Arqueología en Egipto

Hallan restos de los cráneos de nueve cocodrilos en dos tumbas egipcias

Un equipo de arqueólogos polacos, que excava desde hace años en la necrópolis tebana de el-Asasif, ha descubierto los fragmentos de nueve cabezas de cocodrilo que fueron depositadas en el interior de las tumbas de dos nobles, un hallazgo único y sorprendente debido a su rareza.

A la derecha, necrópolis de el-Asasif donde pueden verse las tumbas excavadas en el macizo rocoso. A la izquierda, al fondo, el templo funerario de la reina Hatshepsut.

A la derecha, necrópolis de el-Asasif donde pueden verse las tumbas excavadas en el macizo rocoso. A la izquierda, al fondo, el templo funerario de la reina Hatshepsut.

A la derecha, necrópolis de el-Asasif donde pueden verse las tumbas excavadas en el macizo rocoso. A la izquierda, al fondo, el templo funerario de la reina Hatshepsut.

Foto: PCMA UW Asasif Project/ P. Flaco

Frente a la antigua ciudad de Tebas, la actual Luxor, en la orilla occidental del Nilo se extiende la necrópolis tebana. En este lugar del Alto Egipto, se hicieron enterrar la mayoría de faraones y nobles, principalmente durante el Reino Nuevo. Así surgieron el Valle de los Reyes y el de las Reinas, así como el Valle de los Nobles quienes, de esta manera, y como era tradición desde los albores de la historia egipcia, deseaban ser enterrados cerca del faraón y disfrutar junto a él de la eternidad.

Durante la dinastía XVIII empezaron a construirse tumbas en diversas áreas de la orilla occidental, como Dra Abu el-Naga y Qurna, y los artesanos, que trabajaban en la construcción de los templos funerarios reales y las tumbas de los faraones, se construyeron sus propias sepulturas en el llamado Valle de los Artesanos. Como hemos visto, las necrópolis ocupan la orilla occidental del río puesto que para los antiguos egipcios el Oeste era el lugar donde se hallaba el inframundo (duat). 

Cráneos de cocodrilo

Justo al oeste de  la calzada que conduce al templo funerario de la reina Hatshepsut en Deir el-Bahari se extiende la necrópolis de el-Asasif, donde se hicieron enterrar principalmente altos funcionarios egipcios de las dinastías XVIII, XXV y XXVI. En este lugar, un equipo de arqueólogos del Centro de Arqueología Mediterránea de la Universidad de Varsovia, dirigido por Patryk Chudzik, ha realizado un hallazgo insólito: nueve cabezas de cocodrilo que se habían dispuesto en el interior de dos tumbas pertenecientes a nobles de alto rango. 

Estas cabezas, que se descubrieron entre un montón de escombros, no estaban momificadas, sino tan solo envueltas en tela. Al desenvolverlas, los arqueólogos descubrieron fragmentos de los cráneos, así como mandíbulas y dientes de estos animales.

En la necrópolis de el-Asasif se hicieron enterrar altos funcionarios de las dinastías XVIII, XXV y XXVI.

Fragmentos de la mandíbula de uno de los cocodrilos descubiertos en una de las tumbas de la necrópolis de el-Asasif. 

Fragmentos de la mandíbula de uno de los cocodrilos descubiertos en una de las tumbas de la necrópolis de el-Asasif. 

Fragmentos de la mandíbula de uno de los cocodrilos descubiertos en una de las tumbas de la necrópolis de el-Asasif. 

Foto: PCMA UW Asasif Project/ M. Jawornicki/ U. Iwaszczuk

El resultado del estudio de estos sorprendentes hallazgos acaba de ser publicado en Journal of African Archaeology. El equipo arqueológico polaco que lo ha llevado a cabo ha estado estudiando desde 2013 dos tumbas de esta necrópolis que fueron excavadas hace más de un siglo por el arqueólogo Herbert Winlock, del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (MET). Una de ellas pertenece a un noble llamado Cheti, que al parecer fue un importante funcionario durante el reinado de Mentuhotep II (2009-1959 a.C.), y la segunda probablemente perteneció a un visir que sirvió en la corte del mismo faraón.

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Sobek, un dios protector

Según Patryk Chudzik, se trata de un "descubrimiento único", puesto que no es habitual el hallazgo de restos de estos reptiles en las tumbas, sino que es algo más característico de los templos. En todo caso, los ejemplares estudiados pertenecen a la especie Crocodylus niloticus, una de las cuatro especies de cocodrilos que habitan en África, aunque, como se ha apuntado, de ellos solo quedan los fragmentos de cráneos y mandíbulas. A su mala conservación puede haber contribuido la excavación llevada a cabo por Winlock, quien en aquel momento no prestó demasiada atención a estos restos de animales, priorizando el estudio de otros materiales.

A la mala conservación de los restos puede haber contribuido la excavación llevada a cabo por Winlock hace un siglo.

Restos de cocodrilos preservados con la piel y el tejido que los envolvía.

Restos de cocodrilos preservados con la piel y el tejido que los envolvía.

Restos de cocodrilos preservados con la piel y el tejido que los envolvía.

Foto: PCMA UW Asasif Project/ M. Jawornicki/ P. Chudzik/ U. Iwaszczuk

Y ¿por qué cocodrilos? En el antiguo Egipto, el dios Sobek, que era el dios de la fertilidad, la vegetación y la potencia creadora, a la vez que una divinidad protectora, estaba representado por un hombre con cabeza de cocodrilo. Los antiguos egipcios asociaron a Sobek con los dioses Amón, Re (como Sobek-Re), Horus, Herishef e incluso Seth. "El alma del difunto cuya tumba contenía cabezas de cocodrilo estaba protegida por Sobek y la forma combinada de Sobek-Re. De esta manera podría tomar la forma de un dios y así adquirir sus poderes para estar protegido frente a los peligros que acechaban en el más allá", concluye Chudzik.

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