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Herculano fue descubierto en 1709, cuando un príncipe francés empezó a cavar túneles atraído por las historias de tesoros romanos ocultos bajo la roca volcánica. Al saqueo de estos primeros anticuarios le siguió una excavación mucho más rigurosa durante los años ochenta y noventa del siglo pasado, que desveló una populosa ciudad en la que se encontraron algunas villas de la élite romana y los restos esqueléticos de más de 300 personas muertas durante la catástrofe.
A 26 metros bajo tierra
Ahora los trabajos se han vuelto a reiniciar con el fin de abrir un sendero que conduzca desde la ciudad hasta el antiguo paseo marítimo romano, pasando por el teatro y la villa de los Papiros. Ha sido mientras cortaban una ruta entre paredes volcánicas de 26 metros de altura que los arqueólogos han dado con los huesos carbonizados de un romano.
Tras un examen minucioso el esqueleto ha sido identificado como un varón de 40 a 50 años, que pereció al ser atrapado por la erupción mientras huía. Según el director de la excavación Francesco Sirano su muerte fue instantánea pero horrible, pues fue alcanzado por una oleada de gas a 500 grados centígrados que barrió la zona a 100 kilómetros por hora, aniquilando a los habitantes de la ciudad.
El calor fue tan intenso que le evaporó la carne de los huesos al destruir instantáneamente todo el oxígeno del cuerpo. Curiosamente este proceso ha dado a su esqueleto un tono rojizo, producto de la cocción de su sangre.

Junto con Pompeya Herculano es la ciudad más bien conservada de la Antigua Roma.
Foto: iStock

Las lujosas villas de la élite estaban decoradas con vívidos frescos de tema mitológico como este que representa a Hércules, Minerva y Juno.
Foto: Wikimedia Commons
Ahora que han desenterrado la capa más superficial de ceniza solidificada, Sirano y su equipo tienen la intención de extraer la roca que lo mantiene atrapado con ayuda de unas hojas de metal, y llevarla hasta el laboratorio para la exhumación y estudio del cuerpo.
2.000 años atrás
A mediados de octubre del año 79 el monte Vesubio estalló en llamas mientras se producían una serie de terremotos y lluvias de ceniza que alarmaron a la población. Del cráter emergió una enorme nube de humo que según pasaba el día se iba espesando hasta oscurecer el sol.

La erupción del Vesubio por William Marlow, 1768.
Foto: Wikimedia Commons
En la cercana base de Miseno el almirante Plinio el Viejo zarpó con sus galeras para evacuar a cuantos civiles pudiera. No obstante al llegar a la costa las naves se encontraron con un fuerte viento que las empujaba hacia tierra, por lo que para no estrellarse echaron el ancla y enviaron los botes, en los que desembarcó Plinio a fin de auxiliar a unos amigos.

Pueta de Herculano en Pompeya.
Foto: Cordon Press
Pese a lo dramático de la situación, la mayoría de piroclastos y ceniza caían sobre la ciudad de Pompeya más al sur, por lo que los vecinos de la costera ciudad de Herculano supusieron que lo peor había pasado, y se reunieron en la playa a la espera de ser evacuados por los marinos de la flota en cuando amainara el viento.
Sin embargo lo peor estaba por llegar, pues al día siguiente se produjo una nueva erupción que lanzó una letal nube de gas ardiente, cenizas y roca contra Herculano. En cuestión de minutos la avalancha cubrió completamente la ciudad, hundiendo techos y arrastrando maderos carbonizados a su paso. Los herculanenses corrieron entonces hacia el mar pero la mayoría fueron incinerados por la erupción o se asfixiaron en la playa. A lo largo del día nuevas erupciones irían cubriendo la zona, enterrando los restos de esta tragedia durante 1.630 años.

Uno de los 300 esqueletos encontrados en Herculano.
Foto: iStock

Tras la erupción Herculano (a la izquierda) quedó cubierto por una capa de roca y ceniza de 20 metros de altura (a la derecha).
Foto: iStock
Entre las víctimas se encontraba el hombre descubierto, que por la posición de su cuerpo (mirando hacia arriba y con la cabeza en dirección al mar) se dio la vuelta en el último momento para contemplar el horror que se le venía encima. A su alrededor se han encontrado algunas vigas de madera, que podrían haberle matado poco antes de que la ola de calor le golpeara.
Según afirma Sirano este hallazgo proporcionará muchas respuestas, y tampoco descarta encontrar otros cuerpos que ampliarán nuestro conocimiento de la erupción y el mundo romano.
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