Abel G.M.
Periodista especializado en historia y paleontología
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Un total de 17,5 toneladas de cenizas humanas, que equivalen a más de 8.000 víctimas del campo de concentración nazi de Soldau, en Polonia: este es el macabro descubrimiento que ha anunciado el Instituto de la Memoria Nacional (INR) polaco. Las cenizas se hallaban en dos grandes fosas comunes en las que los nazis habrían arrojado y quemado los cuerpos de los prisioneros del campo para borrar el rastro de lo que allí sucedía.
El anuncio se ha hecho durante una conferencia del INR realizada conjuntamente con la Comisión de Investigación de Crímenes contra la Nación Polaca en Gdańsk. Tomasz Jankowski, del INR, ha explicado que se han encontrado dos fosas llenas de cenizas junto con trazas de ropa, botones y otros objetos personales; y que las excavaciones continuarán por si hay más fosas. El cálculo de las víctimas se ha hecho tomando como referencia la cantidad media de cenizas resultante de la combustión de un cuerpo humano, que es de unos 2 kg. Los representantes han participado después en un homenaje a las víctimas frente al memorial del campo de Soldau.
Soldau (la actual población de Działdowo) era, oficialmente, un Durchgangslager o campo de tránsito para prisioneros de guerra polacos y más tarde un Arbeitserziehungslager o campo de trabajo. Sin embargo, después de la guerra las investigaciones concluyeron que había funcionado como un campo de exterminio para judíos así como para opositores políticos, intelectuales y clérigos polacos. Los datos indican que unos 30.000 prisioneros pasaron por el campo, de los cuales casi la mitad murieron, ejecutados o a causa del hambre o la enfermedad.
Según el INR, inicialmente los cuerpos habrían sido arrojados a una fosa común, pero ante el avance de los aliados los nazis habrían optado por desenterrar los cuerpos y quemarlos para intentar borrar cualquier rastro. Esto formaba parte de una directiva del gobierno alemán conocida como Aktion 1005, cuyo objetivo era eliminar pruebas de crímenes de guerra ante una previsible derrota frente a los aliados.