En 1923, el egiptólogo norteamericano Herbert E. Winlock se hallaba excavando en la zona de Deir el-Bahari, donde se alza el magnífico templo funerario de la reina Hatshepsut, por cuenta del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York cuando, junto a la tumba del tesorero real Khety (TT311), él y su equipo descubrieron una tumba excavada en la roca a la que bautizaron como MMA 507. En su interior, los arqueólogos hicieron un hallazgo sorprendente que dejaba bien a las claras que la tumba había sido salvajemente saqueada en el pasado: un montón de restos humanos diseminados por todas partes. El propio Winlock describe así lo que encontraron: "El lugar había sido completamente saqueado hacía años, y entre los jirones de lino esparcidos por todas partes yacía un buen número de cuerpos horriblemente mutilados. Parecía poco probable que los ladrones hubieran dejado algo para nosotros...".
Winlock, bastante decepcionado al comprobar que la tumba estaba vacía, a excepción de sus lóbregos ocupantes, y en vista de lo poco atractivo de su contenido para los parámetros de la época, decidió sellarla y posponer su excavación. El equipo no regresaría al lugar hasta marzo de 1927 y los trabajos confirmaron las primeras impresiones, que en el lugar yacían unos sesenta cuerpos (curiosamente, todos sin momificar excepto dos), y los fragmentos de dos o tres ataúdes de madera de baja calidad. Winlock y su equipo pensaron en un principio que el escondrijo era en realidad de una especie de catacumba de época tardía: "El aspecto de los cadáveres era realmente desagradable [...] y todos ellos parecían ser los cuerpos consumidos de un grupo de coptos (cristianos egipcios). Sin embargo había algo que no encajaba", escribió el egiptólogo en su diario de excavación.
Un conjunto de soldados "etiquetados"
Con todo, el hallazgo más sorprendente que se hizo en la tumba MMA 507 fueron unas etiquetas de lino dispuestas sobre los cuerpos que detallaban lo que parecían los nombres de estas personas, escritos en hierático (una forma cursiva de la escritura jeroglífica) del Reino Medio (1940-1760 a.C.). Winlock fue leyendo absolutamente desconcertado los nombres de estos individuos: Ameny, Sobekhotep, Sobeknakht, Intef... Y así hasta 62 nombres típicos de este período de la historia egipcia. En la tumba también se localizaron arcos, flechas y varias muñequeras (una de ellas aún en la muñeca de su propietario), un tipo de elemento que llevaban normalmente los arqueros egipcios.

Muñequera de arquero hallada en la tumba MMA 507, en Deir el-Bahari. MET, Nueva York.
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Etiqueta de lino con escritura. MET, Nueva York.
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Escritura en una etiqueta de lino hallada en MMA 507. MET, Nueva York.
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Winlock decidió entonces llevar a cabo un minucioso estudio de los cuerpos y se puso en contacto con el doctor Douglas Derry, un prestigioso anatomista que vivía en El Cairo, para que le ayudase en esta ímproba tarea. El examen de los cuerpos reveló que estos individuos enterrados en grupo fueron "hombres vigorosos, muertos en la flor de la vida (entre los 30 y los 40 años). Ninguno de ellos tenía la cabeza afeitada, al contrario, todos ellos tenían un grueso mechón de pelo en la nuca, igual que las estatuillas contemporáneas de los soldados de Asiut", escribió Winlock (el egiptólogo hacía referencia al conjunto de maquetas funerarias descubiertas en 1894 en la tumba del gobernador Mesheti, en Asiut, que representan batallones de soldados de élite en formación de combate).
En la tumba también se localizaron arcos, flechas y varias muñequeras (una de ellas aún en la muñeca de su propietario), un tipo de elemento que llevaban normalmente los arqueros egipcios.
