Actualizado a
· Lectura:
El yacimiento de La Garma es, sin duda alguna, uno de los más importantes de España. Tanto es así que consiguió el último Premio Nacional de Arqueología y Paleontología de la Fundación Palarq. Y los arqueólogos que allí trabajan no paran de encontrar vestigios de los antiguos pobladores de la zona. Allí ya se han desenterrado hasta el momento desde restos humanos de hasta 400.000 años de antigüedad, más de 76.000 artefactos y además en sus paredes se han descubierto cientos de pinturas murales.
Fue precisamente durante una expedición para recoger muestras del río subterráneo que corre por la gruta, que los arqueólogos Mariano Luis Serna y Juan Cano encontraron en la Galería Basal, una de las más profundas de La Garma, los huesos de unos individuos que vivieron allí en el siglo VII.
Enterrados a 50 metros
Los restos mortales no son los primeros de época visigoda en aparecer dentro de la cueva, pues ya se habían hallado otros cinco cuerpos en un nivel superior acompañados por un ajuar escaso y nada lujoso. Sin embargo estos son los primeros en ser descubiertos junto con dos dagas de un solo filo (scramasax) y una gran espada de 85 centímetros de largo, halladas junto a un pequeño caldero ritual de acetre.
Este tipo de armamento era caro, por lo que se cree que los tres individuos eran nobles o miembros importantes de la sociedad visigoda que se dedicarían a la guerra de forma profesional.
Además, según los arqueólogos, el hecho de que los huesos se encontraran a 50 metros de la entrada se ha atribuido a la voluntad de protegerlos de bestias y saqueos, pues es necesario un complejo recorrido de tres horas para llegar al recóndito lugar en el que fueron enterrados.

Tras recorrer cincuenta metros hasta las entraña de la cueva los arqueólogos procedieron a extraer los restos.
Foto: Pedro Saura, UNICAN
Llenar el vacío histórico
Afortunadamente estos huesos fueron cubiertos por una patina de manganeso, que los ha conservado en perfecto estado en medio de un ambiente frío y húmedo. Gracias a ello los investigadores esperan poder obtener más información del hallazgo en el laboratorio de la Universidad de Cantabria, donde ahora mismo están siendo procesados para prevenir su desintegración.

Entre las estalagmitas de la Garma se pueden observar los restos visigodos encontrados en los niveles superiores de la cueva.
Foto: UNICAN
Nuevas técnicas arqueológicas
Los especialistas esperan determinar el lugar de procedencia de estos guerreros mediante la extracción de sus isótopos de estroncio, al tiempo que los de nitrógeno y carbono permitirán reconstruir su dieta y los lugares por los que pasaron en vida.
Finalmente la obtención del ADN y su datación por carbono 14 permitirán saber las relaciones familiares que los unían y la fecha de defunción de unos restos excepcionales, tanto por su rareza como por su perfecta conservación.