En 2014 el descubrimiento de un esquí en la zona de Digervarden (Noruega) fue toda una sorpresa para los arqueólogos. El artefacto se había mantenido en tan buen estado que conservaba las ligaduras para los pies, algo que solo se había registrado antes en un ejemplar de Finlandia.
La pieza fue fechada sobre el año 750 mediante carbono 14 y a lo largo de los años siguientes se buscó sin éxito a su pareja, que ahora ha sido hallada en el mismo lugar tras pasar los últimos siglos enterrada bajo cinco metros de hielo.
Un descubrimiento muy anhelado
El 20 de septiembre pasado dos investigadores del programa Secretos del Hielo organizaron una nueva visita al lugar. A lo largo del verano, habían comprobado que la placa de hielo que recubría la zona se había reducido por el calor, por lo que consideraron oportuno inspeccionar el lugar de nuevo.

El esquí encontrado en 2014 era el más bien conservado de toda Noruega.
Foto: Vegard Vike, Museo de Historia Cultural, Universidad de Oslo. Dibujo: Ingvild Tinglum Bøckman, secretsoftheice.com

Cuando encontraron el artefacto la mitad permanecía enterrada en el hielo.
Foto: Andreas Christoffer Nilsson, secretsoftheice.com
Tras dejar su coche en el valle, Runar Hole y Bjørn Hessen ascendieron hacia Digervarden por la pendiente helada de la montaña equipados con un GPS portátil y una cámara de fotos. Al llegar pudieron comprobar satisfechos que gran parte del hielo había desaparecido, así que localizaron el punto donde se había producido el hallazgo de 2014 e iniciaron la exploración.
Inmediatamente advirtieron una pieza de madera que sobresalía del terreno y al acercarse descubrieron exultantes un esquí práctimante idéntico al encontrado en 2014. Sin embargo el artefacto estaba incrustado en el hielo por lo que, tras fotografiarlo y registrar su posición, emprendieron el camino de vuelta, decididos a regresar al día siguiente mejor equipados con picos y palas.

Encabezados por Finstadt los arqueólogos se dirigen hacia Digervarden.
Foto: Andreas Christoffer Nilsson, secretsoftheice.com
Lamentablemente esa misma noche una tormenta de nieve se abatió sobre toda la región, cubriendo el hallazgo e impidiéndoles regresar hasta pasados seis días. Así en cuanto amainó el temporal se reunió un equipo de siete personas y un perro, que emprendieron la marcha montaña arriba decididos a traer el artefacto de vuelta.
Rescatado del hielo
Una vez los especialistas alcanzaron la placa de hielo descubrieron desolados que la nieve había borrado todo rastro del artefacto. Pese a este contratiempo se valieron de las fotografías y las mediciones GPS para volver a encontrar la pieza, que debían extraer antes de que llegara una nueva nevada y las heladas de Otoño.
Una vez hubieron dado con el esquí quitaron la nieve reciente con una pala y emplearon un pico para cortar cuidadosamente el hielo a su alrededor. Finalmente calentaron agua en un hornillo para verterla sobre la pieza y descongelar la parte inferior.

Julian Post-Melbye deja al descubierto la parte superior del esquí.
Foto: Andreas Christoffer Nilsson, secretsoftheice.com

El guía de montaña Dag Inge Bakke usa un pico para liberar los lados del artefacto.
Foto: Espen Finstad, secretsoftheice.com

El agua tibia permitió deshacer el hielo de la parte inferior sin causar daños.
Foto: Andreas Christoffer Nilsson, secretsoftheice.com
Al desenterrar el esquí los arqueólogos noruegos le dieron la vuelta y con gran alegría comprobaron que en la otra cara había unas ataduras para el pie idénticas a las encontradas siete años atrás. Tras tomar instantáneas y mediciones, envolvieron la pieza en papel de burbujasy la empaquetaron en una caja especialmente construida.
Un hallazgo excepcional
El esquí mide 187 centímetros de largo por 17 de ancho, por lo que es un poco más grande que el de 2014. La maciza pieza fue cortada de un solo tronco, y se le talló una plataforma elevada para sujetar el pie mediante tiras de abedul trenzado y cuero. El artefacto incluso había sido reparado, como demostraba un tacón de madera incrustado en lugar de una sección dañada.

Las ligaduras constaban de una cuerda de abedul para los dedos y una tira de cuero que sujetaba el talón.
Foto: Ingvild Tinglum Bøckman, secretsoftheice.com

Reposapiés del esquí con un tacón de madera insertado a modo de reparación.
Foto: Espen Finstad, secretsoftheice.com
Al igual que el de 2014, este esquí tiene en su punta delantera un agujero, que se usaba según los especialistas para arrastrarlo cuando no había nieve ni pendiente. Sin embargo ambos diferían en la decoración grabada de su parte superior y en el hecho que primero terminaba por detrás en una línea recta y el segundo en una punta.
Sin embargo estas divergencias no implican que ambos esquís no fueran de la misma persona, pues se trata de piezas que fueron fabricadas individualmente por uno o más artesanos, quienes les daban una forma u otra según sus preferencias y las características de la madera.

Tras recuperar el artefacto el equipo de Finstadt lo fotografió y midió como paso previo a su análisis en el laboratorio.
Foto: Espen Finstad, secretsoftheice.com
Pero el detalle más importante del esquí son sin duda las ataduras para los pies, un elemento nada habitual dada su gran fragilidad. En la parte delantera se trenzaron cuerdas con hebras de abedul para sujetar los dedos, mientras que detrás una pieza de cuero mantenía el talón en su sitio. Curiosamente encontraron parte de las hebras alrededor de la pieza, por lo que estas se habrían roto como causa de una caída o simplemente por efecto de siglos de heladas.
¿Un accidente?
A ese respecto los investigadores creen que los patines debieron ser abandonados a causa de una herida grave, pues se trataba de objetos de gran valor que solo serían descartados si su propietario se encontraba demasiado débil para cargar con ellos.

Reconstrucción de un viajero de la Edad del Hierro con copias del patín de 2014.
Foto: Espen Finstad, secretsoftheice.com

Tras el descubrimiento del primer esquí se construyó una recreación con los mismos materiales y técnicas del siglo VIII.
Foto: Espen Finstad, secretsoftheice.com
Así este podría haber sufrido un accidente —quizá por culpa de la rotura de las ligaduras— y tras lesionarse se habría visto obligado a dejar los esquís en la montaña para no morir congelado. Mientras se recuperaba, una nevada habría cubierto los patines, borrando su rastro e impidiendo su recuperación.
El lugar donde han sido encontrados es asimismo un punto de interés para el equipo, pues se cree que era un camino de montaña que conectaba dos valles entre sí y en el que se han hallado restos de otras épocas como un trineo del siglo XVIII.

Mientras buscaban el segundo esquí los arqueólogos dieron con este patín de trineo de 300 años de antigüedad.
Foto: secretsoftheice.com
La pieza ha sido llevada al laboratorio para su datación por carbono 14, un proceso que los investigadores están seguros que confirmará su fabricación en el mismo momento que el esquí encontrado hace siete años. Mientras tanto Secretos del Hielo seguirá recorriendo las montañas de Noruega en busca de nuevos descubrimientos.
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