. Hasta ese momento la diplomacia se basaba en trabajar con la gente de tu misma profesión o con políticos relevantes del momento, pero lo que él hizo fue llevar la diplomacia hacia una esfera más amplia. Fue capaz de manipular a los medios y cambiar las relaciones públicas del país.

HNG: ¿Es posible que Maiski en ocasiones actuara al margen o de forma independiente de las directrices que marcaba la política exterior de la URSS? ¿Podía tomar sus propias decisiones?

GG: Primero que todo, hay que tener en cuenta el poder de Maiski de influenciar la opinión pública. En esos momentos, la opinión pública decía que la política soviética era revolucionaria, que cada movimiento estaba enfocado a extender el comunismo. Por ejemplo, se decía que la intervención en la Guerra Civil de España buscaba bolchevizar la población, y sin embargo la política soviética desde el 1927 había sido más bien realpolitk.

El problema para él fue conseguir establecer su propia imagen, lo cual era muy difícil porque debía mostrarse como un comunista ejemplar y a la vez ser un buen diplomático. Hay muchos momentos en el diario donde se aprecia claramente que se dedica a bailar el agua a su interlocutor. Pero por otro lado, no hay duda de que el embajador soviético podía iniciar política: podía parecer que todo eran dictados de Stalin, pero los diarios muestran que en muchas ocasiones era al revés. Tuvo que encontrar el equilibro sin ser demasiado prominente.

HNG: ¿Fue realmente tan cercana como parece la relación entre Maiski y Churchill? ¿Era pura estrategia política de ambos o había conexión real entre ellos?

GG: La línea es muy fina. Puesto que fueron muy, muy activos trabajando juntos para la paz, al final la relación se convirtió en personal. Como se puede ver en los diarios, Maiski iba a su casa del campo, con su familia, así que había mucha sintonía personal. El principal problema es que vemos como de intensas eran sus relaciones, pero no tenemos documentación sobre esta cuestión, en ninguna parte. Cuando Churchill escribió sus memorias, en 1953, durante la guerra fría, cuando era primer ministro por segunda vez, su objetivo era reconstruir las buenas relaciones con los americanos. Y las relaciones íntimas con Maiski ahora le resultaban vergonzosas. En el borrador de las memorias había un capítulo llamado “el episodio Maiski”, pero lo eliminó. Y si observamos sus memorias en el momento del inicio de la guerra, Maiski es mencionado sólo dos veces. Esto confirma que él también estaba contagiado de esta mentalidad de purga. Sin embargo los diarios muestran que su relación llegó a ser realmente muy cercana.

HNG: En el Cuaderno Secreto de Maiski hay muchas entradas en las que el embajador escribe sus impresiones sobre la España de la época. ¿Qué dirías que es lo más interesante que encontrarán los lectores españoles en las palabras de Maiski?

GG: Creo que hay muchos niveles. Unos estarán interesados en las comparaciones entre Franco y España y la URSS, otros se sentirán atraídos por las cuestiones relacionadas con el compromiso ruso con la Guerra Civil, y otros estarán interesados en descubrir revelaciones sobre los orígenes de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Fría, con datos que ayudan a comprender mejor la Rusia de nuestros días.

Pero creo que la faceta personal es lo más interesante porque no sabemos nada sobre las personalidades soviéticas, sólo sabemos sobre Stalin y nadie más. Conocemos los nombres y poco más, y en estos diarios se revela la personalidad más íntima de figuras de la primera línea política soviética de la época.

HNG: Teniendo en cuenta la manera tan fortuita en que estos diarios llegaron a tus manos, ¿crees que es posible que en un futuro acaben saliendo a la luz más documentos de este tipo?

Por todo lo que te he dicho anteriormente, nadie tenía el coraje de poner todas estas impresiones tan personales y a la vez tan trascendentales sobre papel. Lo peor de tener un documento por escrito era que todo podía ser usado en tu contra, y el cuaderno hubiera sido suficiente para condenar a Maiski. Por lo tanto este documento es realmente el único de estas características y de esta magnitud, no sólo de los publicados sino de los que existen.