Pero faltaba por ver si, en efecto, se trataba de soldados muertos en batalla. Algo que se demostraría poco después. "Habíamos tomado medidas de los nueve primeros cuerpos cuando, al colocar el décimo sobre la mesa [...] una punta de flecha asomaba en su pecho. Cuando terminamos de reconocer los cuerpos habíamos identificado una docena de heridas de flecha, otras 28 causadas por hondas o proyectiles similares, o bien por las mazas utilizadas para rematar a los caídos. Seis de los cuerpos habían sido, además, presa de las aves de rapiña", informó Winlock.
¿Quiénes eran los soldados de la tumba MMA 507?
Herbert Winlock publicaría años más tarde, en 1945, los resultados de su investigación en un libro titulado Los soldados asesinados de Nebhepetre Mentuhotep, donde el eminente egiptólogo explicaba que estaba seguro de que todos estos hombres habían caído luchando al servicio de este faraón de la dinastía XI (2080-1940 a.C.), que reunificó el país tras el caos que representó el Primer Período Intermedio (2100-1940 a.C.). Lo que no pudo averiguar Winlock es porqué lucharon y murieron estos soldados, aunque teorizó que posiblemente pudieron haber formado parte del ejército reunificador y que murieron durante el sitio a la ciudadela de Heracleópolis, cerca del oasis de El Fayum. Prueba, además, del reconocimiento real hacia estos hombres sería, según el egiptólogo, el hecho de que hubieran sido enterrados cerca de donde se alzaba el templo funerario de Mentuhotep (que se levanta junto al de Hatshepsut, en el circo rocoso de Deir el-Bahari).

Deir el-Bahari, en Egipto. En la imagen, a la derecha, el gran templo funerario de la reina Hatshepsut, y a la izquierda, los restos del templo erigido por Mentuhotep.
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Pero las conclusiones de Winlock han sufrido, con los años, varias revisiones. En 1998, el arqueólogo alemán Hans Wolfgang Müller dijo que un entierro masivo no parecía algo muy honorable, y propuso la hipótesis de que los cuerpos hallados en la MMA 507 fueran en realidad prisioneros de guerra. Unos años después, en 2003, la egiptóloga Carola Vogel revisó a fondo los hallazgos de Winlock y llevó a cabo una reinterpretación de los mismos. Entre otras cosas, Vogel afirmó que aunque se hallaron 59 cráneos en la tumba, posiblemente los allí enterrados eran muchos más debido a la gran cantidad de fragmentos óseos que se localizaron por todas partes.
La egiptóloga Carola Vogel afirmó que aunque se hallaron 59 cráneos en la tumba, posiblemente los allí enterrados eran muchos más debido a la gran cantidad de fragmentos óseos que se localizaron por todas partes.
La investigadora también revisó la datación y llegó a la conclusión de que la escritura hallada en las vendas de lino data de inicios de la dinastía XII (1939-1760 a.C.), concretamente de los reinados de Amenemhat I y Sesostris I, lo que retrasaría la cronología propuesta por Winlock, que había afirmado que estos soldados vivieron durante el reinado de Mentuhotep II. Por último, Vogel opinó que aunque es difícil establecer una datación exacta, los soldados de la MMA 507 seguramente murieron en algún combate acaecido bajo los reinados de alguno de estos dos faraones y fueron enterrados rápidamente y sin muchas ceremonias en una tumba vacía (recordemos que la mayoría de cuerpos estaba sin momificar), así que, en este caso, la cercanía del templo funerario de Mentuhotep sería algo casual.
Pero no todos los egiptólogos opinan lo mismo. Por ejemplo, Salima Ikram, de la Universidad Americana del Cairo y experta en momias, cree que Winlock tenía razón y que los sesenta soldados formaron parte del ejército reunificador de Mentuhotep, y que probablemente sí que murieron durante el sitio de Heracleópolis. En vista de todo ello, ¿podremos algún día conocer qué les sucedió en realidad a los sesenta soldados de la tumba de Deir el-Bahari? Sin duda, se trata de otro fascinante misterio que la egiptología tiene el reto de intentar resolver.